El 1,43% de los productos que se comercializan en los supermercados «desaparecen»
La empresa de seguridad «Checkpoint» estima que los hurtos suponen unas pérdidas globales de 3.000 millones para el sector minorista
eva pastrana@ABC_es / madrid Día 01/10/2012 - 10.00h
abc
Los productos cárnicos loncheados, preferencia de los ladrones en las grandes superficies
La subida del IVA, la crisis económica... La economía se vuelve cuesta arriba para el bolsillo de los españoles. La empresa de seguridad «CheckPoint», especialista en la seguridad de los establecimientos comerciales, lleva a cabo un estudio de la llamada «pérdida desconocida» o lo que es lo mismo, del total de los productos que desaparecen antes de ponerse a la venta. En total, el 1,43% del total de los productos desaparece en algún punto de la cadena de distribución. Eso supone en total 3.000 millones de euros que nunca llegarán a las manos del sector minorista.
Iván Baquero, Director Comercial de la entidad desvela que esa pérdida puede darse por tres causas. En primer lugar, el hurto externo, o lo que es lo mismo, el robo en el supermercado por parte del consumidor, que supone un 50% del volumen de esa pérdida desconocida.
Hay que tener en cuenta que en los tiempos que corren estos actos pueden llevarse a cabo por que simplemente no hay dinero para más. Por simple necesidad. Se trata del llamado hurto famélico, que no está penado y que copa la agenda de los tribunales de primera instancia de medio país. Sin embargo, los representantes de Checkpoint mantienen que este fenómeno es residual dentro del total de robos que se producen. «Esos datos no son por qué la señora María la que te roba un sobre de jamón un día. En la mayoría de los casos son bandas organizadas que no es que te roben unas pilas, sino todos los paquetes de pilas del establecimiento».
La siguiente partida por volumen de productos desaparecidos responde al llamado «hurto interno», llevado a cabo por personal del propio supermercado. Representa incluso el 30% del total de productos que se evaporan, según Vaquero.
Para terminar, el 20% restante de esos productos que nunca llegan a puerto lo hace por «errores administrativos o de los proveedores. Aquellos casos en que el productor te dice que te manda 8 botellas, pero hay 10».
Cuatro posibles soluciones
Hay soluciones para acabar con esta escalada del hurto. En primer lugar «hay que aprovechar la tecnología de seguridad y anti-hurto, como alarmas o barreras». El motivo es que «una tienda bien protegida no la frecuentan los ladrones».
En segundo lugar hay que endurecer la ley: «Que por robar menos de 300 euros no te pase nada no puede ser. Y lo normal en muchos sitios es que te lo quiten, te den una advertencia y ya no haya más consecuencias».
El perfil del pequeño delincuente
Todo el mundo puede llegar a tener la mano larga en algún momento, pero en general este tipo de actos se llevan a cabo por dos grupos humanos o perfiles: Por una parte, los jóvenes de entre 18 a 35 años que roban ropa o pequeños productos electrónicos. En general este grupo de edad tiene una forma de robo «egocéntrica». En el sentido de que «sólo roban productos para el consumo propio».
Por otro lado está el hurto organizado, que está «aumentando mucho desde el comienzo de la crisis». «Son hombre de entre 35 y 55 años que roban para la reventa en la mayoría de los casos»
Los productos más deseados
Aquí todo lo decide el factor oportunidad. Es decir, la probabilidad de que no te pillen. Por eso los preferidos de los ladrones son los productos pequeños, pero de elevado valor. Lo que predominan son finalmente los cárnicos o los quesos loncheados de alta gama, los cosméticos, las maquinillas de afeitar, las bebidas alcohólicas, los videojuegos o las pilas. «Por eso las pilas siempre están cerca de la caja», explica Vaquero.
La crisis también cambia la tendencia de estos hurtos a pequeña escala: «Ultimamente se ha notado mucho el robo de productos de bricolage, prueba de que la gente prefiere reparar lo roto, a adquirir algo nuevo», explica Vaquero.
Existe el derecho a negarse a abrir el bolso
Los empleados de seguridad de un establecimiento no son la policía. Eso quiere decir sobretodo que no son brazo del Estado y que por lo tanto no tienen potestad para pedir a los ciudadanos que hagan algunas cosas. «Una persona se puede negar a abrir el bolso si quien se lo pide es la seguridad de un supermercado y no la Policía», explica Vaquero. Sin embargo, esto no suele ocurrir ya que «la gente se siente cohibida por el simple hecho de ser pillada».
La misma inversión en seguridad
Parecería lógico pensar que las empresas han invertido más en seguridad a raíz de la crisis económica y el aumento de los robos en los establecimientos. Sin embargo, «las sociedades tienen menos beneficios y por lo tanto invierten menos recursos en seguridad», según Vaquero. Por eso aunque los hurtos sucedan con más frecuencia, la inversión es la misma que en años anteriores a la crisis.
http://www.abc.es/20121001/economia/abci-productos-comercializan-supermercados-desaparecen-201209282134.html
La empresa de seguridad «Checkpoint» estima que los hurtos suponen unas pérdidas globales de 3.000 millones para el sector minorista
eva pastrana@ABC_es / madrid Día 01/10/2012 - 10.00h
abc
Los productos cárnicos loncheados, preferencia de los ladrones en las grandes superficies
La subida del IVA, la crisis económica... La economía se vuelve cuesta arriba para el bolsillo de los españoles. La empresa de seguridad «CheckPoint», especialista en la seguridad de los establecimientos comerciales, lleva a cabo un estudio de la llamada «pérdida desconocida» o lo que es lo mismo, del total de los productos que desaparecen antes de ponerse a la venta. En total, el 1,43% del total de los productos desaparece en algún punto de la cadena de distribución. Eso supone en total 3.000 millones de euros que nunca llegarán a las manos del sector minorista.
Iván Baquero, Director Comercial de la entidad desvela que esa pérdida puede darse por tres causas. En primer lugar, el hurto externo, o lo que es lo mismo, el robo en el supermercado por parte del consumidor, que supone un 50% del volumen de esa pérdida desconocida.
Hay que tener en cuenta que en los tiempos que corren estos actos pueden llevarse a cabo por que simplemente no hay dinero para más. Por simple necesidad. Se trata del llamado hurto famélico, que no está penado y que copa la agenda de los tribunales de primera instancia de medio país. Sin embargo, los representantes de Checkpoint mantienen que este fenómeno es residual dentro del total de robos que se producen. «Esos datos no son por qué la señora María la que te roba un sobre de jamón un día. En la mayoría de los casos son bandas organizadas que no es que te roben unas pilas, sino todos los paquetes de pilas del establecimiento».
La siguiente partida por volumen de productos desaparecidos responde al llamado «hurto interno», llevado a cabo por personal del propio supermercado. Representa incluso el 30% del total de productos que se evaporan, según Vaquero.
Para terminar, el 20% restante de esos productos que nunca llegan a puerto lo hace por «errores administrativos o de los proveedores. Aquellos casos en que el productor te dice que te manda 8 botellas, pero hay 10».
Cuatro posibles soluciones
Hay soluciones para acabar con esta escalada del hurto. En primer lugar «hay que aprovechar la tecnología de seguridad y anti-hurto, como alarmas o barreras». El motivo es que «una tienda bien protegida no la frecuentan los ladrones».
En segundo lugar hay que endurecer la ley: «Que por robar menos de 300 euros no te pase nada no puede ser. Y lo normal en muchos sitios es que te lo quiten, te den una advertencia y ya no haya más consecuencias».
El perfil del pequeño delincuente
Todo el mundo puede llegar a tener la mano larga en algún momento, pero en general este tipo de actos se llevan a cabo por dos grupos humanos o perfiles: Por una parte, los jóvenes de entre 18 a 35 años que roban ropa o pequeños productos electrónicos. En general este grupo de edad tiene una forma de robo «egocéntrica». En el sentido de que «sólo roban productos para el consumo propio».
Por otro lado está el hurto organizado, que está «aumentando mucho desde el comienzo de la crisis». «Son hombre de entre 35 y 55 años que roban para la reventa en la mayoría de los casos»
Los productos más deseados
Aquí todo lo decide el factor oportunidad. Es decir, la probabilidad de que no te pillen. Por eso los preferidos de los ladrones son los productos pequeños, pero de elevado valor. Lo que predominan son finalmente los cárnicos o los quesos loncheados de alta gama, los cosméticos, las maquinillas de afeitar, las bebidas alcohólicas, los videojuegos o las pilas. «Por eso las pilas siempre están cerca de la caja», explica Vaquero.
La crisis también cambia la tendencia de estos hurtos a pequeña escala: «Ultimamente se ha notado mucho el robo de productos de bricolage, prueba de que la gente prefiere reparar lo roto, a adquirir algo nuevo», explica Vaquero.
Existe el derecho a negarse a abrir el bolso
Los empleados de seguridad de un establecimiento no son la policía. Eso quiere decir sobretodo que no son brazo del Estado y que por lo tanto no tienen potestad para pedir a los ciudadanos que hagan algunas cosas. «Una persona se puede negar a abrir el bolso si quien se lo pide es la seguridad de un supermercado y no la Policía», explica Vaquero. Sin embargo, esto no suele ocurrir ya que «la gente se siente cohibida por el simple hecho de ser pillada».
La misma inversión en seguridad
Parecería lógico pensar que las empresas han invertido más en seguridad a raíz de la crisis económica y el aumento de los robos en los establecimientos. Sin embargo, «las sociedades tienen menos beneficios y por lo tanto invierten menos recursos en seguridad», según Vaquero. Por eso aunque los hurtos sucedan con más frecuencia, la inversión es la misma que en años anteriores a la crisis.
http://www.abc.es/20121001/economia/abci-productos-comercializan-supermercados-desaparecen-201209282134.html