Mikel Kabikoitz Karrera Sarobe, 'Ata', fotografiado por la cámara de un cajero automático de Lyón.
MAYKA NAVARRO
MADRID
Los dos guardias civiles que el 9 de enero dieron el alto a una furgoneta francesa en la CL-527, a las afueras de la localidad de Bermillo de Sayago (Zamora), abortaron el plan de ETA de instalar su nueva base logística en Portugal y permitieron dar con la pista que el jueves llevó a la detención del hasta entonces el número uno de la banda, Mikel Kabikoitz Karrera Sarobe, Ata: el DNI falso con el que el terrorista alquiló en sendos establecimientos de Maçon (Francia) una furgoneta Iveco y un coche Opel Astra que formaban parte de la caravana que viajaba con material para crear bombas.
Ese mismo carnet, de un tal David aunque con la foto del etarra, también permitió a Sarobe abrir una cuenta corriente en Maçon con la que operó en varios cajeros del norte de Lyón. Iba disfrazado para pasar desapercibido, pero fue inmortalizado por las cámaras e identificado. Ata volvió a utilizar el DNI para alquilar una habitación en Saint-Albain que le sirvió de escondite.
Los abundantes apuntes permitieron a los servicios de información de la Guardia Civil detallar cómo se movía por Francia el jefe de ETA. Y, gracias a las imágenes del cajero, de qué manera se disfrazaba para intentar distanciarse de las fotos que los servicios de información antiterroristas tenían de él.
Espionaje español
La red de datos confeccionada por la Guardia Civil se fue tupiendo con nueva información, hasta que el CNI dio con la pista definitiva que el jueves propició la detención en Bayona de Ata; su lugarteniente, Arkaitz Aguirregabiria, y otros tres presuntos etarras. Un hilo del que tirar captado por los sofisticados medios del espionaje español, que interceptó un intercambio de e-mails que hacían referencia a las llaves de un piso de Bayona. El mismo en el que los dirigentes de ETA se encerraron durante tres días para diseñar su nueva estrategia de atentados para el verano, tras casi un año sin matar en España pese a intentarlo.
Que la operación del jueves será "trascendental" en el futuro inmediato de la banda lo sostienen todas las fuentes de la lucha antiterrorista consultadas. Más allá del pulso interno que se puede abrir tras la retirada de escena de dos elementos fundamentales del bloque más duro e intransigente de la organización, está la información que se consiga cuando se descifre el contenido de los 20 lápices de memoria y los dos discos duros hallados en el dúplex de la localidad francesa. Ata, caracterizado por su exigencia a los comandos, cometió el error que llevó a su propia detención.
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