«Me pegaban con el cable del televisor». En una ocasión, le quemaron en las piernas con un cuchillo ardiendo. La voz del niño de 9 años salía de un video instalado hoy en la Audiencia de Barcelona. «¿Dónde te pegaban?», le preguntaba una psicóloga. «En la espalda, en la barriga y en las piernas», explicaba el menor. "Casi cada día", añadía. La grabación recogía la exploración a la que fue sometida en su día Ia víctima, tras descubrirse que tenía 57 cicatrices repartidas por todo el cuerpo producto de los presuntos malos tratos infligidos por su padre y su madrastra, naturales de Guinea y vecinos de Calaf (Anoia)La pareja, Amadou Diallo y Mariama Bailo, ha sido juzgada por torturas, lesiones y maltrato. La fiscalía ha elevado a 12 años de prisión su petición de condena (provisionalmente reclamaba 11 años) y ha solicitado la prohibición de acercarse a la víctima, que fue apartada de su familia.
Con voz precisa y palabras concisas, el niño respondía una a una a las preguntas del experto que le examinó durante el proceso judicial. Y concretó por qué su padre y su madrastra le golpeaban: porque veía la televisión, por no rezar el Corán, por llegar tarde del fútbol o porque le obligaban a orinar sentado en el lavabo y él lo hacía de pie.
Residentes en Calaf
Amadou y Mariama, casados en Guinea en régimen de poligamia, se fueron a vivir a Calaf con dos hijos del primer matrimonio de él, entre ellos la víctima, y una niña de apenas meses de los dos. Los presuntos malos tratos se dieron durante meses.
El 26 de julio del 2008, según la acusación, se produjo uno de los episodios más escalofriantes. La madrastra vio orinar de pie al niño y avisó a su marido. El hombre cogió un cuchillo de la cocina y empezó a calentar la hoja en el baño. El menor miraba perplejo y temeroso a su padre, que colocó la hoja del cuchillo ardiendo en cada una de sus piernas diciéndole: «No lo vuelvas a hacer». Las lesiones le quedarán para siempre. Le habían castigado por no orinar sentado para evitar que manchase la ropa antes del rezo musulman.
Dos días después, el propio niño llamó por teléfono a los Mossos d'Esquadra para denunciar los maltratos que sufría. Miembros de la policía autonómica se personaron en el domicilio de la familia. Uno de los agentes ha explicado en el juicio: "Me acerqué a él y me dijo: 'Mi padre me pega". Vio las marcas que tenía en las piernas y la espalda. Los agentes se llevaron de inmediato al niño para ponerlo bajo la protección de la Direcció General d'Atenció a la Infància (DGAIA).
Desmentido de los acusados
Los acusados han negado los malos tratos y han declarado ser víctimas de un complot por parte de sus hijos. La pareja asegura que los pequeños les han denunciado falsamente por los celos que sentían hacia la nueva esposa de su padre, y porque temían que su progenitor les obligara a regresar a Guinea con su madre biológica.
El padre ha declarado que nunca había visto las cicatrices de su hijo y la madrastra ha admitido que no se preocupaba mucho del menor. Los psicólogos han confirmado que el niño había sido víctima de malos tratos agudos. Los expertos dan veracidad a la versión del pequeño. «Es un niño que habla claro y en su discurso no hay elementos de fabulación», ha insistido una perito judicial. Uno de los especialistas ha dejado patente el sentimiento de la víctima: «Tiene miedo al padre». El juicio ha quedado visto para sentencia.
http://www.elperiodico.com/es/noticias/sociedad/20101124/padre-pegaba-con-cable-tele/595307.shtml
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Con voz precisa y palabras concisas, el niño respondía una a una a las preguntas del experto que le examinó durante el proceso judicial. Y concretó por qué su padre y su madrastra le golpeaban: porque veía la televisión, por no rezar el Corán, por llegar tarde del fútbol o porque le obligaban a orinar sentado en el lavabo y él lo hacía de pie.
Residentes en Calaf
Amadou y Mariama, casados en Guinea en régimen de poligamia, se fueron a vivir a Calaf con dos hijos del primer matrimonio de él, entre ellos la víctima, y una niña de apenas meses de los dos. Los presuntos malos tratos se dieron durante meses.
El 26 de julio del 2008, según la acusación, se produjo uno de los episodios más escalofriantes. La madrastra vio orinar de pie al niño y avisó a su marido. El hombre cogió un cuchillo de la cocina y empezó a calentar la hoja en el baño. El menor miraba perplejo y temeroso a su padre, que colocó la hoja del cuchillo ardiendo en cada una de sus piernas diciéndole: «No lo vuelvas a hacer». Las lesiones le quedarán para siempre. Le habían castigado por no orinar sentado para evitar que manchase la ropa antes del rezo musulman.
Dos días después, el propio niño llamó por teléfono a los Mossos d'Esquadra para denunciar los maltratos que sufría. Miembros de la policía autonómica se personaron en el domicilio de la familia. Uno de los agentes ha explicado en el juicio: "Me acerqué a él y me dijo: 'Mi padre me pega". Vio las marcas que tenía en las piernas y la espalda. Los agentes se llevaron de inmediato al niño para ponerlo bajo la protección de la Direcció General d'Atenció a la Infància (DGAIA).
Desmentido de los acusados
Los acusados han negado los malos tratos y han declarado ser víctimas de un complot por parte de sus hijos. La pareja asegura que los pequeños les han denunciado falsamente por los celos que sentían hacia la nueva esposa de su padre, y porque temían que su progenitor les obligara a regresar a Guinea con su madre biológica.
El padre ha declarado que nunca había visto las cicatrices de su hijo y la madrastra ha admitido que no se preocupaba mucho del menor. Los psicólogos han confirmado que el niño había sido víctima de malos tratos agudos. Los expertos dan veracidad a la versión del pequeño. «Es un niño que habla claro y en su discurso no hay elementos de fabulación», ha insistido una perito judicial. Uno de los especialistas ha dejado patente el sentimiento de la víctima: «Tiene miedo al padre». El juicio ha quedado visto para sentencia.
http://www.elperiodico.com/es/noticias/sociedad/20101124/padre-pegaba-con-cable-tele/595307.shtml
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