Alerta en el comercio local por los hurtos ante la campaña de Navidad
La Navidad está a la vuelta de la esquina y el comercio local ovetense se prepara para la época de mayor número de hurtos que registra el sector, tanto en robos a los propios establecimientos como a los clientes.
El incremento de delitos registrado por la Policía en noviembre ha destapado la existencia de grupos organizados de delincuentes, principalmente de nacionalidad rumana, que se dedican al robo en tiendas y establecimientos comerciales con métodos como el denominado apantallamiento , en el que se forra un bolso con papeles metálicos para que las alarmas no piten al pasar por los arcos de seguridad. Además, en el sector han detectado también el aumento de otro tipo de robos,que van desde el más tradicional, consistente en arrancar la alarma y esconder el objeto a sustraer, hasta el más novedoso, en el que se utilizan dispositivos electrónicos que emiten una señal que inhibe los sistemas de protección.
La tipología del ‘caco’ Hay ladrones profesionales y ocasionales. Entre estos últimos están los grupos de jóvenes, que suelen actuar al descuido, o los toxicómanos, demasiado controlados para que puedan suponer un problema real. Pero es el segundo tipo, el de los profesionales, el que más preocupa al sector y el que más se ha incrementado en los últimos meses.
Por un lado están los cacos tradicionales. Suelen ser mujeres españolas de mediana edad y apariencia normal. Trabajan en solitario y normalmente quitan las alarmas de los objetos con unas alicates o incluso con los dientes. Roban cosas poco valiosas pero en cantidades considerables.
El otro tipo de ladrones profesionales es el que actúa en grupo. Suelen ser extranjeros y trabajan de varias formas pero sin utilizar la violencia. Una es en pareja: chico y chica, bien vestidos y educados, uno entretiene mientras el otro roba. Otra es el grupo grande que utiliza el barullo para esconder objetos, aunque son menos peligrosos porque son más fáciles de identificar. La tercera es en equipo y aquí es donde más tecnología se pone al servicio del delito. Bolsos y mochilas forrados con papeles metálicos o inhibidores electrónicos de señales sirven para anular las alarmas. Uno vigila, otro entretiene y otros roban. Los objetos se esconden donde sea, incluso han detectado un sistema en el que las mujeres, con amplias faldas, ocultan bajo ellas un armazón instalado para acoger desde ropa hasta botellas.
Este tipo de robos es habitual en los comercios situados a pie de calle, donde la seguridad suele ser pasiva. En otros puntos como los centros comerciales, donde hay seguridad activa con vigilantes jurados, los hurtos en las tiendas son más complicados porque la comunicación entre empleados y guardas es constante y las salidas son fáciles de cubrir. En estos sitios, lo que más se detecta es la presencia de carteristas que actúan contra los clientes, principalmente contra las mujeres que, entretenidas en mirar el género que se expone en las tiendas, suelen desatender sus bolsos.
Ante esta situación, los comercios se han reforzado con cámaras, nuevos sistemas de alarma y vigilancia continuada, pero todo es poco porque los ladrones siempre van un paso por delante.
lavozdeasturias.es
La Navidad está a la vuelta de la esquina y el comercio local ovetense se prepara para la época de mayor número de hurtos que registra el sector, tanto en robos a los propios establecimientos como a los clientes.
El incremento de delitos registrado por la Policía en noviembre ha destapado la existencia de grupos organizados de delincuentes, principalmente de nacionalidad rumana, que se dedican al robo en tiendas y establecimientos comerciales con métodos como el denominado apantallamiento , en el que se forra un bolso con papeles metálicos para que las alarmas no piten al pasar por los arcos de seguridad. Además, en el sector han detectado también el aumento de otro tipo de robos,que van desde el más tradicional, consistente en arrancar la alarma y esconder el objeto a sustraer, hasta el más novedoso, en el que se utilizan dispositivos electrónicos que emiten una señal que inhibe los sistemas de protección.
La tipología del ‘caco’ Hay ladrones profesionales y ocasionales. Entre estos últimos están los grupos de jóvenes, que suelen actuar al descuido, o los toxicómanos, demasiado controlados para que puedan suponer un problema real. Pero es el segundo tipo, el de los profesionales, el que más preocupa al sector y el que más se ha incrementado en los últimos meses.
Por un lado están los cacos tradicionales. Suelen ser mujeres españolas de mediana edad y apariencia normal. Trabajan en solitario y normalmente quitan las alarmas de los objetos con unas alicates o incluso con los dientes. Roban cosas poco valiosas pero en cantidades considerables.
El otro tipo de ladrones profesionales es el que actúa en grupo. Suelen ser extranjeros y trabajan de varias formas pero sin utilizar la violencia. Una es en pareja: chico y chica, bien vestidos y educados, uno entretiene mientras el otro roba. Otra es el grupo grande que utiliza el barullo para esconder objetos, aunque son menos peligrosos porque son más fáciles de identificar. La tercera es en equipo y aquí es donde más tecnología se pone al servicio del delito. Bolsos y mochilas forrados con papeles metálicos o inhibidores electrónicos de señales sirven para anular las alarmas. Uno vigila, otro entretiene y otros roban. Los objetos se esconden donde sea, incluso han detectado un sistema en el que las mujeres, con amplias faldas, ocultan bajo ellas un armazón instalado para acoger desde ropa hasta botellas.
Este tipo de robos es habitual en los comercios situados a pie de calle, donde la seguridad suele ser pasiva. En otros puntos como los centros comerciales, donde hay seguridad activa con vigilantes jurados, los hurtos en las tiendas son más complicados porque la comunicación entre empleados y guardas es constante y las salidas son fáciles de cubrir. En estos sitios, lo que más se detecta es la presencia de carteristas que actúan contra los clientes, principalmente contra las mujeres que, entretenidas en mirar el género que se expone en las tiendas, suelen desatender sus bolsos.
Ante esta situación, los comercios se han reforzado con cámaras, nuevos sistemas de alarma y vigilancia continuada, pero todo es poco porque los ladrones siempre van un paso por delante.
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