Los numerosos recortes a los que se está viendo obligada la empresa privada, y que igualmente están siendo impuestos a la Administración, se está traduciendo en un aumento del desempleo y en un creciente índice de impagos que obviamente está afectando también al Sector de la Seguridad Privada.Por otro lado, muchas empresas y entidades públicas están reduciendo «drásticamente» el número de efectivos de seguridad privada en sus instalaciones con el perjuicio que esto conlleva, en primer lugar para el Vigilante que se queda sin trabajo, en segundo lugar para su empresa que deja de facturar y por ultimo para el arrendatario de seguridad que se ve obligado a prescindir de este servicio.
Esta situación es un caldo de cultivo idóneo para que la gran lacra de la Seguridad Privada, “El Intrusismo”, prolifere sin límites
Esta situación es un caldo de cultivo idóneo para que la gran lacra de la Seguridad Privada, “El Intrusismo”, prolifere sin límites