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PERROS DE RESCATE: SU PAPEL EN LA INTERVENCIÓN

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¿Cual es el trabajo de un perro de búsqueda de personas durante una intervención? ¿En qué momento se utilizan? ¿De qué manera? Son preguntas que se plantean quienes no conocen el trabajo de estos animales, incluidos muchos de los profesionales de la emergencia que acuden a las intervenciones y que se encuentran con una actividad para ellos completamente nueva y que desconocen por completo.

El primer paso para conseguir una correcta organización de los equipos de rescate durante una intervención es, en mi opinión, conocer cuales son los protocolos y las necesidades de cada grupo especializado y, de esta manera, que dichos grupos sean capaces de trabajar juntos y aprovechar al máximo sus capacidades. Lo contrario no hace sino mermar estas capacidades y desaprovechar un potencial enorme para ayudarnos en las tareas de rescate.

Para poder conocer un poco mejor cómo funcionamos los grupos de rescate con perros intentaré explicar el paso a paso desde que se produce la activación del binomio: perro + guía hasta su regreso, una vez finalizada la intervención.

También iré indicando una serie de vínculos con el fin de que, quien lo desee, pueda ampliar la información sobre cada tema. Uno de los mayores problemas con los que nos encontramos cuando comenzamos en ésto es la falta de información en español. Ésto, unido a una información errónea y, en ocasiones hasta rayando en el abuso, ha propiciado errores de concepto gravísimos que incluso se han interpretado como dogmas de fe y que no llevan sino al fracaso más estrepitoso. Mi propuesta no es ofrecer un sistema de entrenamiento, o un grupo ideal, o una raza de perro,... Éso sería personalizar algo que no permite el individualismo. Propongo mostrar nuestro trabajo, aumentar nuestra cultura en este aspecto, mejorar la información y ofrecer a los actuales y futuros equipos y grupos una visión amplia y variada que permita mejorar el panorama del perro de rescate.

PERROS DE RESCATE: SU PAPEL EN LA INTERVENCIÓN Fotodsc00197sj0.th
1. ¿CÓMO VIAJAN LOS PERROS?
Una vez activado el grupo, cada equipo se prepara para acudir a la intervención. Los guías deberán ocuparse de organizar todo para su compañero canino.

El transporte de los perros se realiza siempre en una jaula, ya sea en un remolque especial para trayectos más cortos o en las propias jaulas de los perros que luego se embarcan en los distintos medios de transporte: avión, helicóptero, ferry, ... cuando se trata de intervenciones a nivel nacional o internacional.
PERROS DE RESCATE: SU PAPEL EN LA INTERVENCIÓN Fototransportematerialaxc2.th
Esto implica que los perros deben estar acostumbrados a viajar en sus jaulas durante largo tiempo, a cambiar de medio de transporte, a estar tranquilos durante los trayectos y las largas esperas, para estar físicamente dispuestos a trabajar en el momento en el que se acceda a la zona del siniestro. Hay que evitar a toda costa que los perros estén en sus jaulas ladrando, nerviosos, incluso mordiendo la jaula, molestos si se aproxima gente, porque todo esto mermará su capacidad física y rendirán menos en su trabajo.


2. ¿CÓMO SE ORGANIZAN LAS BÚSQUEDAS?
Una vez se ha organizado la zona búsqueda y se asigna a cada grupo su zona y momento de trabajo, comienzan la actividad. Cada guía deberá esperar a que su responsable le indique cuándo y dónde debe trabajar y jamás actuará por cuenta propia. Cada grupo suele tener unos protocolos de actuación, pero nosotros preferimos que cada guía vaya acompañado de un auxiliar que irá provisto del material necesario que pudiesen necesitar durante el ejercicio: agua, botiquín primeros auxilios, material de seguridad, etc...

De esta manera, el guía puede preocuparse sólo de la evolución de su perro. El trabajo del guía es, básicamente, leer a su perro, interpretar lo que le va diciendo en cada momento. Deberá procurar observarle siempre que sea posible y ayudarle a superar obstáculos infranqueables, incluso alentarle en algún momento. Si se limita a esperar a que su perro ladre, no estará captando los mil mensajes (alertas) que el animal va enviando a medida que recorre el terreno: un movimiento de rabo, de orejas, un quiebro, elevar el hocico, son claras señales que el guía debe conocer en su perro y saber qué significan. A veces el olor de una persona viva puede estar camuflado, puede ser tan ínfimo que el perro no tenga la plena seguridad y no señalice (ladrido), o incluso puede ocurrir que al llevar varios días trabajando, el perro tenga más dificultades para ladrar. Ésto ocurre, es innegable y hay que evitar las absurdas exigencias que a veces se escuchan sobre cómo debe comportarse un perro, y que son propias de un nivel de competición más que de una disciplina de rescate. Un buen guía ha de saber interpretar todas las señales de su perro y obrar en consecuencia, porque puede salvar la vida de una persona aunque el perro no haya ladrado.
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3. ¿PARA QUÉ HACE FALTA EL GUÍA? OBEDIENCIA / CONTROL
El escombro es un entorno muy agresivo para los perros. Los perros deberán ser capaces de desplazarse por lugares de gran dificultad, deberán trabajar con autonomía en ocasiones, adentrándose en lugares completamente oscuros, pero también deberán obedecer las órdenes de sus guías cuando sea necesario. ¿Por qué esta contradicción? Muy simple: habrá momentos en los que el guía no tenga posibilidad de acceder a una zona del escombro, en ese caso enviará al perro y éste deberá acceder a esa zona y chequearla por completo. Pero también puede ocurrir que el perro no deba acceder a determinadas zonas del escombro por posibles peligros, o al contrario, que por circunstancias, necesitemos que el perro acceda a determinadas zonas, o que necesitemos ayudarle a superar determinados obstáculos que, por sí mismo, es incapaz de superar.
PERROS DE RESCATE: SU PAPEL EN LA INTERVENCIÓN Fotodsc08806qm1.th

En estos casos, el perro deberá ser capaz de continuar trabajando concentrado y con autonomía, aunque esté recibiendo órdenes de su guía o incluso al ser manipulado para ascender o descender a ciertos lugares.

Muchas veces se confunde control con dependencia. Un perro de rescate requiere un absoluto control por parte de su guía. Esto no quiere decir que haya que estar continuamente dándole órdenes, sino que entre el guía y el perro existe una colaboración permanente, unas veces requiere posición muda y estática por parte del guía y en otras será necesario comunicarse con el perro, reforzarle, dirigirle. Un perro puede tener la mejor obediencia y trabajar con absoluta independencia cuando su guía así lo requiera. Eso es lo realmente difícil, lo que requiere años de trabajo.

Lo contrario, y un error común, es dejar al perro hacer, sin dar una sola orden, sin realizar un solo gesto, por creer que ésa es la manera de proporcionarle autonomía. El único resultado de obrar así -he sido testigo en varias ocasiones- es un perro que no siempre sabe lo que tiene que hacer, pierde motivación, hace sus necesidades por toda la zona, deja zonas por revisar, no lleva un orden en la batida sino que repite una y otra vez los mismos lugares, su guía no tiene control sobre él (muy peligroso), no existe el binomio y el trabajo se centra exclusivamente en el perro y obvia las capacidades del guía y, por descontado, al no haber un control de la zona chequeada, es fácil que se tarde más en encontrar a la víctima o incluso que no se la encuentre.

La verdadera eficacia se demuestra cuando el animal es capaz de trabajar sin problemas, tanto cuando va sólo -con completa independencia-, como recibiendo órdenes para dirigirle a uno u otro sitio.


4. MI PERRO SABE ANDAR POR EL ESCOMBRO
No basta con que el perro camine por el escombro, si un perro no se siente seguro difícilmente se podrá concentrar en lo que tiene que hacer, así que lo que hace falta es que el animal se siente absolutamente confiado en el terreno. Ésto requiere de un proceso progresivo de habituación al medio, a veces desde que es un cachorro, y de un trabajo específico con aparatos de diferentes dificultades para conseguir que el perro adquiera una buena sincronización de sus extremidades y gane en confianza para desplazarse por lugares complicados.
PERROS DE RESCATE: SU PAPEL EN LA INTERVENCIÓN Fotodsc01430vn3.th
Uno de los errores más comunes es pensar que un perro que busca personas es capaz de desenvolverse en cualquier medio. El escombro supone más complicaciones de las que en un principio podemos observar: lugares elevados, inestables, huecos, chimeneas que desplazan el olor, .... y para poder superar todas estas dificultades será necesario entrenar durante mucho tiempo, día tras día, hasta conseguir que perro y guía sean capaces de enfrentarse a todos esos obstáculos en la intervención.

El problema suele darse cuando no disponemos de una zona preparada para el entrenamiento en este aspecto y sólo podemos desplazarnos a casas derruidas, abandonadas, canteras, en general lugares que no ofrecen la dificultad que después podemos encontrarnos en la intervención. Y también se da el caso contrario, se dispone de un campo de prácticas pero no se sale de allí nunca o casi nunca, por lo que la experiencia de los perros y de los guías queda muy mermada, afectando incluso a la motivación de los animales.

Si trabajamos con otros grupos, tanto en nuestra zona como en su terreno, ampliaremos la experiencia de nuestros equipos porque conocerán zonas nuevas, de mayor o menor dificultad y no quedarán encasillados en un escombro desmenuzado, fácil, que nada tiene que ver con la realidad, o en un escombro que conocen a la perfección y que no les supone problema alguno.


5. ¿CUÁNTAS VÍCTIMAS HA ENCONTRADO TU PERRO?
Está claro que el perro busca personas bajo el escombro, pero teniendo en cuenta que cada equipo trabaja en una zona determinada, en muchas ocasiones puede que bajo el escombro sólo haya cadáveres o incluso que no haya nadie en aquella zona. Que un perro revise la zona asignada sin encontrar a nadie no significa que no haya hecho bien su trabajo, sino que allí no hay personas vivas. Y para los que trabajamos en ésto, sabemos que es mucho más difícil un ejercicio en el que no hay víctimas que otro en el que hay varias, porque cuando has revisado una zona y tu perro no encuentra a nadie, aunque digas “aquí no hay nadie”, siempre te queda una pequeña duda, imposible de evitar, de si es cierto o no. Cierto es que siempre después entrará un perro de confirmación, pero es muy duro decir que una zona está limpia porque equivale a meter las máquinas a retirar escombro.

Esto viene a demostrar la gran irrealidad que supone hablar del numero de víctimas rescatadas por cada grupo o equipo. Ni esto es una competición, ni es cierto que un perro que encuentre una persona viva ha hecho mejor el trabajo que aquel que revisa su zona sin señalizar porque allí no hay víctimas vivas. Ambos han hecho su trabajo correctamente.



6. ¿QUÉ BUSCAN ESTOS PERROS?
El cuerpo humano despide una serie de olores que un perro entrenado es capaz de detectar. Todas las personas tienen un olor común y estos perros buscan el olor genérico de un humano. No son perros de rastro, no se les entrega la prenda de una persona, no siguen la pista de nadie. Sencillamente porque en determinadas situaciones no tenemos prendas que entregar al perro, o porque la víctima no ha dejado un rastro, simplemente ha quedado enterrada bajo el escombro, o porque bajo el escombro no hay una, sino muchas personas enterradas.

Estos perros ventean -olfatean el aire-, en busca de las partículas que conocen y que no pueden ver (las víctimas están enterradas, ocultas. Las que están en superficie son retiradas por los equipos de primera intervención). En definitiva, buscan una persona oculta.
a) Detectando las primeras partículas de olor

Durante la búsqueda, el perro detecta las primeras partículas de olor. Puede ser una ínfima cantidad, pero suficiente para que el potente sentido del olfato de estos animales sea capaz de determinar que aquello es relevante.

Una vez han detectado estas partículas, los perros comprueban que no correspondan a ninguna de las personas que se encuentran en la superficie (guía, auxiliar, ayudantes, familiares, etc...), y que es el olor correcto: una persona viva. (Si nunca has visto un ejercicio de este tipo te recomiendo que pidas a algún grupo que te lo enseñe porque parece magia. Más adelante veremos la asombrosa capacidad de discriminación de estos animales)

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b) Fijación: determinar el punto donde emana el olor

Ahora el perro deberá determinar de dónde provienen esas partículas, o lo que es lo mismo, cual es el punto máximo de emanación de olor.

A veces nos empeñamos en que los perros localicen y señalicen (ladren) enseguida y olvidamos algo muy importante: el perro deberá intentar acceder a la víctima lo máximo posible. Para ello, una vez localizado el punto por donde emana el olor, deberá intentar buscar una entrada y continuar profundizando. Llega un momento en el que no hay manera de seguir más allá, es ése momento en el que el perro debe comenzar la señalización. Lo más fácil es que el perro ladre en cuanto detecte la presencia de la víctima sin intentar superar los obstáculos que encuentra. Debemos trabajar para que el animal haga lo posible por acceder, por llegar hasta la víctima si es posible y ladrar sólo cuando ya no haya más posibilidades.
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7. ¿CÓMO AVISAN QUE HAN ENCONTRADO A ALGUIEN?
La señalización es la conducta aprendida a través de la cual el perro comunica al guía que ha localizado a la víctima. Hay varios tipos de señalizaciones: ladrar, sentarse, tumbarse, saltar sobre el guía,... y cada disciplina requiere un determinado tipo de señalización. Por ejemplo, un perro que busca explosivos se tumba (señalización pasiva) cuando localiza. Un ladrido, un rascado, algo más activo, sería arriesgarse a provocar una explosión.

Es indiscutible que la señalización más adecuada en el trabajo en escombro es el ladrido. El perro puede no estar a la vista de su guía, puede encontrarse lejos de éste, por lo que necesitaremos una señal bien audible.
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Como decíamos en el punto anterior, el perro debe ladrar una vez ha localizado el punto máximo de emanación de olor, ha intentado la profundización y no puede aproximarse más. Y debe ladrar a ese punto, no al guía (reclamando su premio). Una vez comience a ladrar, no deberá abandonar esa zona hasta que no se le indique. Este ladrido deberá ser fuerte y prolongado. ¿Por qué? Porque en este tipo de intervenciones suele haber mucho ruido alrededor nuestro y porque puede que nos encontremos lejos del animal. Si le enseñamos a que con un par de ladridos o tres basta, es probable que ni siquiera le escuchemos o que no nos dé tiempo a llegar donde se encuentra. Se necesita un ladrido potente y que dure hasta que le llamemos o hasta que nos acerquemos y le ordenemos parar. Porque el perro ladre hasta que lleguemos no vamos a perder tiempo, aunque estemos cerca y el perro siga ladrando no perdemos tiempo, sólo aseguramos la señalización de una persona viva a la que podemos salvar sin poner en peligro la vida de otros rescatadores por culpa de una falsa alarma.



8. ¿POR QUÉ BUSCAN LOS PERROS? ¿CUÁL ES SU PREMIO?
Todos los perros de rescate han sido entrenados en base al único medio de aprendizaje que tienen los perros: los condicionamientos. Si bien es cierto que a la larga al perro le gustará su “trabajo” y que trabajará también por agradar a su guía, el sistema de aprendizaje es básicamente es un sistema de refuerzos. Podemos variar el sistema de entrenamiento, preparar un programa de una manera u otra, pero los principios básicos son, para todos, los mismos.

El condicionamiento es una forma básica de aprendizaje que se basa en la asociación de respuestas y estímulos. Existen dos tipos principales de condicionamiento: el clásico y el operante o instrumental. El condicionamiento clásico se basa en los estudios sobre el reflejo condicionado que llevó a cabo el fisiólogo ruso Pávlov, mientras que el condicionamiento operante está basado en el principio del refuerzo positivo y negativo (el premio y el castigo), desarrollado por el psicólogo estadounidense F. Skinner.

Este último es el que se utiliza para adiestrar los perros de búsqueda: cada vez que el perro emite la conducta deseada, la que nos interesa potenciar, se le aplica u estímulo reforzador: juego, comida, caricias,... Esto hace que el perro emita la conducta deseada para obtener la gratificación que produce el estímulo reforzador. Y ésto se puede aplicar a todos los perros de búsqueda: personas vivas, cadáveres, restos humanos, drogas, explosivos, acelerantes de fuego, especies en peligro de extinción, contrabando de comida y un largo etcétera.

Volviendo al perro de búsqueda de personas vivas, el final del ejercicio es cuando la víctima entrega el premio al perro y juega con él. En una intervención es evidente que ésto no va a ocurrir. Si el perro localiza a una persona viva, el guía o el auxiliar informará al responsable y retirará al perro. Después se realiza otro ejercicio con un perro de confirmación (el guía no ha visto el ejercicio para no influir sobre el perro) y en caso positivo, entran a trabajar los equipos de desescombro.

Pero ¿qué ocurre con ese perro que señaliza correctamente pero no recibe su premio? Es sencillo: durante el proceso de entrenamiento, el perro ha aprendido a realizar búsquedas que no necesariamente finalizan con un premio: búsqueda de varios figurantes seguidos. Es capaz de señalizar a la víctima, recibir una breve felicitación de su guía y continuar trabajando. Y para mantener un nivel de motivación óptimo durante el transcurso de la intervención, cuando es necesario se suelen realizar algunos ejercicios sencillos de confirmación que consisten en que uno de los compañeros se oculta, el perro le encuentra y recibe su premio.

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9. ¿NECESITAN DESCANSO LOS PERROS CUANDO VUELVEN?
Siempre que se vuelve de una intervención y después de un merecido descanso, conviene realizar un “reciclado” del perro para arreglar posibles errores cometidos durante la intervención. Si lo hacemos así y si la base del entrenamiento es correcta, por mucho que hayamos forzado al perro, por muchos errores que hayamos cometido, tendremos al perro en forma enseguida y preparado para una nueva intervención. No olvidemos que un perro de rescate debe entrenar a lo largo de toda su vida de trabajo, una o dos veces por semana, por tanto el entrenamiento (situación controlada) ocupa un 90% de su actividad y el resto son intervenciones.

Ahora bien, si el entrenamiento ha sido escaso, inadecuado o incorrecto, lo que al principio parecía un milagroso logro se convertirá en un cúmulo de errores que a la larga acabarán por inutilizar ese binomio. Un perro que busca personas es muy fácil de lograr, al fin y al cabo los perros tienen una buena nariz y saben usarla; lo complicado y lo que exige tanta dedicación es conseguir que el perro sea capaz de superar todas las situaciones que se le van a ir presentando durante toda su vida de trabajo. Y eso es lo que marca la diferencia entre un buen equipo de búsqueda y uno deficiente, o lo que es lo mismo, no operativo

10. ¿QUÉ ES LO MÁS DIFÍCIL EN ESTE TIPO DE INTERVENCIONES?
Hay que remarcar la increíble capacidad de un perro para discriminar o generalizar cuando es necesario. El perro tiene que generalizar un olor genérico humano. Es decir, tiene que encontrar a una persona oculta, ya sea de raza blanca, negra, amarilla, un adulto, un niño, un anciano, un hombre, una mujer, ... Y es capaz de hacerlo. Pero también es capaz de discriminar entre los olores de las personas enterradas y las que están en superficie, o los olores que quedaron en un habitáculo tras haber extraído una víctima... Otra razón más para explicar por qué hace falta tanto trabajo y tanto tiempo (mínimo 1 año) para lograr un equipo operativo.

Y es que durante una intervención vamos a encontrar todo tipo de distracciones que el perro debe ser capaz de obviar:

Visuales: personas sobre escombro, animales, objetos, máquinas,...
Auditivas: ruido de personas y máquinas trabajando, sirenas, etc...
Odoríferas: personas sobre el escombro, animales enterrados, comida (neveras), colchones, ropa, olores residuales (víctimas extraídas, personas que han estado trabajando en lugares cerrados,etc...), incluso perras en celo.
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11. ¿SON FIABLES LOS PERROS?

Lo primero de todo, y sin ninguna duda: el perro es hoy por hoy el sistema más eficaz para la detección de víctimas bajo los escombros. No es el único, existen otros métodos y la correcta utilización de todos ellos es la mejor herramienta para el rescate de personas sepultadas. Pero en ocasiones se plantea la gran pregunta, una vez que el perro ha señalizado algo: ¿qué porcentaje de acierto hay? ¿tenemos un 100% de seguridad de que allí hay alguien?

Hablar de porcentajes sería simplificar las cosas a términos matemáticos que no tienen cabida aquí. Un binomio con un entrenamiento adecuado y si las condiciones lo permiten (que haya acceso y que el olor salga a la superficie) es eficaz podríamos decir que a un 100%. Pero la perfección no existe y el equipo no deja de estar formado por una persona y un perro, susceptibles de cometer errores, de fatigarse, caer enfermos, en fin, de infinitas posibilidades. Y por otro lado, mientras no exista una homologación a nivel nacional o internacional, cada grupo será el que decida si un equipo está preparado o no. Y ésta es la fiabilidad que hoy por hoy se puede ofrecer.

Si nos centramos en un equipo operativo, esta pregunta no tendría ni siquiera que plantearse. Cuando un guía canino indica dónde hay una persona viva, se procede a revisar la zona con un perro de confirmación. En caso de señalización positiva, entra a trabajar el siguiente operativo (equipos de desescombro). Si la coordinación fuese mejor, si los grupos con perros de búsqueda entrenasen de vez en cuando con bomberos, por ejemplo, la coordinación sería mayor y, sobre todo, la confianza entre unos y otros. Y, si buscamos la mayor efectividad, lo ideal sería un grupo formado por equipos de búsqueda con perros, equipos de desescombro y equipos sanitarios.

PERROS DE RESCATE: SU PAPEL EN LA INTERVENCIÓN Fotodsc01715yy2.th
12. ¿CÓMO PUEDO CONSEGUIR MÁS INFORMACIÓN? ¿CUÁL ES EL MEJOR GRUPO O SISTEMA DE ENTRENAMIENTO?

El mejor sistema de entrenamiento es aquel que es capaz de abrirse a lo que le rodea, que aprende y selecciona y en definitiva, que evoluciona constantemente. Y hablar del mejor grupo sería convertir esto en una competición, cuando lo que hace falta es que todos los grupos sean muy buenos y que cuando un equipo vaya a una intervención, está perfectamente capacitado.

Internet es un gran medio para recabar información, pero hay que saber manejar esa información con criterio. No todo lo que aparece es cierto, ni es mejor lo que más se ve o lo que aparece más adornado. Cuanto más nos informemos mayor será el abanico de información que poseamos y, por tanto, más fácil será formarnos nuestro propio criterio.

Conviene no hacerse ideas equivocadas sobre la formación a través de Internet. Es cierto que por este medio no es posible adquirir la formación necesaria, pero sí puede ser una herramienta más para ayudar a completarla. Es exactamente lo mismo que si intentáramos conseguir nuestra formación a través de un solo libro, o de unos artículos, o de un curso. ¿Por qué no aprovechar lo bueno que nos puede ofrecer cada aporte?

Tomemos ejemplo de otros países que nos llevan años de delantera en este campo: ellos no dudan en compartir toda la información que tienen, son capaces de abrirse a otros grupos, de colaborar con ellos. Para mí uno de los mejores medios de ampliar horizontes son los foros de discusión, porque en ellos encontramos esa variedad que existe en la realidad. A través de estos foros he conocido grupos de todas partes del mundo, incluso hemos entrenado con ellos, aquí o en otros países. Me han enseñado a abrir la mente a nuevas ideas, a conceptos desconocidos; a veces estaré de acuerdo, otras no, pero lo importante es que crecemos en conocimientos y que aprendemos a funcionar con una mentalidad más abierta.

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