Borja Thyssen y Blanca Cuesta han vivido este fin de semana uno de sus momentos más dulces. El hijo de Tita Cervera y su mujer bautizaban el pasado sábado 23 de octubre a su segundo hijo, Eric. La ceremonia se celebró a la una y media del mediodía en el Convento de la localidad madrileña de Boadilla del Monte, donde el popular matrimonio asistió, para sorpresa de muchos, vestido de negro.
Blanca Cuesta posó para la prensa con un 'total look' negro y un impresionante moño, sin despegarse en ningún momento de su hijo, al que llevaba en brazos y había vestido con el clásico faldón. Borja, por su parte, optó por un traje sastre en color negro. Y es que si algo caracteriza a esta pareja es que se compenetra hasta en el vestuario.
Tras el rito religioso, el matrimonio ofreció una comida a todos sus invitados en el Hotel Convento de Boadilla, dentro del mismo complejo eclesiástico, donde lo celebraron por todo lo alto. También tiraron la casa por la ventana en lo que a medidas de seguridad se refiere ya que el matrimonio Thyssen Cuesta contrató a un equipo descomunal de vigilantes para evitar que le reventaran la exclusiva que ofrecieron a una conocida revista.
Los miembros de seguridad actuaron con violencia contra los fotógrafos agolpados a la puerta de la Iglesia, donde colocaron un biombo para evitar ser fotografiados, algo que finalmente no pudieron evitar.
Blanca Cuesta posó para la prensa con un 'total look' negro y un impresionante moño, sin despegarse en ningún momento de su hijo, al que llevaba en brazos y había vestido con el clásico faldón. Borja, por su parte, optó por un traje sastre en color negro. Y es que si algo caracteriza a esta pareja es que se compenetra hasta en el vestuario.
Tras el rito religioso, el matrimonio ofreció una comida a todos sus invitados en el Hotel Convento de Boadilla, dentro del mismo complejo eclesiástico, donde lo celebraron por todo lo alto. También tiraron la casa por la ventana en lo que a medidas de seguridad se refiere ya que el matrimonio Thyssen Cuesta contrató a un equipo descomunal de vigilantes para evitar que le reventaran la exclusiva que ofrecieron a una conocida revista.
Los miembros de seguridad actuaron con violencia contra los fotógrafos agolpados a la puerta de la Iglesia, donde colocaron un biombo para evitar ser fotografiados, algo que finalmente no pudieron evitar.