Varios jóvenes que acudieron a la fiesta del Madrid Arena han manifestado que los controladores del interior del recinto no les permitieron salir a pesar del peligro que suponía el agolpamiento de cientos de ellos en determinadas zonas, por lo que algunos decidieron no hacerles caso para poder escapar. Hasta una hora y media tardaron en salir varios de los asistentes a la fiesta de Halloween de la avalancha que se produjo en un vomitorio y que finalmente causó la muerte de cinco jóvenes, según consta en el sumario del caso, al que ha tenido acceso Efe.
"La avalancha de gente te llevaba de un lado a otro, no podías moverte por tu propia voluntad, sino que era la gente la que te movía de un lado a otro con golpes, sin que pudieras evitarlo", relata Cristina, una joven que junto con otros amigos intentó llegar hasta una puerta con el cartel de "salida" en verde e iluminado, que se encontraba cerrada.
Ante ella había una gran cantidad de gente que también quería salir, pero un vigilante les dijo que por allí no podían pasar y que esa puerta "no se iba a abrir", que fueran por otra, a la que tardaron media hora en llegar debido a la gran cantidad de personas que se hacinaban ante ella, algunas "desmayadas, con rastros de sangre". "Esto es una locura, salid de aquí, que os vais a morir", les gritó entonces otro vigilante, que les señaló otra salida que estaba en la zona de la que habían venido. En su declaración, la joven asegura que en su recorrido se encontró con varias puertas con el cartel de salida, pero todas cerradas. Cristina sufrió fisura en la parte del esternón, pérdida de parte de una muela, dolores en la zona de las costillas y en el pie izquierdo.
Acumulación en el túnel
Otra joven que quedó atrapada en el vomitorio en el que se produjo la avalancha, Alejandra, relata que los aprisionados "hacían uso de toda su fuerza, llegando incluso a morder, tirar del pelo, arañarse y darse puñetazos entre sí para salvar sus vidas". Relata que el lanzamiento de una bengala empeoró la situación, "impidiendo respirar a los presentes"; ella se desmayó y finalmente pudo subir al marco de una puerta con la ayuda de un amigo. Allí estuvo 30 minutos, hasta que varios particulares ayudaron a resolver la situación, ya que "los encargados de seguridad del local sólo empujaban a los allí presentes agravando la situación". Esta joven también se dirigió a una puerta que estaba cerrada y en la que dos vigilantes le negaron la entrada, aunque finalmente la dejaron pasar al ver las lesiones que sufría.
Otra joven, Lucía, explica que al tratar de acceder a la pista central junto a unas amigas vio que había demasiadas personas y el grupo trató de retroceder, pero en el túnel se habían acumulado numerosos jóvenes entrando y saliendo, por lo que quedaron inmovilizadas y se protegieron como pudieron, "colocando los brazos a modo de escudo".
Así estuvieron una hora, hasta que pudieron moverse y llegar a un pasillo "que tenía una valla que impedía el paso hacia la salida", donde dos vigilantes de seguridad que no les dejaron pasar, por lo que finalmente su grupo de amigas pasó sin su consentimiento, llegando a una zona en la que pudieron recuperarse. A continuación fueron a buscar una amiga que se había desvanecido y había sido ayudada por un chico, y al tratar de salir del recinto no localizaron ninguna salida porque "no había ninguna señalización", por lo que optaron por saltar varias vallas, que es lo que vieron hacer a otros jóvenes para poder huir.
http://vozpopuli.com/sociedad/18034-un-vigilante-del-arena-a-unas-jovenes-esto-es-una-locura-salid-de-aqui-que-os-vais-a-morir
"La avalancha de gente te llevaba de un lado a otro, no podías moverte por tu propia voluntad, sino que era la gente la que te movía de un lado a otro con golpes, sin que pudieras evitarlo", relata Cristina, una joven que junto con otros amigos intentó llegar hasta una puerta con el cartel de "salida" en verde e iluminado, que se encontraba cerrada.
Ante ella había una gran cantidad de gente que también quería salir, pero un vigilante les dijo que por allí no podían pasar y que esa puerta "no se iba a abrir", que fueran por otra, a la que tardaron media hora en llegar debido a la gran cantidad de personas que se hacinaban ante ella, algunas "desmayadas, con rastros de sangre". "Esto es una locura, salid de aquí, que os vais a morir", les gritó entonces otro vigilante, que les señaló otra salida que estaba en la zona de la que habían venido. En su declaración, la joven asegura que en su recorrido se encontró con varias puertas con el cartel de salida, pero todas cerradas. Cristina sufrió fisura en la parte del esternón, pérdida de parte de una muela, dolores en la zona de las costillas y en el pie izquierdo.
Acumulación en el túnel
Otra joven que quedó atrapada en el vomitorio en el que se produjo la avalancha, Alejandra, relata que los aprisionados "hacían uso de toda su fuerza, llegando incluso a morder, tirar del pelo, arañarse y darse puñetazos entre sí para salvar sus vidas". Relata que el lanzamiento de una bengala empeoró la situación, "impidiendo respirar a los presentes"; ella se desmayó y finalmente pudo subir al marco de una puerta con la ayuda de un amigo. Allí estuvo 30 minutos, hasta que varios particulares ayudaron a resolver la situación, ya que "los encargados de seguridad del local sólo empujaban a los allí presentes agravando la situación". Esta joven también se dirigió a una puerta que estaba cerrada y en la que dos vigilantes le negaron la entrada, aunque finalmente la dejaron pasar al ver las lesiones que sufría.
Otra joven, Lucía, explica que al tratar de acceder a la pista central junto a unas amigas vio que había demasiadas personas y el grupo trató de retroceder, pero en el túnel se habían acumulado numerosos jóvenes entrando y saliendo, por lo que quedaron inmovilizadas y se protegieron como pudieron, "colocando los brazos a modo de escudo".
Así estuvieron una hora, hasta que pudieron moverse y llegar a un pasillo "que tenía una valla que impedía el paso hacia la salida", donde dos vigilantes de seguridad que no les dejaron pasar, por lo que finalmente su grupo de amigas pasó sin su consentimiento, llegando a una zona en la que pudieron recuperarse. A continuación fueron a buscar una amiga que se había desvanecido y había sido ayudada por un chico, y al tratar de salir del recinto no localizaron ninguna salida porque "no había ninguna señalización", por lo que optaron por saltar varias vallas, que es lo que vieron hacer a otros jóvenes para poder huir.
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