Absuelto por sufrir "celos delirantes" un hombre que intentó quemar a su mujer
La sentencia ordena su ingreso en un centro psiquiátrico por un máximo de 15 años. El tribunal entiende que el acusado no era consciente de lo que hacía cuando roció a la víctima de gasoil con un cigarro encendido.
La Audiencia de Huesca ha absuelto a Stefan Cucea, de 42 años y de origen rumano, de un delito de intento de homicidio por el que se enfrentaba a una petición de 5 años de cárcel. El tribunal admite que el acusado -defendido por Javier Elía, del despacho Sánchez Herrero- estuvo a punto de prenderle fuego a su mujer tras rociarla con gasoil, pero también entiende que es inimputable porque sus actos fueron impulsados por unos "celos delirantes".
La sentencia considera probado que el 18 de diciembre de 2008, a las 9.30, la víctima volvió al domicilio conyugal de Monzón dos días después de una fuerte discusión con su marido, el cual le había pedido que fuera a casa con la excusa de darle unos papeles. El acusado, que había bebido "mucho güisqui", se levantó de la cama, cerró la puerta del piso con llave y le recriminó haber estado esos días fuera y haber vuelto con el pelo teñido "ya que creía que le estaba engañando". A continuación le pegó en la cabeza y le amenazó de muerte con un cuchillo. La víctima logró arrebatárselo y lo escondió en su bolso, pero el acusado consiguió otro cuchillo y la volvió a amedrentar.
Fue entonces cuando, según el tribunal, cogió una de las garrafas de gasoil que tenía guardadas en casa para un viaje a su país y se la arrojó encima empapándole todo el cuerpo mientras el procesado llevaba un cigarrillo encendido. Tras un forcejeo, el acusado resbaló y se cayó. La mujer se fue a esconder a una habitación, cerró la puerta y pidió auxilio gritando por la ventana "mi marido me quiere matar" y luego llamando por teléfono a su hermana, que avisó a la Guardia Civil. Los agentes forzaron la puerta para entrar en casa y redujeron al acusado, "que estaba fuera de sí y violento". La víctima, por suerte, solo sufrió lesiones leves, pero renunció a cualquier indemnización que le pudiera corresponder.
El acusado testificó en el juicio que no quería quemar a su mujer sino que se equivocó de garrafa "pues quería coger una de agua para mojarla y humillarla". Sin embargo, el tribunal afirma que esta explicación no es creíble ya que el gasoil tiene un color, olor y textura "fácilmente perceptibles".
La Audiencia sostiene que el procesado "tenía intención de matar a su esposa", pero le aplica la eximente completa de trastorno mental ya que, según los médicos forenses y el departamento de Psiquiatría del Miguel Servet de Zaragoza, sufre un trastorno delirante por celos "propio de la paranoia y la enajenación mental" que anuló sus facultades y que le impidió comprender la "ilicitud" de sus actos "porque tiene una concepción torcida de la realidad".
"Alta peligrosidad"
No obstante, el fallo ordena que sea internado para recibir tratamiento médico o de educación especial en un centro psiquiátrico durante un máximo de 15 años. Y es que el tribunal subraya que existe una "muy alta peligrosidad potencial del acusado para con su pareja" y que es "probable" que se repitan hechos similares.
La sentencia ordena su ingreso en un centro psiquiátrico por un máximo de 15 años. El tribunal entiende que el acusado no era consciente de lo que hacía cuando roció a la víctima de gasoil con un cigarro encendido.
La Audiencia de Huesca ha absuelto a Stefan Cucea, de 42 años y de origen rumano, de un delito de intento de homicidio por el que se enfrentaba a una petición de 5 años de cárcel. El tribunal admite que el acusado -defendido por Javier Elía, del despacho Sánchez Herrero- estuvo a punto de prenderle fuego a su mujer tras rociarla con gasoil, pero también entiende que es inimputable porque sus actos fueron impulsados por unos "celos delirantes".
La sentencia considera probado que el 18 de diciembre de 2008, a las 9.30, la víctima volvió al domicilio conyugal de Monzón dos días después de una fuerte discusión con su marido, el cual le había pedido que fuera a casa con la excusa de darle unos papeles. El acusado, que había bebido "mucho güisqui", se levantó de la cama, cerró la puerta del piso con llave y le recriminó haber estado esos días fuera y haber vuelto con el pelo teñido "ya que creía que le estaba engañando". A continuación le pegó en la cabeza y le amenazó de muerte con un cuchillo. La víctima logró arrebatárselo y lo escondió en su bolso, pero el acusado consiguió otro cuchillo y la volvió a amedrentar.
Fue entonces cuando, según el tribunal, cogió una de las garrafas de gasoil que tenía guardadas en casa para un viaje a su país y se la arrojó encima empapándole todo el cuerpo mientras el procesado llevaba un cigarrillo encendido. Tras un forcejeo, el acusado resbaló y se cayó. La mujer se fue a esconder a una habitación, cerró la puerta y pidió auxilio gritando por la ventana "mi marido me quiere matar" y luego llamando por teléfono a su hermana, que avisó a la Guardia Civil. Los agentes forzaron la puerta para entrar en casa y redujeron al acusado, "que estaba fuera de sí y violento". La víctima, por suerte, solo sufrió lesiones leves, pero renunció a cualquier indemnización que le pudiera corresponder.
El acusado testificó en el juicio que no quería quemar a su mujer sino que se equivocó de garrafa "pues quería coger una de agua para mojarla y humillarla". Sin embargo, el tribunal afirma que esta explicación no es creíble ya que el gasoil tiene un color, olor y textura "fácilmente perceptibles".
La Audiencia sostiene que el procesado "tenía intención de matar a su esposa", pero le aplica la eximente completa de trastorno mental ya que, según los médicos forenses y el departamento de Psiquiatría del Miguel Servet de Zaragoza, sufre un trastorno delirante por celos "propio de la paranoia y la enajenación mental" que anuló sus facultades y que le impidió comprender la "ilicitud" de sus actos "porque tiene una concepción torcida de la realidad".
"Alta peligrosidad"
No obstante, el fallo ordena que sea internado para recibir tratamiento médico o de educación especial en un centro psiquiátrico durante un máximo de 15 años. Y es que el tribunal subraya que existe una "muy alta peligrosidad potencial del acusado para con su pareja" y que es "probable" que se repitan hechos similares.