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Los etarras detenidos tenían datos sobre una veintena de objetivos
Confiesan el asesinato de dos personas y otros catorce atentados
Autor: Melchor saiz-Pardo Localidad: madrid / colpisa Fecha de publicación: 4/3/2011
No era un comando más. El grupo desarticulado el martes por la Guardia Civil en Vizcaya había sido y era la vanguardia de ETA desde su nacimiento en el 2006, semanas antes de la penúltima tregua terrorista. El comando Otazua, como se hacía llamar en homenaje a un terrorista muerto en un enfrentamiento con la Ertzaintza, es responsable de 16 atentados en seis comunidades, dos de ellos mortales -el del policía Eduardo Puelles y el del militar Luis Conde-, según ha confesado uno de los detenidos, Iñigo Zapirain Romano. Pero, además, guardaban en sus domicilios un listado con más de veinte objetivos para retomar la actividad criminal si la dirección de ETA daba por finiquitada la actual tregua.
Según informaron fuentes de la lucha antiterrorista, los etarras habían realizado informes, «con diferentes grados de elaboración», y ya anticuados, sobre numerosos objetivos de Vizcaya. Los más desarrollados se referían a un juez de la Audiencia Provincial de Vizcaya, del que habían controlado rutinas, y a un ertzaina, del que conocían sus movimientos de ida y vuelta al trabajo. Además, habían estudiado la seguridad de sedes de constructoras vascas que trabajan en las obras del tren de alta velocidad, dos oficinas de Correos y una sede del Inem.
El núcleo central de la célula, según los responsables de la investigación, lo componían tres de los cuatro detenidos, el propio Zapirain, su novia, Beatriz Etxebarria Caballero, y el jefe, Daniel Pastor Alonso. La cuarta arrestada, Lorena López Díez, al parecer, no participó en las acciones terroristas, aunque las conocía.
A la vanguardia
El interrogatorio de Zapirain ha permitido saber que el grupo nació a principios del 2006 y pasó a depender sin intermediarios de la jefatura militar de la banda en Francia, que entonces ocupaba Garikoitz Aspiazu, Txeroki. De acuerdo a las investigaciones de la Guardia Civil, tardaron solo días en entrar en acción una vez que recibieron los primeros explosivos. Su primer atentado fue el 30 de enero del 2006 y consistió en la colocación de una mochila bomba en unas oficinas del Inem en Bilbao.
Tras la ruptura del alto el fuego del 2006 con el atentado de Barajas, el Otazua se convirtió en la vanguardia terrorista en Vizcaya. El grupo, según las declaraciones de Zapirain, aprovechó la tregua para recibir más explosivos, mejorar su adiestramiento y, sobre todo, moverse para estudiar futuros objetivos, sobre todo fuera del País Vasco. Y, a partir de ahí, recibieron órdenes directas no solo de hacer ruido, sino de matar.
La primera vez que buscaron el asesinato fue con la bomba lapa colocada en los bajos del coche del escolta Gabriel Ginés, el 9 octubre del 2007, que salvó la vida por poco. Pero el 22 de septiembre del 2008 consiguieron su bautizo de sangre con el asesinato del brigada del Ejército Luis Conde mediante la explosión de un coche bomba colocado frente al Patronato Militar de Santoña, en Cantabria.
El otro asesinato cometido por los etarras fue el del inspector de la policía Eduardo Puelles, el 19 de junio del 2009.
Nuevos ataques tras seis meses de calma
Los actos de violencia callejera han reaparecido seis meses después con dos ataques en Vitoria a una sucursal bancaria y el incendio de varios neumáticos. El primer incidente ocurrió el miércoles por la noche, cuando seis desconocidos que cubrían su rostro atacaron con tuercas y pintura negra una sucursal de Caja Vital (en la foto). Horas después, otro grupo prendía fuego en la misma calle a varios neumáticos. El incendio afectó a un contenedor próximo.
Confiesan el asesinato de dos personas y otros catorce atentados
Autor: Melchor saiz-Pardo Localidad: madrid / colpisa Fecha de publicación: 4/3/2011
No era un comando más. El grupo desarticulado el martes por la Guardia Civil en Vizcaya había sido y era la vanguardia de ETA desde su nacimiento en el 2006, semanas antes de la penúltima tregua terrorista. El comando Otazua, como se hacía llamar en homenaje a un terrorista muerto en un enfrentamiento con la Ertzaintza, es responsable de 16 atentados en seis comunidades, dos de ellos mortales -el del policía Eduardo Puelles y el del militar Luis Conde-, según ha confesado uno de los detenidos, Iñigo Zapirain Romano. Pero, además, guardaban en sus domicilios un listado con más de veinte objetivos para retomar la actividad criminal si la dirección de ETA daba por finiquitada la actual tregua.
Según informaron fuentes de la lucha antiterrorista, los etarras habían realizado informes, «con diferentes grados de elaboración», y ya anticuados, sobre numerosos objetivos de Vizcaya. Los más desarrollados se referían a un juez de la Audiencia Provincial de Vizcaya, del que habían controlado rutinas, y a un ertzaina, del que conocían sus movimientos de ida y vuelta al trabajo. Además, habían estudiado la seguridad de sedes de constructoras vascas que trabajan en las obras del tren de alta velocidad, dos oficinas de Correos y una sede del Inem.
El núcleo central de la célula, según los responsables de la investigación, lo componían tres de los cuatro detenidos, el propio Zapirain, su novia, Beatriz Etxebarria Caballero, y el jefe, Daniel Pastor Alonso. La cuarta arrestada, Lorena López Díez, al parecer, no participó en las acciones terroristas, aunque las conocía.
A la vanguardia
El interrogatorio de Zapirain ha permitido saber que el grupo nació a principios del 2006 y pasó a depender sin intermediarios de la jefatura militar de la banda en Francia, que entonces ocupaba Garikoitz Aspiazu, Txeroki. De acuerdo a las investigaciones de la Guardia Civil, tardaron solo días en entrar en acción una vez que recibieron los primeros explosivos. Su primer atentado fue el 30 de enero del 2006 y consistió en la colocación de una mochila bomba en unas oficinas del Inem en Bilbao.
Tras la ruptura del alto el fuego del 2006 con el atentado de Barajas, el Otazua se convirtió en la vanguardia terrorista en Vizcaya. El grupo, según las declaraciones de Zapirain, aprovechó la tregua para recibir más explosivos, mejorar su adiestramiento y, sobre todo, moverse para estudiar futuros objetivos, sobre todo fuera del País Vasco. Y, a partir de ahí, recibieron órdenes directas no solo de hacer ruido, sino de matar.
La primera vez que buscaron el asesinato fue con la bomba lapa colocada en los bajos del coche del escolta Gabriel Ginés, el 9 octubre del 2007, que salvó la vida por poco. Pero el 22 de septiembre del 2008 consiguieron su bautizo de sangre con el asesinato del brigada del Ejército Luis Conde mediante la explosión de un coche bomba colocado frente al Patronato Militar de Santoña, en Cantabria.
El otro asesinato cometido por los etarras fue el del inspector de la policía Eduardo Puelles, el 19 de junio del 2009.
Nuevos ataques tras seis meses de calma
Los actos de violencia callejera han reaparecido seis meses después con dos ataques en Vitoria a una sucursal bancaria y el incendio de varios neumáticos. El primer incidente ocurrió el miércoles por la noche, cuando seis desconocidos que cubrían su rostro atacaron con tuercas y pintura negra una sucursal de Caja Vital (en la foto). Horas después, otro grupo prendía fuego en la misma calle a varios neumáticos. El incendio afectó a un contenedor próximo.
