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Lo que tiene que perder el PP con el fin de ETA

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Juanito

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ElConfidencial.com > España

RUBALCABA SALDRÍA ESPECIALMENTE REFORZADO

Lo que tiene que perder el PP con el fin de ETA


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Mariano Rajoy y Antonio Basagoiti, en el velatorio de una víctima de ETA (EFE)


@Esteban Hernández.- 06/11/2010 (06:00h)

No se trata sólo de una confrontación entre ETA y la democracia, sino que engloba también planteamientos estratégicos cara a las alecciones generales entre los dos partidos españoles mayoritarios. Que Rubalcaba se haya convertido en la cabeza visible del nuevo Gobierno y que poco después de su nombramiento José Blanco anunciase la posibilidad de un fin cercano de ETA tiene que ver con un intento del Gobierno de mitigar una muy negativa percepción de su gestión, sustituyendo de la agenda política los términos crisis y paro por los de remodelación y fin del terrorismo.

Ese movimiento del PSOE ha sido rápidamente contestado por la oposición, argumentando que los socialistas están cayendo de nuevo en la trampa de Batasuna o que sólo se debe acabar con ETA a través de medios punitivos. En todo caso, y más allá de las cruciales repercusiones para la vida cotidiana que tiene este proceso, esta confrontación entre partidos nos recuerda que en política todas las acciones tienen lecturas en términos puramente electorales, y que los grandes asuntos no están exentos de ser instrumentalizados.

Así, no es extraño, señala José Luis Orella, director del departamento de Historia y Pensamiento en la Universidad CEU San Pablo de Madrid, que se vuelva a situar a la banda terrorista en primer plano, justo cuando “nos estamos acercando a fechas electorales importantes. Al margen de que movilice mucho o poco voto, está claro que poner punto final a ETA será algo que el Gobierno podría colocar en el balance positivo de su gestión, ya que el de ETA es uno de los grandes temas pendientes de nuestra democracia. Y, sin duda, en el País Vasco, es uno de los puntos determinantes de las elecciones”.

En ese sentido, podemos interpretar estos movimientos, asegura José Luis Sanchís, asesor en imagen y comunicación y consultor político, como fases de una partida de ajedrez que tardará casi dos años en resolverse. Para Sanchís, aun cuando haya algún momento importante que servirá para medir el estado real de las posiciones electorales, el horizonte primero son las elecciones vascas, ya que "si ETA desapareciera y Batasuna pudiera concurrir, el gobierno sería para el PNV. Eso provocaría un eterno general distinto, con una Cataluña yendo hacia el soberanismo y una Euskadi que marcharía por el mismo camino.

Para Orella, no podemos olvidar que el terrorismo etarra no es como el del GRAPO, “un mero problema de orden público”, sino que en este caso hay también un botín electoral cuantificado en un 10-12%. “El PSOE ha pensado cómo reintroducir ese electorado en la democracia, reconvirtiendo a la izquierda abertzale en una suerte de Esquerra Republicana, de modo que pueda formar con ellos un frente de progreso con el que hacer un nuevo tripartito”. Según Orella, la intención del PSOE no sería otra que la de reconvertir el eje nacionalista/no nacionalista que domina política vasca en un eje izquierda/derecha.

La desaparición de ETA también tendría sus consecuencias, afirma Orella, para el PP vasco. En un sentido, porque “dejaría de ser el partido diana, con lo que ya podría conseguir cuadros y candidatos, y podría desarrollarse en toda su extensión”. Pero también aparecería una vertiente negativa, ya que en la actualidad “poseen una seña de identidad, en tanto partido que ha defendido a las víctimas, que les sirve como elemento cohesionador frente a la fragmentación interna. Si desaparece la tensión terrorista, que es su verdadero cemento, el PP vasco volvería a su realidad de partido heterogéneo, con la clase media alta puramente liberal de Algorta, que se sienten muy a gusto con líderes estilo Esperanza Aguirre o Alberto Ruiz Gallardón, y la más conservadora y rural (más carlistona) que se encontrarían muy disconformes con posiciones como las de Cospedal”.

Rubalcaba, ganador

Sin embargo, más allá de los cambios en la política vasca, estamos ante un asunto con evidentes dimensiones nacionales. Y no sólo porque vaya a producir efectos electorales sobre los partidos, sino porque habrá líderes que saldrán mucho más reforzados del proceso. Quien mejor situado está en esa carrera, asegura Orella, es Pérez Rubalcaba. “Los avales que ha conseguido desde que fue nombrado ministro del Interior, en forma de detención de comandos en España y Francia, y de la presión que ha realizado sobre la banda, obligando a cambiar su táctica, los pondrá encima de la mesa si llega el fin de ETA”. Para Orella, Rubalcaba puede “intentar subirse a la ola de éxito que tuvieron políticos como Mayor Oreja, escapándose así de la quema de su partido”

Para Pere Oriol Costa, catedrático de Periodismo de la Universidad Autónoma de Barcelona y autor de Cómo ganar unas elecciones, (Ed. Paidós) “uno de los factores que están haciendo más fuerte a Rubalcaba, y que más le rejuvenecen, es la actitud con la que ha gobernado la amenaza etarra, que ha sido políticamente súper correcta”. Sin embargo, no cree que ese creciente liderazgo vaya a situarle en algún instante en contra de Zapatero. Más al contrario, entiende que “Rubalcaba se encargará de dar el protagonismo adecuado al cabeza de lista cuando resulte oportuno”.

Precisamente para evitar que esta buena imagen del vicepresidente irradie hacia la totalidad de su formación política, el PP, asegura Costa, adoptará una aptitud más beligerante, atribuyéndose un papel fiscalizador respecto de futuras actuaciones del PSOE, especialmente en lo referido al diálogo o a la negociación con la banda terrorista. Ese papel, además, le resultará rentable electoralmente, porque le permitirá aparecer como un partido firme, al tiempo que evitarán que el PSOE pueda colgarse medallas.

Sin embargo, avisa Costa, llegará un instante en que esa misma insistencia pueda volverse en su contra. “Si se dan pasos hacia delante, la misma sociedad española pedirá que se formalice el diálogo. Y los populares tendrán que subirse a ese tren o perderán mucho apoyo”. Justo el que ganarían sus oponentes, toda vez que, aun cuando estaría por ver cuál sería el beneficio electoral exacto, parece claro que el final de ETA sería un factor de éxito para el PSOE. Y más aún, señala Costa, si sabe utilizar la estrategia adecuada. “Zapatero está diciendo que seamos prudentes y que si llega el fin de ETA, será cosa de todos. Y eso es justo lo que debe hacer, pedir la colaboración de todos y cada uno de los implicados y no tratar de capitalizar el proceso. Así, además, obtendrá un protagonismo más elevado”.

Para Sanchís, el panorama electoral es diáfano, y solo algún factor no previsto podrá forzar cambios sustanciales. “A pesar de que el PSOE vaya muchos puntos por debajo, está claro que recuperará 5 o 6 por la mera fuerza de las cosas. Habrá votantes que se activen para evitar que el PP gane, habrá quienes se movilicen a última hora, etcétera”. Aún así, la victoria será claramente para el PP, “salvo que se produzca una salida de la crisis clara, en forma de descenso del paro o del precio de la vivienda, o que haya un movimiento fuerte en el tema ETA. Que haya variaciones sustanciales en el precio de la vivienda o en el empleo parece muy improbable, de modo que el único agujero que le queda al PSOE para asomar la cabeza es la muerte de ETA”.

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