Grandes compañías asentadas en Cataluña raptan a inspectores jefes y comisarios para que protejan sus intereses. Los suculentos sueldos atraen a los experimentados altos cargos (de Policía Nacional, Mossos d'Esquadra, Guàrdia Urbana y Guardia Civil) que entregan su placa para dedicarse a la seguridad privada. El último en hacerlo, el mosso Bernat Baró, tan sólo unos días después de que lo nombraran comisario. Ha fichado por el Port de Barcelona.
Un año antes, José López, jefe superior de la Policía en Cataluña, dejó el máximo puesto del cuerpo para ejercer de director de seguridad en Aguas de Barcelona. Con él se fueron hace unos meses el inspector jefe, Honorio Alegre, y el jefe de Delitos Tecnológicos. Dejaron sus despachos en la Jefatura de Vía Laietana para trabajar en la torre Agbar.
Las empresas privadas buscan a profesionales experimentados y con años en las fuerzas de seguridad estatales. No en vano, la vigilancia de La Caixa está en manos de otro ex miembro de la Policía Nacional: Miguel Ángel Fernández quien dejó su cargo de jefe superior hace cuatro años, y con él se llevó al jefe del grupo de Atracos y a otra mujer policía. Lo mismo hizo en 2007 Joan Unió, major de los Mossos durante 13 años hasta que dijo basta. Caixa Penedès le hizo una buena oferta que no rechazó.
El director de Seguridad de Abertis es un ex inspector de la Guàrdia Urbana, al igual que el del Museu Picasso. Por otro lado, la empresa de seguridad IPM cuenta en su plantilla con un antiguo subteniente de la Guardia Civil, mientras que en el Monasterio de Montserrat trabaja como responsable de control y vigilancia un ex guardia de la Casa Real.
Un comisario cobra como mínimo unos 3.200 euros al mes. En la seguridad privada pagan más, así que "es normal que se vayan", explican fuentes policiales. En el caso de la Policía, las ventajas son aún mayores que en los Mossos, porque gozan de una parte del sueldo del cuerpo pese a haber abandonado sus filas por exedencia o por segunda actividad.
Pero no es sólo el dinero lo que atrae a los altos mandos policiales. En el caso de la Policía, la pérdida de competencias en seguridad ciudadana por la llegada de los Mossos alentó a algunos mandos a ocuparse de la dirección de seguridad en empresas. "A mí el dinero no me influyó a la hora de dejar la Policía, fue un nuevo resto personal que llegó tras el aterrizaje de los Mossos en Barcelona", confiesa un ex mando de la Policía ahora en el sector privado.
EL APUNTE
A nivel interno, preocupa
El de Bernat Baró es el segundo gran fichaje entre altos mandos de la policía autonómica. Joan Delort, secretario de Seguretat Ciutadana, explicaba el pasado mes de diciembre que aunque no hay nada previsto para evitar que las empresas privadas contraten tan fácilmente a altos mandos de la policía, sí que existe una preocupación porque se vayan del cuerpo."Se forman aquí, les damos la formación y luego se van", explicó. Delort añadió que si vienen a buscar a los altos cargos de los Mossos es porque son buenos profesionales, y eso también les enorgullollece.
http://www.adn.es/local/barcelona/20100211/NWS-0217-Policias-fuga.html
Un año antes, José López, jefe superior de la Policía en Cataluña, dejó el máximo puesto del cuerpo para ejercer de director de seguridad en Aguas de Barcelona. Con él se fueron hace unos meses el inspector jefe, Honorio Alegre, y el jefe de Delitos Tecnológicos. Dejaron sus despachos en la Jefatura de Vía Laietana para trabajar en la torre Agbar.
Las empresas privadas buscan a profesionales experimentados y con años en las fuerzas de seguridad estatales. No en vano, la vigilancia de La Caixa está en manos de otro ex miembro de la Policía Nacional: Miguel Ángel Fernández quien dejó su cargo de jefe superior hace cuatro años, y con él se llevó al jefe del grupo de Atracos y a otra mujer policía. Lo mismo hizo en 2007 Joan Unió, major de los Mossos durante 13 años hasta que dijo basta. Caixa Penedès le hizo una buena oferta que no rechazó.
El director de Seguridad de Abertis es un ex inspector de la Guàrdia Urbana, al igual que el del Museu Picasso. Por otro lado, la empresa de seguridad IPM cuenta en su plantilla con un antiguo subteniente de la Guardia Civil, mientras que en el Monasterio de Montserrat trabaja como responsable de control y vigilancia un ex guardia de la Casa Real.
Un comisario cobra como mínimo unos 3.200 euros al mes. En la seguridad privada pagan más, así que "es normal que se vayan", explican fuentes policiales. En el caso de la Policía, las ventajas son aún mayores que en los Mossos, porque gozan de una parte del sueldo del cuerpo pese a haber abandonado sus filas por exedencia o por segunda actividad.
Pero no es sólo el dinero lo que atrae a los altos mandos policiales. En el caso de la Policía, la pérdida de competencias en seguridad ciudadana por la llegada de los Mossos alentó a algunos mandos a ocuparse de la dirección de seguridad en empresas. "A mí el dinero no me influyó a la hora de dejar la Policía, fue un nuevo resto personal que llegó tras el aterrizaje de los Mossos en Barcelona", confiesa un ex mando de la Policía ahora en el sector privado.
EL APUNTE
A nivel interno, preocupa
El de Bernat Baró es el segundo gran fichaje entre altos mandos de la policía autonómica. Joan Delort, secretario de Seguretat Ciutadana, explicaba el pasado mes de diciembre que aunque no hay nada previsto para evitar que las empresas privadas contraten tan fácilmente a altos mandos de la policía, sí que existe una preocupación porque se vayan del cuerpo."Se forman aquí, les damos la formación y luego se van", explicó. Delort añadió que si vienen a buscar a los altos cargos de los Mossos es porque son buenos profesionales, y eso también les enorgullollece.
http://www.adn.es/local/barcelona/20100211/NWS-0217-Policias-fuga.html