PERROS: Usados por los americanos contra los tanques nazis. Desde cachorros, se les ponía la comida en la oruga de un blindado. Luego los soltaban hambrientos en combate, con una bomba adosada. En cuanto el perro veía un Panzer, se le hacía la boca agua.
CABALLOS: Mulas y burros, parientes pobres de Babieca y Bucéfalo, también han servido en mil batallas. El Séptimo de Caballería es hoy una unidad mecanizada: los corceles, sustituidos por tanques y helicópteros.
CABRAS: Además de servir de mascota a la Legión, la empresa Nexia Biotechnologies investiga su hibridación con un gen de araña. La leche de estas cabras proporciona una proteína que permite la fabricación de chalecos antibalas ultraligeros.
CAMELLOS: Lawrence de Arabia no hubiera pasado a la historia sin ellos.
ELEFANTES: Eran los tanques de la Antigüedad. El general cartaginés Aníbal cruzó los Alpes con 30 elefantes y 9.000 caballos a la conquista de Roma en el 218 a.C. Todos los paquidermos, menos el suyo, perecieron.
JIRAFAS: Les tocó ser efecto colateral en el bombardeo del zoo de Dresde. Las que sobrevivieron sirvieron de alimento a la población civil.
PALOMAS: Las mensajeras servían para la transmisión de órdenes en primera línea de fuego. También se han usado para guiar misiles.
GATOS: Se intentó aprovechar su pánico al agua y su habilidad para caer de pie. Se les ataba una bomba y se les lanzaba, sin paracaídas, contra buques. El plan fracasó: los felinos no podían maniobrar debido al peso de su equipaje.
MURCIÉLAGOS: Otro plan fracasado de la II Guerra Mundial: atacar Japón con pequeñas bombas incendiarias acopladas a estos mamíferos nocturnos. Mejor resultado dieron los experimentos sobre radares.
MONOS: Favoritos de las fuerzas aéreas como pilotos de pruebas.
OSOS: Sustituían a los pilotos en las tests de eyección de los asientos de los cazas.
POLLOS: Eran lanzados con un cañón contra las turbinas de un motor a reacción, para mejorar la seguridad de los aviones en caso de succionar una bandada. (Base de Wright-Patterson, USA).
ABEJAS: El Pentágono entrena a estos insectos para detectar explosivos. Pruebas satisfactorias en la base de Brooks (Texas). Cuando la abeja encuentra algo sospechoso, el artificiero la recompensa con una gota de azúcar.
GRILLOS: Centinelas nocturnos.
CANARIOS, PERIQUITOS: Cada trinchera de la I Guerra Mundial tenía su jaula. La defunción de su inquilino alertaba de un ataque con gases.
ESCARABAJOS, CUCARACHAS: Su proverbial resistencia ha sido investigada en pruebas nucleares. Conclusión: en caso de conflagración atómica, serán los próximos amos del mundo.
CABALLOS: Mulas y burros, parientes pobres de Babieca y Bucéfalo, también han servido en mil batallas. El Séptimo de Caballería es hoy una unidad mecanizada: los corceles, sustituidos por tanques y helicópteros.
CABRAS: Además de servir de mascota a la Legión, la empresa Nexia Biotechnologies investiga su hibridación con un gen de araña. La leche de estas cabras proporciona una proteína que permite la fabricación de chalecos antibalas ultraligeros.
CAMELLOS: Lawrence de Arabia no hubiera pasado a la historia sin ellos.
ELEFANTES: Eran los tanques de la Antigüedad. El general cartaginés Aníbal cruzó los Alpes con 30 elefantes y 9.000 caballos a la conquista de Roma en el 218 a.C. Todos los paquidermos, menos el suyo, perecieron.
JIRAFAS: Les tocó ser efecto colateral en el bombardeo del zoo de Dresde. Las que sobrevivieron sirvieron de alimento a la población civil.
PALOMAS: Las mensajeras servían para la transmisión de órdenes en primera línea de fuego. También se han usado para guiar misiles.
GATOS: Se intentó aprovechar su pánico al agua y su habilidad para caer de pie. Se les ataba una bomba y se les lanzaba, sin paracaídas, contra buques. El plan fracasó: los felinos no podían maniobrar debido al peso de su equipaje.
MURCIÉLAGOS: Otro plan fracasado de la II Guerra Mundial: atacar Japón con pequeñas bombas incendiarias acopladas a estos mamíferos nocturnos. Mejor resultado dieron los experimentos sobre radares.
MONOS: Favoritos de las fuerzas aéreas como pilotos de pruebas.
OSOS: Sustituían a los pilotos en las tests de eyección de los asientos de los cazas.
POLLOS: Eran lanzados con un cañón contra las turbinas de un motor a reacción, para mejorar la seguridad de los aviones en caso de succionar una bandada. (Base de Wright-Patterson, USA).
ABEJAS: El Pentágono entrena a estos insectos para detectar explosivos. Pruebas satisfactorias en la base de Brooks (Texas). Cuando la abeja encuentra algo sospechoso, el artificiero la recompensa con una gota de azúcar.
GRILLOS: Centinelas nocturnos.
CANARIOS, PERIQUITOS: Cada trinchera de la I Guerra Mundial tenía su jaula. La defunción de su inquilino alertaba de un ataque con gases.
ESCARABAJOS, CUCARACHAS: Su proverbial resistencia ha sido investigada en pruebas nucleares. Conclusión: en caso de conflagración atómica, serán los próximos amos del mundo.