Los cantos de sirena de ETA y compañía
* Martín Landa
Última actualización 10/11/2010@21:07:19 GMT+1
El drama de ETA es que no tiene nada que negociar. Le gustaría poder seguir marcando la agenda, pero sabe que eso representa el cisma con la izquierda radical que le ha venido dando cobertura hasta la fecha y que lleva tiempo viendo como se diluye su influencia en la sociedad en el tiempo que lleva fuera de las instituciones.
NUEVATRIBUNA.ES - 10.11.2010
La fábula se ha escenificado tantas veces que ha terminado por forjar en el conjunto de la sociedad un escepticismo imposible de vencer sólo con declaraciones interesadas, o con propuestas que quieren presentarse como nuevas pero que se perciben como más de lo mismo.
Quizás sea por eso lo de pretender arroparse, en esta ocasión, con la imagen de mediadores internacionales de renombre y añadirle algún adjetivo más a la vieja propuesta de poner en marcha una nueva tregua.
Ha trascendido que está en el País Vasco el abogado sudafricano Brian Currin y que anda buscando poner en marcha un grupo de mediadores para cuando, en Diciembre, ETA decida declarar su “alto el fuego” unilateral (siempre han sido unilaterales), permanente (también como siempre, hasta que deciden que deja de ser permanente), y verificable (aquí es donde reside la única novedad del proceso y donde se supone que se justifica la labor de los mediadores internacionales).
Han sido tantas las incongruencias que han jalonado las treguas de ETA, que ni con el tema nuevo de los mediadores internacionales adquiere credibilidad suficiente. Pero es que, además, qué quieren que les diga...Hoy “el tiempo” es otro.
La inmensa mayoría de la sociedad no quiere escuchar nuevos cantos de sirena para hipotéticas nuevas negociaciones.
Esa vía la volaron los propios terroristas cuando dinamitaron los aparcamientos de la terminal cuatro de Barajas, añadiendo los nombres de dos inmigrantes a la negra lista de asesinados por su sinrazón.
ETA se encuentra contra las cuerdas y con serios problemas, especialmente por la firme colaboración de Francia con España, y en general por la nueva actitud de toda la Unión Europea que se observa de un tiempo a esta parte. Pero con ser esto muy importante porque permite tener a la banda paralizada y sin capacidad para reorganizar sus estrategias, no es lo más grave a lo que se viene enfrentando desde Diciembre del año 2007, desde que hizo saltar por los aires la última tregua. ETA sabe que se enfrenta a la falta de credibilidad entre los suyos y al convencimiento de que se ha convertido en un verdadero problema para sus aspiraciones de defender, desde las instituciones, un proyecto de acumulación de fuerzas independentistas.
Por eso precisamente el drama de ETA es que no tiene nada que negociar. Le gustaría poder seguir marcando la agenda, pero sabe que eso representa el cisma con la izquierda radical que le ha venido dando cobertura hasta la fecha y que lleva tiempo viendo como se diluye su influencia en la sociedad en el tiempo que lleva fuera de las instituciones, lo que imposibilita cualquier alianza con sus potenciales socios en la apuesta independentista.
No me cabe ninguna duda de que los pasos de la escenificación del parón de ETA se van a cumplir con precisión.
De lo que tengo serias dudas es de que eso represente un aval lo suficientemente creíble y comprobable (teniendo en cuenta lo ocurrido en los doce últimos años y en las dos treguas anteriores) como para pensar que no habrá o surgirá un sector que siga con la extorsión, los asesinatos y las bombas, en nombre de la quimera de País que dicen querer defender.
Por eso, mucho me temo que para hacer verdaderamente creíble este proceso, va a hacer falta algo más que mediadores internacionales por muy buena voluntad que estos tengan. La entrega de las armas y una política de tierra quemada de los lugares que todavía sirven de “almacenes de ETA” van a ser imprescindibles para comprobar la voluntad de que el abandono sea definitivo y total. Y esa labor no la veo ni fácil ni cercana.
Todo lo demás es ruido.
* Martín Landa
Última actualización 10/11/2010@21:07:19 GMT+1
El drama de ETA es que no tiene nada que negociar. Le gustaría poder seguir marcando la agenda, pero sabe que eso representa el cisma con la izquierda radical que le ha venido dando cobertura hasta la fecha y que lleva tiempo viendo como se diluye su influencia en la sociedad en el tiempo que lleva fuera de las instituciones.
NUEVATRIBUNA.ES - 10.11.2010
La fábula se ha escenificado tantas veces que ha terminado por forjar en el conjunto de la sociedad un escepticismo imposible de vencer sólo con declaraciones interesadas, o con propuestas que quieren presentarse como nuevas pero que se perciben como más de lo mismo.
Quizás sea por eso lo de pretender arroparse, en esta ocasión, con la imagen de mediadores internacionales de renombre y añadirle algún adjetivo más a la vieja propuesta de poner en marcha una nueva tregua.
Ha trascendido que está en el País Vasco el abogado sudafricano Brian Currin y que anda buscando poner en marcha un grupo de mediadores para cuando, en Diciembre, ETA decida declarar su “alto el fuego” unilateral (siempre han sido unilaterales), permanente (también como siempre, hasta que deciden que deja de ser permanente), y verificable (aquí es donde reside la única novedad del proceso y donde se supone que se justifica la labor de los mediadores internacionales).
Han sido tantas las incongruencias que han jalonado las treguas de ETA, que ni con el tema nuevo de los mediadores internacionales adquiere credibilidad suficiente. Pero es que, además, qué quieren que les diga...Hoy “el tiempo” es otro.
La inmensa mayoría de la sociedad no quiere escuchar nuevos cantos de sirena para hipotéticas nuevas negociaciones.
Esa vía la volaron los propios terroristas cuando dinamitaron los aparcamientos de la terminal cuatro de Barajas, añadiendo los nombres de dos inmigrantes a la negra lista de asesinados por su sinrazón.
ETA se encuentra contra las cuerdas y con serios problemas, especialmente por la firme colaboración de Francia con España, y en general por la nueva actitud de toda la Unión Europea que se observa de un tiempo a esta parte. Pero con ser esto muy importante porque permite tener a la banda paralizada y sin capacidad para reorganizar sus estrategias, no es lo más grave a lo que se viene enfrentando desde Diciembre del año 2007, desde que hizo saltar por los aires la última tregua. ETA sabe que se enfrenta a la falta de credibilidad entre los suyos y al convencimiento de que se ha convertido en un verdadero problema para sus aspiraciones de defender, desde las instituciones, un proyecto de acumulación de fuerzas independentistas.
Por eso precisamente el drama de ETA es que no tiene nada que negociar. Le gustaría poder seguir marcando la agenda, pero sabe que eso representa el cisma con la izquierda radical que le ha venido dando cobertura hasta la fecha y que lleva tiempo viendo como se diluye su influencia en la sociedad en el tiempo que lleva fuera de las instituciones, lo que imposibilita cualquier alianza con sus potenciales socios en la apuesta independentista.
No me cabe ninguna duda de que los pasos de la escenificación del parón de ETA se van a cumplir con precisión.
De lo que tengo serias dudas es de que eso represente un aval lo suficientemente creíble y comprobable (teniendo en cuenta lo ocurrido en los doce últimos años y en las dos treguas anteriores) como para pensar que no habrá o surgirá un sector que siga con la extorsión, los asesinatos y las bombas, en nombre de la quimera de País que dicen querer defender.
Por eso, mucho me temo que para hacer verdaderamente creíble este proceso, va a hacer falta algo más que mediadores internacionales por muy buena voluntad que estos tengan. La entrega de las armas y una política de tierra quemada de los lugares que todavía sirven de “almacenes de ETA” van a ser imprescindibles para comprobar la voluntad de que el abandono sea definitivo y total. Y esa labor no la veo ni fácil ni cercana.
Todo lo demás es ruido.