VIGILANTES DE SEGURIDAD: PESIMISMO CONSCIENTE
Cada día resulta más evidente que el sector de seguridad privada es un sector muy importante. Todos tienen muy claro la evolución que ha experimentado en los últimos años, con un fuerte crecimiento en todas sus áreas. En lo que concierne a la vigilancia habilitada, la demanda cada vez es más grande, a pesar de que hace unos años se comenzó a extender la idea de que los vigilantes de seguridad serían cada vez más prescindibles y poco a poco serían sustituidos por la tecnología, que avanzaba más rápido y era más eficaz.
ada vez más se ha ido viendo, por lo menos en mi opinión, que esta idea de alternativa no era la correcta. Los vigilantes de seguridad son muy importantes y no pueden ser sustituidos. Son pieza fundamental dentro del sector de seguridad privada para prevenir los perjuicios que se pueden ocasionar por la infinidad de riesgos que hay en nuestra sociedad, no solamente producidos por actos antisociales, también por incendios, inundaciones, etc.
Me resulta lamentable ver el trato tan malo que se les da a los vigilantes de seguridad en los medios de comunicación, con casos como los típicos periodistas que cubren acontecimientos deportivos y que se quejan de no poder entrevistar (según ellos por capricho de los vigilantes) a los deportistas que se retiran en el descanso de un partido. O en situaciones en que se producen catástrofes como el pasado incendio del edificio Windsor. Resultó muy frívolo escuchar como se daba por sentado que el trabajo de los bomberos o la opinión de cualquiera de ellos era irrefutable e impecable, mientras el trabajo de los vigilantes de seguridad quedaba sujeto a toda sospecha de irregularidades. Esto dicho con el enorme respeto que me merecen los bomberos y su trabajo.
También últimamente, algunos anuncios publicitarios han utilizado a los vigilantes de seguridad y no dando una buena imagen de ellos precisamente. Hace unos meses en los medios escritos de nuestro sector una conocida marca de CCTV, insertó un anuncio publicitario que mostraba la imagen del centro de control de seguridad de un recinto, bien equipado tecnológicamente, y con un vigilante de seguridad durmiendo a pata suelta. Se daba a entender que con los sistemas y más concretamente, con el CCTV, ya había tranquilidad y seguridad. Vamos, que el vigilante sobraba.
También este mes de Septiembre apareció un anuncio en televisión de una conocida marca automovilística que presentaba un vehículo de su gama. En dicho anuncio un individuo accede a un museo con la intención de robar unos cuadros, estos empiezan a moverse y el ladrón los persigue infatigablemente, hasta que en un determinado momento tropieza con una columna y salta la alarma (vaya casualidad, que sistemas tan eficaces). El vigilante de seguridad dormido, como no podía ser de otra manera, se despierta asustado de su dulce sueño, mira las pantallas del CCTV y sale corriendo, se supone que a buscar al ladrón porque a lo mejor hay que entender que sale huyendo también.
No puedo entender, porqué no se muestra al vigilante de seguridad realizando correctamente su trabajo de la misma forma que se utilizan para publicidad otras profesiones, sobre todo si se trata de famosos.
¿Alguien se imagina, por poner un ejemplo y con todo el cariño del mundo, que apareciese Fernando Alonso anunciando un neumático o cualquier otro elemento para automóviles, y se mostrasen imágenes suyas cometiendo errores (porque los comete como todo ser humano) tales como un choque con otro rival o un despiste en alguna curva? No ¿Verdad? Él aparece con todo su esplendor y brillantez en su trabajo, porque es lo normal y lo que a todos nos gusta.
Muchos deberían darse cuenta de que el trabajo de un vigilante de seguridad es tan respetable como el de nuestro gran campeón.
Un compañero con el que comentaba sobre estos anuncios me dijo que no debíamos ser tan mal pensados.
Podía ser que la idea fuera distinta de la que estábamos pensando y tuviese otro sentido, como reflejar con el sueño de los vigilantes las muchas horas extras que tenemos que realizar para ingresar un salario digno.
Pero yo dudo mucho que a los que se les ocurrió la idea de esos anuncios conozcan las condiciones de trabajo de los vigilantes de seguridad. Ni ellos, ni gran parte de la sociedad, pues desgraciadamente solo se conocen los errores y vicios que, como en todos los sectores profesionales, también existen en el de los vigilantes de seguridad.
Desde hace varios años, vengo percibiendo una situación que se está produciendo dentro del propio sector de seguridad privada. Porque debemos decir que no todos los problemas son por causas ajenas al sector como las que hemos expuesto anteriormente. Creo que es el propio sector, las empresas de seguridad más concretamente, en todos sus estratos: directivos, mandos intermedios y personal operativo, los que estamos cometiendo un error. Y un error que si no se empieza a enmendar puede resultar grave. Hemos caído en un pesimismo general.
Pero a pesar de todas estas circunstancias los vigilantes de seguridad siguen siendo importantes y la sociedad, cada vez más, demanda su contratación. Entonces, ¿por qué esta falta de personal y esta mala imagen de la vigilancia? ¿Por qué no se regula de una vez la especialización de los vigilantes de seguridad, así como la situación de los auxiliares de servicios para evitar tantos problemas como el intrusismo, mala imagen, etc.?
Desde hace varios años, vengo percibiendo una situación que se está produciendo dentro del propio sector de seguridad privada. Porque debemos decir que no todos los problemas son por causas ajenas al sector como las que hemos expuesto anteriormente. Creo que es el propio sector, las empresas de seguridad más concretamente, en todos sus estratos: directivos, mandos intermedios y personal operativo, los que estamos cometiendo un error. Y un error que si no se empieza a enmendar puede resultar grave. Hemos caído en un pesimismo general. Yo hablo con directivos, con mandos intermedios, con vigilantes, etc., y siempre hablamos de lo mismo; que no hay personal, falta de preparación y formación, que no se invierte, falta de compromiso y profesionalidad, grandes rotaciones… Y pasa el tiempo y esas ideas se mantienen. Los que conocen la vigilancia saben que es así desde hace mucho tiempo, y a pesar de que la contratación, la demanda y las enormes posibilidades de esta profesión, están siempre ahí. Tengo la sensación de que se trata de un pesimismo voluntario, de conveniencia, un pesimismo consciente.
No puedo entenderlo, y no puedo porque es algo que perdura en el tiempo, no es algo que haya surgido ahora. Y parece que va a durar. De nada están sirviendo los congresos y actos que se celebran continuamente por las asociaciones del sector, y que se quedan en una teoría muy diferente de la práctica. Estamos en una realidad diferente a la que se predica.
Debemos cambiar y hacerlo ya. Y digo debemos, porque nos concierne a todos: empresarios, directivos, mandos intermedios y vigilantes. Debemos implicarnos de una vez por todas en nuestra actividad y no acomodarnos a este victimismo voluntario.
¿Cómo? En primer lugar hay que acercar distancias entre empresarios y directivos, que van por un lado, y mandos intermedios y vigilantes, que van por el contrario. Los primeros tienen muy clara su idea de negocio y los segundos no la entienden o se sienten ajenos a ella. Los directivos tienen que conseguir que toda la operativa se sienta partícipe del negocio, esto solo es posible preocupándose porque las condiciones de los vigilantes de seguridad sean cada vez mejores y aquí no me refiero exclusivamente a condiciones económicas, que dicho sea de paso, también son importantes. No se puede seguir restando importancia a la vigilancia y aportando soluciones tan simples como la habilitación de personal extranjero.
Yo no estoy en contra de los extranjeros, pero sí de la idea que se ofrece de su utilización. En España hay habilitados unos 100.000 vigilantes de seguridad, muchos miles más que en cualquier país de Europa y nuestras necesidades no son muy diferentes a las de los europeos. Parece que nosotros tenemos más necesidades que nadie para contratar vigilantes de seguridad. Ya lo dije en otra ocasión, para mí existe más un problema de calidad que de cantidad. ¿No será que no estamos administrando bien los recursos existentes? Hay que comenzar a reajustar las actuales plantillas que tenemos, con una formación adecuada y convenciéndoles de lo importante que es esta actividad de seguridad privada como auxilio y complemento de la seguridad pública. La vigilancia privada no puede seguir siendo una situación de paso y previa para acceder a las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado. No puede seguir siendo para un gran número de vigilantes, una segunda actividad que les reporta un ingreso económico extra a otro empleo que tienen ajeno al sector. Debe ser una actividad que precise de una implicación y vocación profesional y personal, al cien por cien. Una actividad regulada con sus múltiples especialidades y con posibilidades de desarrollo profesional. De esta forma atraerá a más personas hacia ella.
Es evidente que el aspecto mercantil y económico de la seguridad privada forma parte de su esencia. Pero este aspecto está muy mal interpretado por los clientes y por los propios vigilantes de seguridad y mandos intermedios.
Sería bueno que los clientes empiecen a pensar en la importancia de la seguridad privada en cuanto a su existencia como complemento y auxilio de la seguridad pública. Su peculiaridad e importancia no permiten la obsesión que muchos clientes tienen por buscar a toda costa los precios más bajos. Yo recomendaría a esos clientes que se olviden de la seguridad privada porque lo único que van a conseguir es tener problemas, y no sólo en lo referente a la calidad, también otros más graves como el intrusismo y su consiguiente falta de efectividad con el peligro que conlleva. Además la seguridad privada no consiste para ellos, simplemente, en dejarlo todo en manos de un proveedor, es necesario que inviertan en ellos mismos, en sus departamentos de seguridad. Muchos problemas de la vigilancia vienen porque en los departamentos de seguridad de las grandes multinacionales no hay personas que conozcan la vigilancia ni las condiciones en que esta se desenvuelve.
Los vigilantes de seguridad y los mandos intermedios solo perciben el negocio de una forma negativa. Piensan que son una mercancía maltratada. Hemos visto algunas causas ajenas a ellos que producen esta percepción. Pero hay otras, que también la producen, de las que son responsables ellos mismos.
Los mandos intermedios y los vigilantes no son conscientes, en su gran mayoría, que su actividad surge por un contrato de servicios. No entienden que hay un cliente que solicita un servicio de seguridad privada, de vigilancia, y ellos son los que lo van a prestar. Que ellos tienen que poner de su parte para que exista calidad. No. Ellos piensan que existen por imposición, como cualquier otra fuerza policial. Piensan que un servicio de vigilancia es cosa del cliente, del que algunos mandos intermedios y vigilantes de seguridad hablan como si fuese un amo poderoso de los de antaño, y de los empresarios y directivos de seguridad. La cosa no va con ellos. Para muchos, la idea de aportar soluciones es un tema utópico, desconocido e incluso molesto. Como si estuviesen para rellenar huecos. La gran mayoría de vigilantes y mandos intermedios no se implican, porque no quieren o porque nadie se preocupa de que lo hagan. Tienen que comprender de una vez y con orgullo profesional, que son una pieza fundamental de este negocio.
La vigilancia sigue creciendo, inmersa en unos problemas que todos conocen y que todos piensan que es casi imposible solucionar. Si seguimos así, sin despertar, esta actividad acabará diluyéndose por su pérdida progresiva de sentido y cada vez atraerá a menos personas incluidos los extranjeros que tanto se reclaman. Es hora de comenzar a implicarse, tan sencillo como eso, cada parte en lo que le corresponde.
La seguridad privada y en concreto los vigilantes de seguridad, no solo necesitan seguir creciendo, también necesitan hacerlo de forma adecuada para que no surjan problemas en el futuro.
Es hora de tener optimismo e ilusión de que se puede mejorar mucho. Es hora de terminar con este pesimismo voluntario y consciente que reina en el sector.
Eulalio Sánchez Gómez
Vigilante de Seguridad de Segur Ibérica
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