El despliegue policial en el metro no logra ahuyentar a los carteristas
Los Mossos d'Esquadra y la Guardia Urbana iniciaron ayer un amplio dispositivo policial en el metro de Barcelona para intentar atajar la ola de robos a turistas. El operativo, que incluye doblar la presencia de agentes secretos y el patrullaje por primera vez de la Guardia Urbana, fue anunciado el viernes pasado por el alcalde de Barcelona Xavier Trias y se mantendrá hasta el octubre próximo para combatir la total impunidad con la que hasta ahora operan los grupos de carteristas en los vagones y andenes, tal como denunció EL PERIÓDICO las últimas dos semanas.Los grupos de agentes recorrieron las principales estaciones durante toda la jornada de ayer pero aunque frenaron las incidencias, no pudieron ahuyentar a los grupos dedicados casi profesionalmente al hurto y de sobras conocidos por la policía secreta y los trabajadores del metro. Los delincuentes reaparecían en cuanto se iba la policía.
ROBO ABORTADO / Pocos minutos antes de las 15.00 horas de ayer en la estación Sagrada Família, el conductor del metro envió una advertencia a los pasajeros. Y no era un mensaje grabado. «Atención: un grupo de carteristas ha entrado al tren. Por favor, vigilen sus pertenencias». El mensaje, en castellano, no pudo ser entendido por Bahar Karaosmanoglu, de 21 años, que fue empujada por dos hombres mientras entraba en el tren. Su amigo, un militar turco, enseguida se percató de que había sido robada por los hombres.
Al saberse sorprendidos, los propios carteristas arrojaron el monedero y advirtieron a los turistas de que la cartera robada estaba en el suelo. Los jóvenes turcos gritaron «¡policía, policía!», pero nadie acudió a su auxilio. Los pasajeros se miraron y el conductor detuvo el tren en la estación más tiempo del habitual. Pero, en ese momento no había rastro ni de los Mossos d'Esquadra ni de los agentes de la Guardia Urbana. Estaban de forma permanente en seis estaciones: Sants, Catalunya, Diagonal, Passeig de Gràcia, Espanya y Sagrera. «Los urbanos han bajado como cuatro veces. Recorren el anden y se vuelven a ir», explicó uno de los vigilantes privados del metro que resguarda el vestíbulo de la calle de Sardenya, uno de los más peligrosos en hurtos los fines de semana.
En la siguiente estación, Verdaguer, los ladrones bajaron del tren e intentaron regresar a su trabajo pero, al percatarse de la presencia del fotógrafo, huyeron despavoridos. A los pocos minutos regresaban por la entrada de la otra línea para continuar al acecho de los turistas.
DOS OPERATIVOS / El operativo policial que comenzó ayer en el metro incluye el patrullaje permanente y la presencia fija. Las parejas de la Guardia Urbana se paseaban con uniforme, al igual que las parejas de Mossos d'Esquadra, en las estaciones más céntricas. «Las dos policías estamos haciendo dispositivos por separado», explicaba uno de los agentes. Ellos saben que su presencia solo puede disuadir algo a los carteristas, pero están convencidos de que sin un cambio de marco legal, su labor tiene poca eficacia. «A veces ni se cortan en robar cerca de nosotros. Saben que irán a comisaría y volverán a salir en pocos minutos», dijo uno de los policías.
A primera hora de la mañana, la comisaría de la plaza de Catalunya, una de las principales donde se dirigen los afectados a denunciar robos, no lucía tan abarrotada como es usual. En las estaciones donde circulaban los policías no había rastro de los carteristas habituales pero en el resto seguían operando con sus técnicas habituales: disfrazados de turistas y esperando los momentos de aglomeración. Los pasajeros elogiaron la mayor presencia policial pero opinaron que la medida no será eficaz si no se mantiene todo el año. Muchos temen que los carteristas volverán a campar a sus anchas.
Los Mossos d'Esquadra y la Guardia Urbana iniciaron ayer un amplio dispositivo policial en el metro de Barcelona para intentar atajar la ola de robos a turistas. El operativo, que incluye doblar la presencia de agentes secretos y el patrullaje por primera vez de la Guardia Urbana, fue anunciado el viernes pasado por el alcalde de Barcelona Xavier Trias y se mantendrá hasta el octubre próximo para combatir la total impunidad con la que hasta ahora operan los grupos de carteristas en los vagones y andenes, tal como denunció EL PERIÓDICO las últimas dos semanas.Los grupos de agentes recorrieron las principales estaciones durante toda la jornada de ayer pero aunque frenaron las incidencias, no pudieron ahuyentar a los grupos dedicados casi profesionalmente al hurto y de sobras conocidos por la policía secreta y los trabajadores del metro. Los delincuentes reaparecían en cuanto se iba la policía.
ROBO ABORTADO / Pocos minutos antes de las 15.00 horas de ayer en la estación Sagrada Família, el conductor del metro envió una advertencia a los pasajeros. Y no era un mensaje grabado. «Atención: un grupo de carteristas ha entrado al tren. Por favor, vigilen sus pertenencias». El mensaje, en castellano, no pudo ser entendido por Bahar Karaosmanoglu, de 21 años, que fue empujada por dos hombres mientras entraba en el tren. Su amigo, un militar turco, enseguida se percató de que había sido robada por los hombres.
Al saberse sorprendidos, los propios carteristas arrojaron el monedero y advirtieron a los turistas de que la cartera robada estaba en el suelo. Los jóvenes turcos gritaron «¡policía, policía!», pero nadie acudió a su auxilio. Los pasajeros se miraron y el conductor detuvo el tren en la estación más tiempo del habitual. Pero, en ese momento no había rastro ni de los Mossos d'Esquadra ni de los agentes de la Guardia Urbana. Estaban de forma permanente en seis estaciones: Sants, Catalunya, Diagonal, Passeig de Gràcia, Espanya y Sagrera. «Los urbanos han bajado como cuatro veces. Recorren el anden y se vuelven a ir», explicó uno de los vigilantes privados del metro que resguarda el vestíbulo de la calle de Sardenya, uno de los más peligrosos en hurtos los fines de semana.
En la siguiente estación, Verdaguer, los ladrones bajaron del tren e intentaron regresar a su trabajo pero, al percatarse de la presencia del fotógrafo, huyeron despavoridos. A los pocos minutos regresaban por la entrada de la otra línea para continuar al acecho de los turistas.
DOS OPERATIVOS / El operativo policial que comenzó ayer en el metro incluye el patrullaje permanente y la presencia fija. Las parejas de la Guardia Urbana se paseaban con uniforme, al igual que las parejas de Mossos d'Esquadra, en las estaciones más céntricas. «Las dos policías estamos haciendo dispositivos por separado», explicaba uno de los agentes. Ellos saben que su presencia solo puede disuadir algo a los carteristas, pero están convencidos de que sin un cambio de marco legal, su labor tiene poca eficacia. «A veces ni se cortan en robar cerca de nosotros. Saben que irán a comisaría y volverán a salir en pocos minutos», dijo uno de los policías.
A primera hora de la mañana, la comisaría de la plaza de Catalunya, una de las principales donde se dirigen los afectados a denunciar robos, no lucía tan abarrotada como es usual. En las estaciones donde circulaban los policías no había rastro de los carteristas habituales pero en el resto seguían operando con sus técnicas habituales: disfrazados de turistas y esperando los momentos de aglomeración. Los pasajeros elogiaron la mayor presencia policial pero opinaron que la medida no será eficaz si no se mantiene todo el año. Muchos temen que los carteristas volverán a campar a sus anchas.