SNIPERS - Los tiradores de hielo
Durante la guerra franco-prusiana, bastantes soldados franceses se quedaron detrás de las líneas enemigas, después de las derrotas iniciales. Algunos de ellos (en su gran mayoría cazadores experimentados) empezaron a hostigar a los soldados prusianos efectuando disparos desde la distancia y, así todo, certeros. Estos soldados se llamaban a sí mismos franc tireus que significa «francotirador», término que ha resistido el paso del tiempo.
Pero el verdadero nacimiento de los snipers ocurrió durante la primera guerra mundial. La guerra de trincheras fue la característica de esa contienda, en la que numerosas tropas permanecían inmovilizadas durante largos periodos de tiempo y relativamente cercanas unas de otras. Esta circunstancia favoreció la aparición de numerosos tiradores de élite que, adaptando sus fusiles con un visor adosado y deslizándose desde la trinchera, se situaban camuflados en tierra de nadie, desde donde disparaban sembrando la confusión en las trincheras enemigas. La actuación de estos francotiradores cumplía una importante función para la moral, ya que reforzaba la de sus tropas y minaba la del enemigo.
Durante la segunda guerra mundial se perfeccionaron el tiro de precisión, los rifles, la munición, la óptica y la técnica. Los alemanes empezaron a actuar en parejas de observador y tirador usando el visor Carl Zeiss montado en sus rifles Karabiner K-98K. Los soviéticos, en cambio, usaban el Mosin Nagant con un visor óptico Pu de 3,5 aumentos, un arma bastante efectiva. Ingleses, japoneses, americanos y franceses fueron incorporando a sus ejércitos unidades de snipers, que cobraron el máximo protagonismo en los combates urbanos de esa contienda. En Leningrado y Estalingrado los tiradores soviéticos escondidos en los edificios ruinosos fueron capaces de causar numerosas bajas al ejército alemán. Fue allí donde Vasili Zaitsev recibió la Orden de Lenin tras matar a más de 400 enemigos, entre ellos al francotirador alemán Koegin, y donde la mujer soldado Lyudmila Pavlichenko abatió a 309 enemigos.
También los snipers alemanes se distinguieron por su letal eficacia. Ese es el caso de Mattheus Hetzenauer, que en dos años logró causar 345 muertes, o el de Sepp Allerberger, con 257 en su haber.
Actualmente, un francotirador militar es un soldado experto en camuflaje, con una puntería excepcional, capaz de abatir a un objetivo desde grandes distancias y retirarse sin ser detectado.
Su meta es reducir la capacidad de lucha del enemigo abatiendo blancos de gran importancia, como pueden ser oficiales, funcionarios clave, francotiradores enemigos y equipo crítico. Se someten a un severo entrenamiento para adquirir las habilidades necesarias que le permitan concluir sus misiones con éxito. Aprenden a mejorar el camuflaje y la ocultación, el acecho y la observación, así como el disparo de precisión bajo un gran abanico de condiciones operativas. Además, se forman en técnicas de supervivencia, navegación, transmisiones, topografía, balística e identificación de material enemigo. Aprenden a apretar el gatillo con la superficie del dedo hacia atrás, para evitar que el arma se mueva y a disparar en cualquier posición, siendo la de tumbado y con el rifle apoyado en una superficie blanda la que ofrece más precisión, por lo que aprenden a respirar de forma que esta acción no merme la precisión del tiro. Se dice que algunos snipers aprenden a disparar entre latido y latido del corazón para reducir al mínimo el movimiento del cañón.
El equipo del francotirador
Hoy en día, los fusiles de los francotiradores no son adaptaciones de los fusiles de tropa como en el pasado, ahora estos rifles son fabricados especialmente para este fin con un estándar de precisión de un MOA (minuto de ángulo), que es el mínimo que se exige para un trabajo de este tipo. Tan importante es la precisión de estos rifles que son muy pocos los que logran reunir las condiciones necesarias para considerarse de alta precisión; los más conocidos son el M24 SWS, el M40, el STEYR con su SSG (durante mucho tiempo el más vendido a todos los ejércitos del mundo) o el L96/AwM, diseñado por un tirador olímpico. Como puede verse, se prefieren casi siempre los rifles de cerrojo, que en igualdad de condiciones y munición son superiores a los semiautomáticos, siendo muy pocos los rifles de esta categoría que cumplen con las exigencias requeridas por los especialistas, aunque entre estos se encuentra, por ejemplo, el HEKLER & KOCH PSG-1. Los fusiles de francotirador son armas de fuego de una gran potencia que pueden disparar a más de 1600 metros en vertical y 3200 en horizontal.
Otra característica de estos rifles es que deben ser portados continuamente por el tirador, y siempre en las manos, no sobre el hombro, por lo que su peso es crítico, considerándose un peso razonable los seis o siete kilos incluida la mira. Estas miras suelen ser aumentadas y, además de la cruz, llevan impresas en la retícula marcas que sirven para estimar la distancia. No suelen superar los once aumentos, siendo frecuente que solo tengan tres, dado que cada aumento reduce el ángulo de visión.
En cuanto a la munición, la mayoría de los snipers utilizan munición militar de alta precisión, siendo frecuente que incluso tomen la munición del mismo lote, para calibrar su arma con esa munición.
TRAJE DE CAMUFLAJE
Después del rifle, lo más importante para un sniper es un buen camuflaje. Éste, junto a una determinada disciplina de movimientos, hace muy difícil su detección. Es normal que cada sniper se fabrique su propio traje de camuflaje, conocido como traje Ghilie
Durante la guerra franco-prusiana, bastantes soldados franceses se quedaron detrás de las líneas enemigas, después de las derrotas iniciales. Algunos de ellos (en su gran mayoría cazadores experimentados) empezaron a hostigar a los soldados prusianos efectuando disparos desde la distancia y, así todo, certeros. Estos soldados se llamaban a sí mismos franc tireus que significa «francotirador», término que ha resistido el paso del tiempo.
Pero el verdadero nacimiento de los snipers ocurrió durante la primera guerra mundial. La guerra de trincheras fue la característica de esa contienda, en la que numerosas tropas permanecían inmovilizadas durante largos periodos de tiempo y relativamente cercanas unas de otras. Esta circunstancia favoreció la aparición de numerosos tiradores de élite que, adaptando sus fusiles con un visor adosado y deslizándose desde la trinchera, se situaban camuflados en tierra de nadie, desde donde disparaban sembrando la confusión en las trincheras enemigas. La actuación de estos francotiradores cumplía una importante función para la moral, ya que reforzaba la de sus tropas y minaba la del enemigo.
Durante la segunda guerra mundial se perfeccionaron el tiro de precisión, los rifles, la munición, la óptica y la técnica. Los alemanes empezaron a actuar en parejas de observador y tirador usando el visor Carl Zeiss montado en sus rifles Karabiner K-98K. Los soviéticos, en cambio, usaban el Mosin Nagant con un visor óptico Pu de 3,5 aumentos, un arma bastante efectiva. Ingleses, japoneses, americanos y franceses fueron incorporando a sus ejércitos unidades de snipers, que cobraron el máximo protagonismo en los combates urbanos de esa contienda. En Leningrado y Estalingrado los tiradores soviéticos escondidos en los edificios ruinosos fueron capaces de causar numerosas bajas al ejército alemán. Fue allí donde Vasili Zaitsev recibió la Orden de Lenin tras matar a más de 400 enemigos, entre ellos al francotirador alemán Koegin, y donde la mujer soldado Lyudmila Pavlichenko abatió a 309 enemigos.
También los snipers alemanes se distinguieron por su letal eficacia. Ese es el caso de Mattheus Hetzenauer, que en dos años logró causar 345 muertes, o el de Sepp Allerberger, con 257 en su haber.
Actualmente, un francotirador militar es un soldado experto en camuflaje, con una puntería excepcional, capaz de abatir a un objetivo desde grandes distancias y retirarse sin ser detectado.
Su meta es reducir la capacidad de lucha del enemigo abatiendo blancos de gran importancia, como pueden ser oficiales, funcionarios clave, francotiradores enemigos y equipo crítico. Se someten a un severo entrenamiento para adquirir las habilidades necesarias que le permitan concluir sus misiones con éxito. Aprenden a mejorar el camuflaje y la ocultación, el acecho y la observación, así como el disparo de precisión bajo un gran abanico de condiciones operativas. Además, se forman en técnicas de supervivencia, navegación, transmisiones, topografía, balística e identificación de material enemigo. Aprenden a apretar el gatillo con la superficie del dedo hacia atrás, para evitar que el arma se mueva y a disparar en cualquier posición, siendo la de tumbado y con el rifle apoyado en una superficie blanda la que ofrece más precisión, por lo que aprenden a respirar de forma que esta acción no merme la precisión del tiro. Se dice que algunos snipers aprenden a disparar entre latido y latido del corazón para reducir al mínimo el movimiento del cañón.
El equipo del francotirador
Hoy en día, los fusiles de los francotiradores no son adaptaciones de los fusiles de tropa como en el pasado, ahora estos rifles son fabricados especialmente para este fin con un estándar de precisión de un MOA (minuto de ángulo), que es el mínimo que se exige para un trabajo de este tipo. Tan importante es la precisión de estos rifles que son muy pocos los que logran reunir las condiciones necesarias para considerarse de alta precisión; los más conocidos son el M24 SWS, el M40, el STEYR con su SSG (durante mucho tiempo el más vendido a todos los ejércitos del mundo) o el L96/AwM, diseñado por un tirador olímpico. Como puede verse, se prefieren casi siempre los rifles de cerrojo, que en igualdad de condiciones y munición son superiores a los semiautomáticos, siendo muy pocos los rifles de esta categoría que cumplen con las exigencias requeridas por los especialistas, aunque entre estos se encuentra, por ejemplo, el HEKLER & KOCH PSG-1. Los fusiles de francotirador son armas de fuego de una gran potencia que pueden disparar a más de 1600 metros en vertical y 3200 en horizontal.
Otra característica de estos rifles es que deben ser portados continuamente por el tirador, y siempre en las manos, no sobre el hombro, por lo que su peso es crítico, considerándose un peso razonable los seis o siete kilos incluida la mira. Estas miras suelen ser aumentadas y, además de la cruz, llevan impresas en la retícula marcas que sirven para estimar la distancia. No suelen superar los once aumentos, siendo frecuente que solo tengan tres, dado que cada aumento reduce el ángulo de visión.
En cuanto a la munición, la mayoría de los snipers utilizan munición militar de alta precisión, siendo frecuente que incluso tomen la munición del mismo lote, para calibrar su arma con esa munición.
TRAJE DE CAMUFLAJE
Después del rifle, lo más importante para un sniper es un buen camuflaje. Éste, junto a una determinada disciplina de movimientos, hace muy difícil su detección. Es normal que cada sniper se fabrique su propio traje de camuflaje, conocido como traje Ghilie