Los perros de la Guardia Civil, no son los únicos que trabajan en la provincia, con el fin de evitar delitos, ya que los Agentes Medioambientales de la Región, cuentan con la denominada Unidad Canina de detección de venenos de Castilla-La Mancha.
Una de las peculiaridades de esta unidad, con sede en Albacete, pero de ámbito regional, es que sus seis componentes son hembras, una medida que se ha tomado, para evitar problemas con el celo dentro de la misma y porque según dicen son más precoces en el adiestramiento.
Como es lógico, la misión de estas perras es localizar cebos envenenados, que cazadores, ganaderos y agricultores desaprensivos, utilizan para acabar con la vida de zorros, urracas, lobos conejos y otras especies que les resultan molestas, para practicar su actividad.
Plan de trabajo
Con un adiestramiento similar al que reciben los canes de la Unidad Cinológica, estas perras son utilizadas para labores de búsqueda y vigilancia en las denominadas zonas calientes; es decir, aquellas en las que ya se ha registrado actividad con anterioridad o en las que hay indicios de la presencia de veneno.
Una vez finalizada la labor de los animales, los agentes medioambientales o los guardias civiles del Seprona recogen los cebos y los animales presuntamente envenenados, para su posterior análisis, que facilitará la búsqueda de los responsables
Una de las peculiaridades de esta unidad, con sede en Albacete, pero de ámbito regional, es que sus seis componentes son hembras, una medida que se ha tomado, para evitar problemas con el celo dentro de la misma y porque según dicen son más precoces en el adiestramiento.
Como es lógico, la misión de estas perras es localizar cebos envenenados, que cazadores, ganaderos y agricultores desaprensivos, utilizan para acabar con la vida de zorros, urracas, lobos conejos y otras especies que les resultan molestas, para practicar su actividad.
Plan de trabajo
Con un adiestramiento similar al que reciben los canes de la Unidad Cinológica, estas perras son utilizadas para labores de búsqueda y vigilancia en las denominadas zonas calientes; es decir, aquellas en las que ya se ha registrado actividad con anterioridad o en las que hay indicios de la presencia de veneno.
Una vez finalizada la labor de los animales, los agentes medioambientales o los guardias civiles del Seprona recogen los cebos y los animales presuntamente envenenados, para su posterior análisis, que facilitará la búsqueda de los responsables