Concretamente, las palabras del Papa Benedicto XVI han sido las siguientes: "Es muy importante que cada niño que viene al mundo se le de la bienvenida con la calidez de una familia. No importan las comodidades exteriores. Jesús nació en un establo y su primera cuna fue un pesebre, pero el amor de María y José le hizo sentir la ternura y la belleza de ser amado".
El Papa ha afirmado además los padres reciben el nacimiento de cada hijo como un regalo, un hecho que trae consigo algo de misterio, por lo que muchas veces se les escucha decir: "Este niño es un don, un regalo".
En este sentido, Benedicto XVI ha asegurado que los seres humanos no viven la procreación como un simple acto reproductivo, sino que intuyen que toda criatura humana que se ve en la Tierra "es el signo por excelencia del Creador y Padre en el cielo".
Ante varios miles de fieles congregados en la plaza de San Pedro para el rezo del Ángelus, el Papa ha recordado que la Sagrada Familia de Nazaret, que ha pasado por muchas pruebas, como la huída a Egipto, confiando en la providencia divina y en una educación sólida, es un modelo de vida para cada familia para resolver los problemas y preocupaciones "con profundo amor y comprensión".
"Por lo tanto, encomendemos a la Virgen María y San José todas las familias, para que no se desanimen por las pruebas y dificultades", ha subrayado el Papa, al tiempo que las ha exhortado a cultivar siempre el amor conyugal y a dedicarse con confianza al servicio de la vida y de la educación.
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