El hermano del ladrón abatido por dos vigilantes afirma que «disparaban a dar»
Los guardas acusados de homicidio sostienen que realizaron disparos «intimidatorios» tras sorprender al fallecido y a su familiar robando
08.02.11 - 00:04 - A. S. MOLLÁ
El ladrón cuyo hermano falleció por los disparos de dos vigilantes jurados, ayer, en la Audiencia de Alicante. :: CARLOS RODRÍGUEZ
ALICANTE. Lo que iba a ser un robo 'rutinario' en un polígono industrial acabó para los hermanos García en una huida desesperada entre los disparos de dos vigilantes jurados que ayer se sentaron en el banquillo acusados de la muerte de uno de los ladrones, Juan José García. Junto a ellos también se enfrentó al tribunal de la Audiencia Provincial de Alicante el hermano superviviente, Antonio García, quien reconoció ser el autor de un robo con violencia y de la sustracción del vehículo que emplearon para dar el golpe en un bar del polígono de Las Atalayas.
Todo ocurrió en junio de 2006, cuando los hermanos García robaron un coche y lo empotraron en la cristalera de un restaurante para acceder al local y llevarse la recaudación y reventar las máquinas tragaperras. A partir de ahí, los vigilantes y el hermano del fallecido ofrecieron ayer en el juicio versiones contradictorias. «Disparaban a dar», aseguró el superviviente. Los únicos hechos irrefutables hasta ahora son que Juan José García murió de un balazo que le entró por detrás y le llegó hasta el pulmón, y que en el enfrentamiento los vigilantes dispararon en total ocho balas.
El ladrón superviviente relató ayer que uno de los vigilantes les sorprendió en plena faena. Él vio cómo les apuntaba con su arma reglamentaria desde el exterior del restaurante, y avisó a su cómplice. «Mi hermano me dijo que nos montáramos en el coche y no hiciéramos movimientos bruscos para que el vigilante no se sintiera amenazado», recordó el procesado.
Según su versión, su hermano y él salieron del bar con una maza en la mano y con los cajetines de las máquinas registradoras. Hicieron caso omiso del alto que les dio el vigilante, Manuel A., y se montaron en el vehículo que había robado para darse a la fuga. Fue entonces cuando oyeron los primeros disparos, y el acusado entonces cogió un extintor que llevaban en el coche para rociar al vigilante.
Con los cristales cubiertos por el polvo del extintor, el fallecido, que iba conduciendo, perdió el control y el vehículo se subió encima de una isleta. Entonces apareció en escena el segundo vigilante jurado, Manuel N. que se dirigió hacia la ventanilla del piloto, mientras su compañero iba a por el copiloto. Hubo un forcejeo en el que el piloto recibió varios culatazos con el arma, mientras su compañero supuestamente disparó en la pierna al otro hermano. Durante el forcejeo, presuntamente el arma se disparó accidentalmente, según testificó el vigilante Manuel N, y le destrozó el ojo al fallecido.
Ahí no acabó la cosa, pues los hermanos salieron de su vehículo y, mientras uno intimidaba a uno de los guardas con un destornillador, consiguieron montarse en el vehículo patrulla del vigilante para darse a la fuga. «Nuestra intención no era agredir a nadie, sino salir de allí como fuera», testificó el ladrón.
En ese momento, un disparo alcanzó por la espalda a la víctima, que se desplomó sobre el volante. Su hermano consiguió arrancar y, en su huida, uno de los vigilantes tuvo que apartarse para no ser arrollado. Sin embargo, el coche volcó, y fue entonces cuando alcanzaron a los sospechosos. La frenética carrera acabó con la muerte de uno de los hermanos.
Los guardas acusados de homicidio sostienen que realizaron disparos «intimidatorios» tras sorprender al fallecido y a su familiar robando
08.02.11 - 00:04 - A. S. MOLLÁ
El ladrón cuyo hermano falleció por los disparos de dos vigilantes jurados, ayer, en la Audiencia de Alicante. :: CARLOS RODRÍGUEZ
ALICANTE. Lo que iba a ser un robo 'rutinario' en un polígono industrial acabó para los hermanos García en una huida desesperada entre los disparos de dos vigilantes jurados que ayer se sentaron en el banquillo acusados de la muerte de uno de los ladrones, Juan José García. Junto a ellos también se enfrentó al tribunal de la Audiencia Provincial de Alicante el hermano superviviente, Antonio García, quien reconoció ser el autor de un robo con violencia y de la sustracción del vehículo que emplearon para dar el golpe en un bar del polígono de Las Atalayas.
Todo ocurrió en junio de 2006, cuando los hermanos García robaron un coche y lo empotraron en la cristalera de un restaurante para acceder al local y llevarse la recaudación y reventar las máquinas tragaperras. A partir de ahí, los vigilantes y el hermano del fallecido ofrecieron ayer en el juicio versiones contradictorias. «Disparaban a dar», aseguró el superviviente. Los únicos hechos irrefutables hasta ahora son que Juan José García murió de un balazo que le entró por detrás y le llegó hasta el pulmón, y que en el enfrentamiento los vigilantes dispararon en total ocho balas.
El ladrón superviviente relató ayer que uno de los vigilantes les sorprendió en plena faena. Él vio cómo les apuntaba con su arma reglamentaria desde el exterior del restaurante, y avisó a su cómplice. «Mi hermano me dijo que nos montáramos en el coche y no hiciéramos movimientos bruscos para que el vigilante no se sintiera amenazado», recordó el procesado.
Según su versión, su hermano y él salieron del bar con una maza en la mano y con los cajetines de las máquinas registradoras. Hicieron caso omiso del alto que les dio el vigilante, Manuel A., y se montaron en el vehículo que había robado para darse a la fuga. Fue entonces cuando oyeron los primeros disparos, y el acusado entonces cogió un extintor que llevaban en el coche para rociar al vigilante.
Con los cristales cubiertos por el polvo del extintor, el fallecido, que iba conduciendo, perdió el control y el vehículo se subió encima de una isleta. Entonces apareció en escena el segundo vigilante jurado, Manuel N. que se dirigió hacia la ventanilla del piloto, mientras su compañero iba a por el copiloto. Hubo un forcejeo en el que el piloto recibió varios culatazos con el arma, mientras su compañero supuestamente disparó en la pierna al otro hermano. Durante el forcejeo, presuntamente el arma se disparó accidentalmente, según testificó el vigilante Manuel N, y le destrozó el ojo al fallecido.
Ahí no acabó la cosa, pues los hermanos salieron de su vehículo y, mientras uno intimidaba a uno de los guardas con un destornillador, consiguieron montarse en el vehículo patrulla del vigilante para darse a la fuga. «Nuestra intención no era agredir a nadie, sino salir de allí como fuera», testificó el ladrón.
En ese momento, un disparo alcanzó por la espalda a la víctima, que se desplomó sobre el volante. Su hermano consiguió arrancar y, en su huida, uno de los vigilantes tuvo que apartarse para no ser arrollado. Sin embargo, el coche volcó, y fue entonces cuando alcanzaron a los sospechosos. La frenética carrera acabó con la muerte de uno de los hermanos.