Los Grapo ya no existen
La decisión de la Audiencia Nacional de situar al PCE (r) dentro de la banda, clave para evitar su reactivación
J. PAGOLA / MADRID
Día 05/09/2011
ABC
Atentado de la cafetería California (1979)
Los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (Grapo) están policial y judicialmente desarticulados, ya que no tienen ningún activista en la clandestinidad, pero las Fuerzas de Seguridad no bajan la guardia, porque en ninguno de sus documentos internos ha renunciado voluntariamente al terror. La decisión de la Audiencia Nacional de situar en 2006 al PCE (r) como parte integrante de esta banda, tras considerar probado su papel de dirección de la estructura «militar», ha sido clave para impedir que los pistoleros pudieran reorganizarse por enésima vez tras más de treinta años de historial delictivo, que se ha saldado con 23 asesinatos y 3 secuestros, entre otras actividades criminales. Ahora, la asignatura pendiente radica en esclarecer el secuestro y desaparición del empresario Publio Cordón, que la Guardia Civil sigue investigando.
La desarticulación de los Grapo demuestra que una banda terrorista nunca renuncia voluntariamente a la «lucha armada», pero también que es posible derrotarla policial y judicialmente si se combate la trama política que le da oxígeno. Los Grapo han tenido desde su creación, en 1975, una reconocida capacidad de renacer de sus cenizas tras los numerosos golpes recibidos. De hecho, por ejemplo, en 2002, gracias a la información aportada por la Guardia Civil, la Policía francesa descabezó a la cúpula de los Grapo en París, lo que permitió que en España cayeran varios de sus pistoleros. Tras aquella operación se dio por desmantelado el grupo criminal. Sin embargo, reapareció en 2003 y, como consecuencia de las investigaciones, fueron detenidos dieciocho terroristas. El 6 de febrero de 2006, un «comando» de los «desaparecidos» Grapo asesinó en Zaragoza a Ana Isabel Herrero e hirió a su esposo, el empresario Francisco Colell, dueño de una Empresa de Trabajo Temporal y a quien pretendía secuestrar. El 26 de febrero de ese año fue detenido Israel Torralba, autor del atentado y de los asesinatos cometidos en los últimos años por esta banda. El 9 de junio de 2006 las Fuerzas de Seguridad del Estado detuvieron en Reus a tres «grapos», entre ellos al considerado entonces como su máximo cabecilla, Juan García Martín. Aquel año se registraron varios atracos de los Grapo a distintas sucursales bancarias. En junio de 2007, la Guardia Civil lograba desarticular al último «comando» operativo que en ese momento tenía esta banda criminal.
Han pasado ya más de cuatro años, periodo de tiempo que tradicionalmente ha necesitado la organización criminal para reorganizar su infraestructura y, sin embargo, los datos en poder de los investigadores permiten constatar que la actividad de los Grapo registra «encefalograma plano». En estos momentos, no dispone de una cúpula activa ni de ninguna célula operativa.
Brazo político e ideológico
¿Qué ha ocurrido? Los expertos antiterroristas consultados por ABC subrayan que, sin duda, la clave ha sido la cadena de golpes asestados a la banda criminal. Pero, partiendo de esta base, resulta crucial la sentencia dictada en 2006 por la Audiencia Nacional, en la que se consideraba al PCE (r), hasta entonces supuesto brazo político e ideológico, como integrante orgánico de la estructura de los Grapo y, además, en labores de dirección operativa. Es decir, hasta ese momento cada vez que la «rama militar» de los Grapo era desarticulada, los «políticos» del PCE (r) se tomaban su tiempo para reclutar nuevos cabecillas o pistoleros. Tras la sentencia de la Audiencia Nacional, toda actividad de esta formación de extrema izquierda constituye un hecho delictivo, de tal forma que sus responsables son detenidos bajo la acusación, no ya de apología o enaltecimiento del terrorismo, sino de colaboración o pertenencia a banda armada.
Ello trae que el PCE (r) no pueda celebrar congresos para renovar sus órganos directivos. Su actual secretario general es Manuel Pérez Martínez, «Camarada Arenas», elegido en la prehistoria de 1975. Los pocos que dentro de la banda han cuestionado sus órdenes han sido depurados al más puro estilo estalinista. Sin embargo, se encuentra en prisión desde su detención, en París en 2000, y por tanto, su operatividad ahora es nula.
La decisión de la Audiencia Nacional de situar al PCE (r) dentro de la banda, clave para evitar su reactivación
J. PAGOLA / MADRID
Día 05/09/2011
ABC
Atentado de la cafetería California (1979)
Los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (Grapo) están policial y judicialmente desarticulados, ya que no tienen ningún activista en la clandestinidad, pero las Fuerzas de Seguridad no bajan la guardia, porque en ninguno de sus documentos internos ha renunciado voluntariamente al terror. La decisión de la Audiencia Nacional de situar en 2006 al PCE (r) como parte integrante de esta banda, tras considerar probado su papel de dirección de la estructura «militar», ha sido clave para impedir que los pistoleros pudieran reorganizarse por enésima vez tras más de treinta años de historial delictivo, que se ha saldado con 23 asesinatos y 3 secuestros, entre otras actividades criminales. Ahora, la asignatura pendiente radica en esclarecer el secuestro y desaparición del empresario Publio Cordón, que la Guardia Civil sigue investigando.
La desarticulación de los Grapo demuestra que una banda terrorista nunca renuncia voluntariamente a la «lucha armada», pero también que es posible derrotarla policial y judicialmente si se combate la trama política que le da oxígeno. Los Grapo han tenido desde su creación, en 1975, una reconocida capacidad de renacer de sus cenizas tras los numerosos golpes recibidos. De hecho, por ejemplo, en 2002, gracias a la información aportada por la Guardia Civil, la Policía francesa descabezó a la cúpula de los Grapo en París, lo que permitió que en España cayeran varios de sus pistoleros. Tras aquella operación se dio por desmantelado el grupo criminal. Sin embargo, reapareció en 2003 y, como consecuencia de las investigaciones, fueron detenidos dieciocho terroristas. El 6 de febrero de 2006, un «comando» de los «desaparecidos» Grapo asesinó en Zaragoza a Ana Isabel Herrero e hirió a su esposo, el empresario Francisco Colell, dueño de una Empresa de Trabajo Temporal y a quien pretendía secuestrar. El 26 de febrero de ese año fue detenido Israel Torralba, autor del atentado y de los asesinatos cometidos en los últimos años por esta banda. El 9 de junio de 2006 las Fuerzas de Seguridad del Estado detuvieron en Reus a tres «grapos», entre ellos al considerado entonces como su máximo cabecilla, Juan García Martín. Aquel año se registraron varios atracos de los Grapo a distintas sucursales bancarias. En junio de 2007, la Guardia Civil lograba desarticular al último «comando» operativo que en ese momento tenía esta banda criminal.
Han pasado ya más de cuatro años, periodo de tiempo que tradicionalmente ha necesitado la organización criminal para reorganizar su infraestructura y, sin embargo, los datos en poder de los investigadores permiten constatar que la actividad de los Grapo registra «encefalograma plano». En estos momentos, no dispone de una cúpula activa ni de ninguna célula operativa.
Brazo político e ideológico
¿Qué ha ocurrido? Los expertos antiterroristas consultados por ABC subrayan que, sin duda, la clave ha sido la cadena de golpes asestados a la banda criminal. Pero, partiendo de esta base, resulta crucial la sentencia dictada en 2006 por la Audiencia Nacional, en la que se consideraba al PCE (r), hasta entonces supuesto brazo político e ideológico, como integrante orgánico de la estructura de los Grapo y, además, en labores de dirección operativa. Es decir, hasta ese momento cada vez que la «rama militar» de los Grapo era desarticulada, los «políticos» del PCE (r) se tomaban su tiempo para reclutar nuevos cabecillas o pistoleros. Tras la sentencia de la Audiencia Nacional, toda actividad de esta formación de extrema izquierda constituye un hecho delictivo, de tal forma que sus responsables son detenidos bajo la acusación, no ya de apología o enaltecimiento del terrorismo, sino de colaboración o pertenencia a banda armada.
Ello trae que el PCE (r) no pueda celebrar congresos para renovar sus órganos directivos. Su actual secretario general es Manuel Pérez Martínez, «Camarada Arenas», elegido en la prehistoria de 1975. Los pocos que dentro de la banda han cuestionado sus órdenes han sido depurados al más puro estilo estalinista. Sin embargo, se encuentra en prisión desde su detención, en París en 2000, y por tanto, su operatividad ahora es nula.