Es cierto que la patronal giró en redondo pero también lo es que el Gobierno ZP lo estaba deseando. Rubalcaba quiere el despido libre pero quiere que sea ZP quien lo imponga por decreto. Mientras, los sindicatos, y el ministro sindicalista apoyan la farsa: pondrán el grito en el cielo o bramará contra la pérfida patronal… pero no habrá huelga general
A ver si nos enteramos de quién manda en España. Uno de los que más mandan, es el presidente del Santander, Emilio Botín, presidente del Grupo Santander.
En efecto, ha sido desde el Santander desde donde se está imponiendo el despido libre -llamado subjetivo- con 20 días de indemnización por año trabajado y máximo de un año. Asimismo, se impone la anulación de la ultraactividad -renovación automática de los convenios- y el descuelgue -que una empresa pueda desvincularse del convenio general de su sector.
Esta es la explicación del paripé, verdadero engaño al pueblo, que se está viviendo durante las últimas semanas con la monserga de la negociación colectiva entre los agentes sociales. En Hispanidad ya adelantamos el informe enviado por el Comité Empresarial por la Competitividad (CEC) -es decir, las 17 mayores empresas españolas, comandadas por Santander, Telefónica y Caixa- al Gobierno y todos los medios informativos hablan ya del cambio de Juan Rosell, poniendo difícil el acuerdo con las centrales UGT y CCOO.
¿Es bueno el despido libre, aunque pagado, que propicia Botín? Sí, es bueno, pero parcial. El despido libre es bueno, como lo es suprimir la causalidad, es decir, que haya una causa para despedir y la decida el juez. Es bueno porque el empresario no es un ser malvado que goza poniendo gente en el paro. El empresario contrata cuando necesita trabajadores y despide cuando no lo necesita porque las ventas han caído. Y también es bueno terminar con la ultraactividad y con la generalización de los despidos, porque no se puede obligar a una empresa en pérdidas a pagar lo que no puede pagar.
Ahora bien, es parcial, por cuanto el despido libre debe compensarse con salarios dignos -en España se cobra poco, casi la mitad que en Alemania y menos que la mitad que en el Reino Unido, por ejemplo-. La única forma de crear empleo en España, la única reforma laboral justa es unir despido libre y subida de salarios, que hay que compensar con una reducción de las cuotas sociales y otros impuestos laborales. Y como el Estado tiene sus cuentas hechas un asco, la única manera de compensar la merma en la recaudación que supondría la reducción de cuotas es subir el IVA, lo que, además, mermaría las importaciones y aumentarían las exportaciones. Botín pide despido libre pero no mejores salarios.
Y el paripé de la nueva reforma laboral -tras el fracaso rotundo de la reforma de Zapatero en septiembre de 2010- consiste en lo siguiente: la CEOE, seguidora de don Emilio, se pone dura ante el Gobierno. Éste, representado en el sindicalista que ocupa la cartera de Trabajo, Valeriano Gómez, les echa la culpa, pero sabe que si no hay acuerdo con CCOO y UGT tendrá que legislar por decreto… e impondrá el despido libre. Por lo bajo le dicen a los sindicatos que protesten todo lo que quieran, pero que no convoquen una huelga general. Cándido Méndez y Toxo saben que si convocan huelga general fracasarán de nuevo: han perdido todo el apoyo popular.
Más paripé: el candidato Rubalcaba desea lo mismo que Botín, pero exige a Zapatero que cargue él con la mala imagen de haber impuesto por decreto el mencionado DL (despido libre para los amantes de las siglas). Ese es el juego. Un poco hipócrita pero, sobre todo, parcialmente injusto. Mejor sería imponer el despido libre y compensarlo con la subida del salario mínimo interprofesional y con el cambio de cuotas por IVA. Esa sí sería una reforma para salir de la crisis.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com
A ver si nos enteramos de quién manda en España. Uno de los que más mandan, es el presidente del Santander, Emilio Botín, presidente del Grupo Santander.
En efecto, ha sido desde el Santander desde donde se está imponiendo el despido libre -llamado subjetivo- con 20 días de indemnización por año trabajado y máximo de un año. Asimismo, se impone la anulación de la ultraactividad -renovación automática de los convenios- y el descuelgue -que una empresa pueda desvincularse del convenio general de su sector.
Esta es la explicación del paripé, verdadero engaño al pueblo, que se está viviendo durante las últimas semanas con la monserga de la negociación colectiva entre los agentes sociales. En Hispanidad ya adelantamos el informe enviado por el Comité Empresarial por la Competitividad (CEC) -es decir, las 17 mayores empresas españolas, comandadas por Santander, Telefónica y Caixa- al Gobierno y todos los medios informativos hablan ya del cambio de Juan Rosell, poniendo difícil el acuerdo con las centrales UGT y CCOO.
¿Es bueno el despido libre, aunque pagado, que propicia Botín? Sí, es bueno, pero parcial. El despido libre es bueno, como lo es suprimir la causalidad, es decir, que haya una causa para despedir y la decida el juez. Es bueno porque el empresario no es un ser malvado que goza poniendo gente en el paro. El empresario contrata cuando necesita trabajadores y despide cuando no lo necesita porque las ventas han caído. Y también es bueno terminar con la ultraactividad y con la generalización de los despidos, porque no se puede obligar a una empresa en pérdidas a pagar lo que no puede pagar.
Ahora bien, es parcial, por cuanto el despido libre debe compensarse con salarios dignos -en España se cobra poco, casi la mitad que en Alemania y menos que la mitad que en el Reino Unido, por ejemplo-. La única forma de crear empleo en España, la única reforma laboral justa es unir despido libre y subida de salarios, que hay que compensar con una reducción de las cuotas sociales y otros impuestos laborales. Y como el Estado tiene sus cuentas hechas un asco, la única manera de compensar la merma en la recaudación que supondría la reducción de cuotas es subir el IVA, lo que, además, mermaría las importaciones y aumentarían las exportaciones. Botín pide despido libre pero no mejores salarios.
Y el paripé de la nueva reforma laboral -tras el fracaso rotundo de la reforma de Zapatero en septiembre de 2010- consiste en lo siguiente: la CEOE, seguidora de don Emilio, se pone dura ante el Gobierno. Éste, representado en el sindicalista que ocupa la cartera de Trabajo, Valeriano Gómez, les echa la culpa, pero sabe que si no hay acuerdo con CCOO y UGT tendrá que legislar por decreto… e impondrá el despido libre. Por lo bajo le dicen a los sindicatos que protesten todo lo que quieran, pero que no convoquen una huelga general. Cándido Méndez y Toxo saben que si convocan huelga general fracasarán de nuevo: han perdido todo el apoyo popular.
Más paripé: el candidato Rubalcaba desea lo mismo que Botín, pero exige a Zapatero que cargue él con la mala imagen de haber impuesto por decreto el mencionado DL (despido libre para los amantes de las siglas). Ese es el juego. Un poco hipócrita pero, sobre todo, parcialmente injusto. Mejor sería imponer el despido libre y compensarlo con la subida del salario mínimo interprofesional y con el cambio de cuotas por IVA. Esa sí sería una reforma para salir de la crisis.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com