Entre los camioneros ya se conoce como el oro líquido debido a su precio. La cotización del gasoleo (estos días ronda ya los 1,30 euros) está por las nubes y eso está provocando una oleada de robos que está obligando a adoptar las medidas de protección más dispares. Los saqueos afectan a empresas constructoras, a los camioneros e incluso a las propias estaciones de servicios. Cada vez marcha más gente sin pagar.
Tanto la Guardia Civil como la Policía recibieron en los últimos meses decenas de denuncias por sustracción de combustible. Recientemente fue detenido un joven cerca de Friol que se había llevado buena parte del carburante de media docena de vehículos que estaban aparcados.
En los últimos meses también hubo al menos media docena de denuncias presentadas por trabajadores de estaciones de servicio a los que se les fugaron sin pagar varios clientes. Desde la asociación provincial prefieren no conceder importancia a este hecho porque, por el momento, lo consideran como muy puntual y con unas consecuencias económicas bajas. Por esta circunstancia y, sobre todo, por cuestiones relacionadas con asaltos, cada vez hay más estaciones de servicio que disponen de cámaras de vigilancia.
Los responsables de maquinaria que trabajan en diversas obras públicas en la provincia están preocupados. Algunos de ellos tuvieron que adoptar medidas operativas para frenar ya no solo la pérdida por la desaparición del combustible sino por los destrozos ocasionados en los vehículos o máquinas.
En la zona de A Mariña, por ejemplo, camiones y máquinas se agrupan cada noche en una mismo punto, para evitar que queden desperdigados y así dar facilidades a los ladrones.
Algunas empresas vinculadas a las obras de la autovía de Santiago también tuvieron que ponerse alerta y adoptar medidas. La más esencial, según explicó un palista, fue la de evitar que los depósitos de las máquinas queden llenos por la noche. Lo que hacen es encargarle al distribuidor con el que tienen contratado el repostaje que haga este entre las siete y las ocho de la mañana. Así, a la hora de iniciar la jornada los vehículos están listos. «O xefe prefiere que unha pala quede sin combustible ás seis ou ás sete da tarde a que lle rompan o depósito ou forcen a pechadura», explicó el palista.
Durante la ejecución de las obras del corredor Nadela-Sarria, hubo semana en las que los ladrones hicieron rondas prácticamente diarias de saqueos de combustible. Los afectados consideran que el problema no tiene una fácil solución. Las máquinas quedan, en ocasiones, en zonas de difícil acceso, por lo que el control por parte de las fuerzas y cuerpos de seguridad es complicado. Vigilantes privados podrían, según algunos, ser una alternativa.
http://www.lavozdegalicia.es
Tanto la Guardia Civil como la Policía recibieron en los últimos meses decenas de denuncias por sustracción de combustible. Recientemente fue detenido un joven cerca de Friol que se había llevado buena parte del carburante de media docena de vehículos que estaban aparcados.
En los últimos meses también hubo al menos media docena de denuncias presentadas por trabajadores de estaciones de servicio a los que se les fugaron sin pagar varios clientes. Desde la asociación provincial prefieren no conceder importancia a este hecho porque, por el momento, lo consideran como muy puntual y con unas consecuencias económicas bajas. Por esta circunstancia y, sobre todo, por cuestiones relacionadas con asaltos, cada vez hay más estaciones de servicio que disponen de cámaras de vigilancia.
Los responsables de maquinaria que trabajan en diversas obras públicas en la provincia están preocupados. Algunos de ellos tuvieron que adoptar medidas operativas para frenar ya no solo la pérdida por la desaparición del combustible sino por los destrozos ocasionados en los vehículos o máquinas.
En la zona de A Mariña, por ejemplo, camiones y máquinas se agrupan cada noche en una mismo punto, para evitar que queden desperdigados y así dar facilidades a los ladrones.
Algunas empresas vinculadas a las obras de la autovía de Santiago también tuvieron que ponerse alerta y adoptar medidas. La más esencial, según explicó un palista, fue la de evitar que los depósitos de las máquinas queden llenos por la noche. Lo que hacen es encargarle al distribuidor con el que tienen contratado el repostaje que haga este entre las siete y las ocho de la mañana. Así, a la hora de iniciar la jornada los vehículos están listos. «O xefe prefiere que unha pala quede sin combustible ás seis ou ás sete da tarde a que lle rompan o depósito ou forcen a pechadura», explicó el palista.
Durante la ejecución de las obras del corredor Nadela-Sarria, hubo semana en las que los ladrones hicieron rondas prácticamente diarias de saqueos de combustible. Los afectados consideran que el problema no tiene una fácil solución. Las máquinas quedan, en ocasiones, en zonas de difícil acceso, por lo que el control por parte de las fuerzas y cuerpos de seguridad es complicado. Vigilantes privados podrían, según algunos, ser una alternativa.
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