¿Cual es el trabajo de un perro de búsqueda de personas durante una intervención? ¿En qué momento se utilizan? ¿De qué manera? Son preguntas que se plantean quienes no conocen el trabajo de estos animales, incluidos muchos de los profesionales de la emergencia que acuden a las intervenciones y que se encuentran con una actividad para ellos completamente nueva y que desconocen por completo.
El primer paso para conseguir una correcta organización de los equipos de rescate durante una intervención es, en mi opinión, conocer cuales son los protocolos y las necesidades de cada grupo especializado y, de esta manera, que dichos grupos sean capaces de trabajar juntos y aprovechar al máximo sus capacidades. Lo contrario no hace sino mermar estas capacidades y desaprovechar un potencial enorme para ayudarnos en las tareas de rescate.
Para poder conocer un poco mejor cómo funcionamos los grupos de rescate con perros intentaré explicar el paso a paso desde que se produce la activación del binomio: perro + guía hasta su regreso, una vez finalizada la intervención.
También iré indicando una serie de vínculos con el fin de que, quien lo desee, pueda ampliar la información sobre cada tema. Uno de los mayores problemas con los que nos encontramos cuando comenzamos en ésto es la falta de información en español. Ésto, unido a una información errónea y, en ocasiones hasta rayando en el abuso, ha propiciado errores de concepto gravísimos que incluso se han interpretado como dogmas de fe y que no llevan sino al fracaso más estrepitoso. Mi propuesta no es ofrecer un sistema de entrenamiento, o un grupo ideal, o una raza de perro,... Éso sería personalizar algo que no permite el individualismo. Propongo mostrar nuestro trabajo, aumentar nuestra cultura en este aspecto, mejorar la información y ofrecer a los actuales y futuros equipos y grupos una visión amplia y variada que permita mejorar el panorama del perro de rescate.
1. ¿CÓMO VIAJAN LOS PERROS?
Una vez activado el grupo, cada equipo se prepara para acudir a la intervención. Los guías deberán ocuparse de organizar todo para su compañero canino.
El transporte de los perros se realiza siempre en una jaula, ya sea en un remolque especial para trayectos más cortos o en las propias jaulas de los perros que luego se embarcan en los distintos medios de transporte: avión, helicóptero, ferry, ... cuando se trata de intervenciones a nivel nacional o internacional.
Esto implica que los perros deben estar acostumbrados a viajar en sus jaulas durante largo tiempo, a cambiar de medio de transporte, a estar tranquilos durante los trayectos y las largas esperas, para estar físicamente dispuestos a trabajar en el momento en el que se acceda a la zona del siniestro. Hay que evitar a toda costa que los perros estén en sus jaulas ladrando, nerviosos, incluso mordiendo la jaula, molestos si se aproxima gente, porque todo esto mermará su capacidad física y rendirán menos en su trabajo.
2. ¿CÓMO SE ORGANIZAN LAS BÚSQUEDAS?
Una vez se ha organizado la zona búsqueda y se asigna a cada grupo su zona y momento de trabajo, comienzan la actividad. Cada guía deberá esperar a que su responsable le indique cuándo y dónde debe trabajar y jamás actuará por cuenta propia. Cada grupo suele tener unos protocolos de actuación, pero nosotros preferimos que cada guía vaya acompañado de un auxiliar que irá provisto del material necesario que pudiesen necesitar durante el ejercicio: agua, botiquín primeros auxilios, material de seguridad, etc...
De esta manera, el guía puede preocuparse sólo de la evolución de su perro. El trabajo del guía es, básicamente, leer a su perro, interpretar lo que le va diciendo en cada momento. Deberá procurar observarle siempre que sea posible y ayudarle a superar obstáculos infranqueables, incluso alentarle en algún momento. Si se limita a esperar a que su perro ladre, no estará captando los mil mensajes (alertas) que el animal va enviando a medida que recorre el terreno: un movimiento de rabo, de orejas, un quiebro, elevar el hocico, son claras señales que el guía debe conocer en su perro y saber qué significan. A veces el olor de una persona viva puede estar camuflado, puede ser tan ínfimo que el perro no tenga la plena seguridad y no señalice (ladrido), o incluso puede ocurrir que al llevar varios días trabajando, el perro tenga más dificultades para ladrar. Ésto ocurre, es innegable y hay que evitar las absurdas exigencias que a veces se escuchan sobre cómo debe comportarse un perro, y que son propias de un nivel de competición más que de una disciplina de rescate. Un buen guía ha de saber interpretar todas las señales de su perro y obrar en consecuencia, porque puede salvar la vida de una persona aunque el perro no haya ladrado.
El primer paso para conseguir una correcta organización de los equipos de rescate durante una intervención es, en mi opinión, conocer cuales son los protocolos y las necesidades de cada grupo especializado y, de esta manera, que dichos grupos sean capaces de trabajar juntos y aprovechar al máximo sus capacidades. Lo contrario no hace sino mermar estas capacidades y desaprovechar un potencial enorme para ayudarnos en las tareas de rescate.
Para poder conocer un poco mejor cómo funcionamos los grupos de rescate con perros intentaré explicar el paso a paso desde que se produce la activación del binomio: perro + guía hasta su regreso, una vez finalizada la intervención.
También iré indicando una serie de vínculos con el fin de que, quien lo desee, pueda ampliar la información sobre cada tema. Uno de los mayores problemas con los que nos encontramos cuando comenzamos en ésto es la falta de información en español. Ésto, unido a una información errónea y, en ocasiones hasta rayando en el abuso, ha propiciado errores de concepto gravísimos que incluso se han interpretado como dogmas de fe y que no llevan sino al fracaso más estrepitoso. Mi propuesta no es ofrecer un sistema de entrenamiento, o un grupo ideal, o una raza de perro,... Éso sería personalizar algo que no permite el individualismo. Propongo mostrar nuestro trabajo, aumentar nuestra cultura en este aspecto, mejorar la información y ofrecer a los actuales y futuros equipos y grupos una visión amplia y variada que permita mejorar el panorama del perro de rescate.
1. ¿CÓMO VIAJAN LOS PERROS?
Una vez activado el grupo, cada equipo se prepara para acudir a la intervención. Los guías deberán ocuparse de organizar todo para su compañero canino.
El transporte de los perros se realiza siempre en una jaula, ya sea en un remolque especial para trayectos más cortos o en las propias jaulas de los perros que luego se embarcan en los distintos medios de transporte: avión, helicóptero, ferry, ... cuando se trata de intervenciones a nivel nacional o internacional.
Esto implica que los perros deben estar acostumbrados a viajar en sus jaulas durante largo tiempo, a cambiar de medio de transporte, a estar tranquilos durante los trayectos y las largas esperas, para estar físicamente dispuestos a trabajar en el momento en el que se acceda a la zona del siniestro. Hay que evitar a toda costa que los perros estén en sus jaulas ladrando, nerviosos, incluso mordiendo la jaula, molestos si se aproxima gente, porque todo esto mermará su capacidad física y rendirán menos en su trabajo.
2. ¿CÓMO SE ORGANIZAN LAS BÚSQUEDAS?
Una vez se ha organizado la zona búsqueda y se asigna a cada grupo su zona y momento de trabajo, comienzan la actividad. Cada guía deberá esperar a que su responsable le indique cuándo y dónde debe trabajar y jamás actuará por cuenta propia. Cada grupo suele tener unos protocolos de actuación, pero nosotros preferimos que cada guía vaya acompañado de un auxiliar que irá provisto del material necesario que pudiesen necesitar durante el ejercicio: agua, botiquín primeros auxilios, material de seguridad, etc...
De esta manera, el guía puede preocuparse sólo de la evolución de su perro. El trabajo del guía es, básicamente, leer a su perro, interpretar lo que le va diciendo en cada momento. Deberá procurar observarle siempre que sea posible y ayudarle a superar obstáculos infranqueables, incluso alentarle en algún momento. Si se limita a esperar a que su perro ladre, no estará captando los mil mensajes (alertas) que el animal va enviando a medida que recorre el terreno: un movimiento de rabo, de orejas, un quiebro, elevar el hocico, son claras señales que el guía debe conocer en su perro y saber qué significan. A veces el olor de una persona viva puede estar camuflado, puede ser tan ínfimo que el perro no tenga la plena seguridad y no señalice (ladrido), o incluso puede ocurrir que al llevar varios días trabajando, el perro tenga más dificultades para ladrar. Ésto ocurre, es innegable y hay que evitar las absurdas exigencias que a veces se escuchan sobre cómo debe comportarse un perro, y que son propias de un nivel de competición más que de una disciplina de rescate. Un buen guía ha de saber interpretar todas las señales de su perro y obrar en consecuencia, porque puede salvar la vida de una persona aunque el perro no haya ladrado.