Doce años de cárcel y 260.000 euros para el homicida de un gijonés en el bar Diamante
El fallo se queda a medio camino de las peticiones de las acusaciones y la defensa, que solicitaban 15 y 10 años de prisión, y las partes estudian apelar
La sección segunda de la Audiencia Provincial ha condenado a una pena de 12 años de cárcel y al pago de indemnizaciones por importe de 260.000 euros a Adrián Carrizo Pérez, de 27 años, por la muerte de una puñalada en el corazón del vigilante de seguridad gijonés Miguel Rodríguez Morán, en el bar El Diamante de la plaza de Les Campes de Pola de Siero. El tribunal se queda a medio camino de las peticiones de las acusaciones y la defensa, que se movieron entre los 15 y los 10 años de cárcel. Tanto la defensa como la acusación particular estudian la presentación de un recurso de apelación ante el Tribunal Superior de Justicia.
Tras el veredicto del jurado hecho público el pasado viernes, que consideraba al acusado culpable de un delito de homicidio, quedaba por dilucidar qué pena se le impondría. Tanto el fiscal, Alberto Rodríguez Fernández, como el abogado de la familia de la víctima, José Joaquín García, solicitaron la máxima pena, quince años de prisión, al entender que el acusado había tenido una clara intención de matar, no se había preocupado en absoluto de la víctima, había huido del lugar del crimen y se había deshecho del arma, una navaja de 16,5 centímetros de largo, arrojándola a una alcantarilla. Por su parte, la defensa, a cargo de Ricardo Álvarez-Buylla, que había solicitado inicialmente tres años de cárcel por homicidio imprudente, terminó pidiendo diez años de prisión, la mínima pena por homicidio.
El acusado declaró en el juicio que nunca había intentado matar a la víctima, y que el apuñalamiento se había producido casualmente al caer ambos al suelo. La defensa incidió en que ninguno de los testigos había ofrecido una versión clara de lo ocurrido. La acusación particular había solicitado inicialmente 20 años de cárcel por un delito de asesinato y otro de tenencia de arma prohibida.
El fallo se queda a medio camino de las peticiones de las acusaciones y la defensa, que solicitaban 15 y 10 años de prisión, y las partes estudian apelar
La sección segunda de la Audiencia Provincial ha condenado a una pena de 12 años de cárcel y al pago de indemnizaciones por importe de 260.000 euros a Adrián Carrizo Pérez, de 27 años, por la muerte de una puñalada en el corazón del vigilante de seguridad gijonés Miguel Rodríguez Morán, en el bar El Diamante de la plaza de Les Campes de Pola de Siero. El tribunal se queda a medio camino de las peticiones de las acusaciones y la defensa, que se movieron entre los 15 y los 10 años de cárcel. Tanto la defensa como la acusación particular estudian la presentación de un recurso de apelación ante el Tribunal Superior de Justicia.
Tras el veredicto del jurado hecho público el pasado viernes, que consideraba al acusado culpable de un delito de homicidio, quedaba por dilucidar qué pena se le impondría. Tanto el fiscal, Alberto Rodríguez Fernández, como el abogado de la familia de la víctima, José Joaquín García, solicitaron la máxima pena, quince años de prisión, al entender que el acusado había tenido una clara intención de matar, no se había preocupado en absoluto de la víctima, había huido del lugar del crimen y se había deshecho del arma, una navaja de 16,5 centímetros de largo, arrojándola a una alcantarilla. Por su parte, la defensa, a cargo de Ricardo Álvarez-Buylla, que había solicitado inicialmente tres años de cárcel por homicidio imprudente, terminó pidiendo diez años de prisión, la mínima pena por homicidio.
El acusado declaró en el juicio que nunca había intentado matar a la víctima, y que el apuñalamiento se había producido casualmente al caer ambos al suelo. La defensa incidió en que ninguno de los testigos había ofrecido una versión clara de lo ocurrido. La acusación particular había solicitado inicialmente 20 años de cárcel por un delito de asesinato y otro de tenencia de arma prohibida.