Un cuarto de siglo navegando entre ‘puntocom’
En el mundo, existen 85 millones de dominios ‘.com’ , que se ha convertido en la extensión más universal de Internet. en españa, alrededor de un millón de web lleva este apellido. Por algunos de estos genéricos se han llegado a pagar varios millones de dólares.
Los dominios .com se han convertido en uno de los símbolos de Internet. Un 15 de marzo de hace 25 años, se registraba el primero, symbolics.com, de un fabricante estadounidense de ordenadores. Hoy, empresas, medios, portales, buscadores, redes sociales, blogs, particulares o servicios de correo electrónico tienen el suyo. Se ha convertido en la extensión más popular: hay 82 millones .com en el mundo, el 44% del total de dominios.
Su boom vino de la mano de la explosión de Internet a finales de los 90. Si en 1992 había unos 15.000 .com, en 2000, se superaron los 20 millones. Las compañías de tecnología y las industriales fueron las pioneras. “Es el más usado en el mundo por la facilidad que tienen empresas y particulares para registrarlo y por lo conocido que es, hasta el punto de que es un símbolo de Internet”, explica María García, directora de nombres de dominio del registrador español Arsys, que cuenta con más de 675.000 dominios registrados.
En España, donde los primeros .com datan de mediados de los noventa, Arsys estima que existe un millón de estas extensiones, de un total de 2,5 millones de dominios que, según Acens, se han registrado en este país. El mercado (incluido el negocio de compraventa) mueve anualmente unos 30 millones de euros.
Durante muchos años, fuimos un país .com porque era más fácil y barato ponerse este apellido. “Esta tendencia cambió desde el impulso que recibió el .es con la liberalización de condiciones en 2005. Desde el año 2008, éste es el primer dominio por número de registros”, explica Eduardo Cabrera, director de Interdomain.
Pronto quedó patente que tener un .com era un tesoro. Y aparecieron los ciberocupas, que registraban a su nombre dominios de marcas o personas famosas para intentar venderlos a los interesados por precios astronómicos. La práctica obligó a crear un tribunal de arbitraje para resolver controversias. Hoy, se puede registrar un .com en los diez registradores autorizados en España, por entre 5 y 30 euros anuales. El desembarco de gigantes mundiales como 1&1 Internet ha tenido impacto en las tarifas, puesto que su enorme volumen de registros les permite ser muy agresivos en precios, lo que obliga a otros competidores a hacer valer la baza de los servicios.
El problema es que prácticamente no quedan .com de calidad. “La extensión media de las palabras es de ocho letras, porque por debajo, es difícil encontrar dominios libres”, explica María García. “Muchas empresas quieren registrar un .com , pero al ver que no hay disponibilidad, se decantan por otras extensiones”, apunta Irene García, responsable de dominios de Acens.
Operaciones millonarias
Los inversores en compraventa de dominios (conocidos como domainers) se han centrado en los genéricos (pisos, coches, juegos, hoteles, etc.). “Tener estos dominios es una buena inversión”, apunta Irene García. De hecho, se han cerrado operaciones estratosféricas, como los 14 millones de euros que se pagó en 2006 por Sex.com. Muchas empresas están interesadas en este tipo de genéricos para sus negocios, puesto que son fáciles de recordar y mejoran el posicionamiento en buscadores.
La única forma de adquirirlos es ir al mercado secundario de dominios. En Sedo, que controla el 60% de este mercado, se vendieron el año pasado más de 38.000 dominios por una cantidad de casi 54,7 millones de euros, de los que 691.595 euros correspondieron a España.
En el mundo, existen 85 millones de dominios ‘.com’ , que se ha convertido en la extensión más universal de Internet. en españa, alrededor de un millón de web lleva este apellido. Por algunos de estos genéricos se han llegado a pagar varios millones de dólares.
Los dominios .com se han convertido en uno de los símbolos de Internet. Un 15 de marzo de hace 25 años, se registraba el primero, symbolics.com, de un fabricante estadounidense de ordenadores. Hoy, empresas, medios, portales, buscadores, redes sociales, blogs, particulares o servicios de correo electrónico tienen el suyo. Se ha convertido en la extensión más popular: hay 82 millones .com en el mundo, el 44% del total de dominios.
Su boom vino de la mano de la explosión de Internet a finales de los 90. Si en 1992 había unos 15.000 .com, en 2000, se superaron los 20 millones. Las compañías de tecnología y las industriales fueron las pioneras. “Es el más usado en el mundo por la facilidad que tienen empresas y particulares para registrarlo y por lo conocido que es, hasta el punto de que es un símbolo de Internet”, explica María García, directora de nombres de dominio del registrador español Arsys, que cuenta con más de 675.000 dominios registrados.
En España, donde los primeros .com datan de mediados de los noventa, Arsys estima que existe un millón de estas extensiones, de un total de 2,5 millones de dominios que, según Acens, se han registrado en este país. El mercado (incluido el negocio de compraventa) mueve anualmente unos 30 millones de euros.
Durante muchos años, fuimos un país .com porque era más fácil y barato ponerse este apellido. “Esta tendencia cambió desde el impulso que recibió el .es con la liberalización de condiciones en 2005. Desde el año 2008, éste es el primer dominio por número de registros”, explica Eduardo Cabrera, director de Interdomain.
Pronto quedó patente que tener un .com era un tesoro. Y aparecieron los ciberocupas, que registraban a su nombre dominios de marcas o personas famosas para intentar venderlos a los interesados por precios astronómicos. La práctica obligó a crear un tribunal de arbitraje para resolver controversias. Hoy, se puede registrar un .com en los diez registradores autorizados en España, por entre 5 y 30 euros anuales. El desembarco de gigantes mundiales como 1&1 Internet ha tenido impacto en las tarifas, puesto que su enorme volumen de registros les permite ser muy agresivos en precios, lo que obliga a otros competidores a hacer valer la baza de los servicios.
El problema es que prácticamente no quedan .com de calidad. “La extensión media de las palabras es de ocho letras, porque por debajo, es difícil encontrar dominios libres”, explica María García. “Muchas empresas quieren registrar un .com , pero al ver que no hay disponibilidad, se decantan por otras extensiones”, apunta Irene García, responsable de dominios de Acens.
Operaciones millonarias
Los inversores en compraventa de dominios (conocidos como domainers) se han centrado en los genéricos (pisos, coches, juegos, hoteles, etc.). “Tener estos dominios es una buena inversión”, apunta Irene García. De hecho, se han cerrado operaciones estratosféricas, como los 14 millones de euros que se pagó en 2006 por Sex.com. Muchas empresas están interesadas en este tipo de genéricos para sus negocios, puesto que son fáciles de recordar y mejoran el posicionamiento en buscadores.
La única forma de adquirirlos es ir al mercado secundario de dominios. En Sedo, que controla el 60% de este mercado, se vendieron el año pasado más de 38.000 dominios por una cantidad de casi 54,7 millones de euros, de los que 691.595 euros correspondieron a España.