Denuncian a Serramar por destrozar los locales al marcharse de Monforte
Un acta notarial respalda la querella por daños e insultos que presentó la propietaria del piso, Obdulia Fouces
monforte/la voz.
Fecha de publicación:
3/6/2010
La empresa de seguridad Serramar abandonó en días pasados la sede que tenía en Monforte y la trasladó a Ourense. En las oficinas que ocupaba, de la calle de la Estrella, quedaron numerosos desperfectos y pintadas insultantes en las paredes y por ello la propietaria de los locales levantó un acta notarial de los hechos y presentó una querella en el juzgado contra la empresa Serramar.
Tal como refleja el escrito al juzgado, la propietaria de los locales, Obdulia Fouces Álvarez, presenta la querella porque «el día 31 de mayo, trabajadores de la empresa Serramar, Vigilancia y Seguridad, estuvieron durante todo el día en la oficina arrendada por la demandante, Calle de la Estrella nº 4, entresuelo A, subiendo y bajando material, dando golpes etc. Sobre las 20 horas, D. Jesús Francisco Vila Díaz, trabajador de la citada empresa, entregó las llaves del local a la arendadora, Dª Obdulia, desalojando el local. En ese momento la propietaria, acompañada de la notaria, entró en el local para comprobar el estado, encontrándose con numerosos daños, entre otros, sin ánimo exhasutivo, los siguientes: cableato totalmente arrancado, puertas rotas y otras con las cerraduras dañadas con masilla o con productos químicos, llaves rotas dentro de las cerraduras, con los armeros bloqueados e inutilizados y pintadas en las paredes del tipo 'señora jódase', 'cabrones', etc».
El acta notarial refleja que en el lugar quedaron tirados envases de loctite, guantes y restos de productos con los que se sellaron las cerraduras. La denunciante pidió que se exija un examen policial de todos los restos que quedaron tirados para poder imputar a los culpables, y pide que declaren varias personas de la empresa Serramar: quien entregó las llaves, Jesús Francisco Vila; el delegado de la empresa en la zona, José María Castro; y el feje de seguridad que estuvo el último día en los locales: Francisco Javier Cardalda.
En la querella también se pide que los demandados depositen una fianza en el juzgado a efectos de poder resarcir de los daños, y que se solicite a la Policía Nacional un informe de la pericial practicada en el lugar
Rencillas personales
Obdulia Fouces arrendó los locales a Serramar porque durante muchos años, su hijo, Carlos Somoza Fouces, fue el gerente de dicha empresa en Monforte. Pero hace casi dos años que abandonó esta firma para montar otra del mismo ramo, Alcor Seguridad, cuya sede central está casi al lado de las oficinas de Serramar, en la misma calle monfortina de La Estrella. Algunas de las pintadas, como la que reza «por lo que nos hizo su hijo», parecen aludir a una venganza contra Carlos Somoza, hijo de la propietaria.
Durante muchos años, Serramar tuvo una de sus sedes centrales en Monforte, y la otra en Cádiz. Fue una firma que creció enormemente, con cientos de trabajadores en toda España, y que realizaba servicios para muchas empresas particulares como las pizarreras o las canteras de la comarca, y también para organismos públicos como la Xunta, la Universidad o el Sergas. En los últimos tiempos también estaba realizando las vigilancias de las obras públicas del AVE en la zona de Pobra de San Xiao, en donde dejó el trabajo porque, según informó el Ministerio de Fomento en días pasados, se halló a un vigilante fuera de su puesto de trabajo. La vigilancia de la obra, que realiza la UTE Ferrovial-Obras Suterráneas es precisamente ahora de Alcor Seguridad, que tomó el relevó de Serramar hace pocos días. En estas obras del AVE abrió una investigación la Guardia Civil para esclarecer quien vendió toneladas de acero a una chatarrería de Sarria que teóricamente tenían que emplearse en los puentes y túneles. Fomento dijo que se le regaló el material porque sobró, pero esa no es la teoría con la que trabajan los investigadores, que podrían estar investigando la falta de otros muchos materiales como vigas que se venderían a vecinos de la zona a 35 euros la unidad, aunque su precio en el mercado es mucho mayor. Fomento dijo que la obra está bien hecha y no hubo más irregularidades.
Un acta notarial respalda la querella por daños e insultos que presentó la propietaria del piso, Obdulia Fouces
monforte/la voz.
Fecha de publicación:
3/6/2010
La empresa de seguridad Serramar abandonó en días pasados la sede que tenía en Monforte y la trasladó a Ourense. En las oficinas que ocupaba, de la calle de la Estrella, quedaron numerosos desperfectos y pintadas insultantes en las paredes y por ello la propietaria de los locales levantó un acta notarial de los hechos y presentó una querella en el juzgado contra la empresa Serramar.
Tal como refleja el escrito al juzgado, la propietaria de los locales, Obdulia Fouces Álvarez, presenta la querella porque «el día 31 de mayo, trabajadores de la empresa Serramar, Vigilancia y Seguridad, estuvieron durante todo el día en la oficina arrendada por la demandante, Calle de la Estrella nº 4, entresuelo A, subiendo y bajando material, dando golpes etc. Sobre las 20 horas, D. Jesús Francisco Vila Díaz, trabajador de la citada empresa, entregó las llaves del local a la arendadora, Dª Obdulia, desalojando el local. En ese momento la propietaria, acompañada de la notaria, entró en el local para comprobar el estado, encontrándose con numerosos daños, entre otros, sin ánimo exhasutivo, los siguientes: cableato totalmente arrancado, puertas rotas y otras con las cerraduras dañadas con masilla o con productos químicos, llaves rotas dentro de las cerraduras, con los armeros bloqueados e inutilizados y pintadas en las paredes del tipo 'señora jódase', 'cabrones', etc».
El acta notarial refleja que en el lugar quedaron tirados envases de loctite, guantes y restos de productos con los que se sellaron las cerraduras. La denunciante pidió que se exija un examen policial de todos los restos que quedaron tirados para poder imputar a los culpables, y pide que declaren varias personas de la empresa Serramar: quien entregó las llaves, Jesús Francisco Vila; el delegado de la empresa en la zona, José María Castro; y el feje de seguridad que estuvo el último día en los locales: Francisco Javier Cardalda.
En la querella también se pide que los demandados depositen una fianza en el juzgado a efectos de poder resarcir de los daños, y que se solicite a la Policía Nacional un informe de la pericial practicada en el lugar
Rencillas personales
Obdulia Fouces arrendó los locales a Serramar porque durante muchos años, su hijo, Carlos Somoza Fouces, fue el gerente de dicha empresa en Monforte. Pero hace casi dos años que abandonó esta firma para montar otra del mismo ramo, Alcor Seguridad, cuya sede central está casi al lado de las oficinas de Serramar, en la misma calle monfortina de La Estrella. Algunas de las pintadas, como la que reza «por lo que nos hizo su hijo», parecen aludir a una venganza contra Carlos Somoza, hijo de la propietaria.
Durante muchos años, Serramar tuvo una de sus sedes centrales en Monforte, y la otra en Cádiz. Fue una firma que creció enormemente, con cientos de trabajadores en toda España, y que realizaba servicios para muchas empresas particulares como las pizarreras o las canteras de la comarca, y también para organismos públicos como la Xunta, la Universidad o el Sergas. En los últimos tiempos también estaba realizando las vigilancias de las obras públicas del AVE en la zona de Pobra de San Xiao, en donde dejó el trabajo porque, según informó el Ministerio de Fomento en días pasados, se halló a un vigilante fuera de su puesto de trabajo. La vigilancia de la obra, que realiza la UTE Ferrovial-Obras Suterráneas es precisamente ahora de Alcor Seguridad, que tomó el relevó de Serramar hace pocos días. En estas obras del AVE abrió una investigación la Guardia Civil para esclarecer quien vendió toneladas de acero a una chatarrería de Sarria que teóricamente tenían que emplearse en los puentes y túneles. Fomento dijo que se le regaló el material porque sobró, pero esa no es la teoría con la que trabajan los investigadores, que podrían estar investigando la falta de otros muchos materiales como vigas que se venderían a vecinos de la zona a 35 euros la unidad, aunque su precio en el mercado es mucho mayor. Fomento dijo que la obra está bien hecha y no hubo más irregularidades.