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La empresa propietaria de Santa María de Garoña, Nuclenor, cuenta con una plantilla de 299 personas, pero otras 468 más, según los datos oficiales de septiembre, trabajan de forma directa en la planta nuclear para otras 55 empresas subcontratadas por Nuclenor realizando diferentes servicios (ver gráfico). Casi todos los contratos suscritos por Nuclenor con estas firmas, la mayoría de carácter anual o bianual, acaban el próximo 31 de diciembre, como DB ha podido comprobar consultando a muchas de estas empresas. Pero nadie dice saber si Nuclenor los renovará ni en qué condiciones.
Mientras el comité de empresa de Nuclenor ya ha empezado a negociar el futuro de sus 300 trabajadores y a finales de este mes conocerá cuántas personas trabajarán en el predesmantelamiento de la planta y a principios de año espera tener cerradas las recolocaciones, jubilaciones anticipadas, prejubilaciones tramitadas a través de ere’s y bajas incentivadas voluntarias del resto, ninguno de los responsables de las empresas subcontratadas tiene certeza alguna sobre el futuro y menos aún sobre qué sucederá con los empleados que tiene Garoña.
Incertidumbre es la palabra que mejor define la situación de quienes dependen de muy diversos convenios y tipos de empresas, que van desde los grandes grupos como Eulen o Prosegur o las pequeñas firmas radicadas en Miranda de Ebro o Medina de Pomar. Muchos trabajadores temen el despido, en algunos casos ya a partir del próximo mes de enero, en que auguran que se reducirán muchos contratos. En su inmensa mayoría, los trabajadores de contratas no han tenido contacto alguno con sus empresas para tratar su futuro.
De 4 a 6 semanas
Desde Nuclenor admiten que, de no haber marcha atrás y de ir a un proceso de cese de actividad, «a partir del próximo 6 de julio habrá menos trabajo para Nuclenor y para las contratas». En un periodo de 4 a 6 semanas auguran las mismas fuentes que puede estar más clarificado el futuro, sobre todo, en lo referente a los contratos que finalizan en diciembre y en cuanto al número de trabajadores de cada contrata que podrían participar en los trabajos de predesmantelamiento que tendrá que realizar Nuclenor durante un periodo de, al menos, cuatro años, a partir de julio de 2013. «Todo se está recomponiendo», admiten.
Las grandes empresas prefieren no hacer ninguna valoración sobre el futuro de su contrato ni sobre el de sus empleados. Eulen, un grupo empresarial internacional con 49.220 trabajadores solo en España, tiene a 72 en Santa María de Garoña. Eulen trabaja con Nuclenor desde hace 25 años y sus empleados realizan tareas de limpieza y descontaminación, mantenimiento de climatización, protección contra incendios, control radiológico y servicios de comunicación. Pero es obvio que para Eulen son un grano de arena en un océano. La empresa prefiere no pronunciarse y dice carecer de datos sobre el futuro, pero en la firma hay quienes tienen esperanza de continuar trabajando en el desmantelamiento, tanto en cuanto servicios como el de protección contra incendios o protección radiológica seguirán siendo precisos más allá de julio de 2013.
Tras Eulen, Prosegur es la segunda empresa con más personal y con uno de los contratos más antiguos, vigente desde 1982. Ahora suma 47 trabajadores que hacen turnos para vigilar la seguridad de la planta. En esta empresa explican que en Garoña, «tanto si se decide su cierre, como si continúa con la actividad, la presencia de una empresa de seguridad es necesaria tal y como dictamina el Consejo de Seguridad Nuclear». Así pues, muchos trabajadores podrían tener futuro.
Este extremo es más difícil con trabajadores vinculados a proyectos de ingeniería que se han ido congelando o paralizando, porque estaban ligados a la explotación de la central hasta el año 2019. Ingeniería Estudios y Proyectos Nipsa ya ha tenido que enviar a algunos de los 42 trabajadores que tenía en la planta a sus instalaciones de Miranda de Ebro. Sus responsables esperan seguir colaborando con Nuclenor en las tareas de enfriamiento y predesmantelamiento. Asimismo destacan que «no todo está cerrado y que la puerta aún está abierta», en referencia a una posible continuidad de la actividad. Las recolocaciones son una posibilidad, según los responsables de Nipsa, pero los empleados de la firma ven difícil esta salida ante la grave crisis económica que también afecta a esta empresa de ingeniería.
En otros casos, como Norca Ingeniería de Calidad S.L.U., el volumen de negocio que supone el contrato con Nuclenor alcanza casi el 50% de su facturación, por lo que las repercusiones del cese de actividad en esta empresa cántabra serían muy importantes. Hasta 46 trabajadores de Norca han prestado sus servicios en Santa María de Garoña.
No es el caso de otra firma especializada en ingenieros del área nuclear y proyectistas, como es IDOM. Fundada en Bilbao en 1957, esta empresa da empleo ya a 2.500 personas en 16 países. Comenzó a trabajar con Nuclenor en 2005 gracias al ‘Proyecto 2019’, pero ahora aspira a «tratar de buscar trabajos de apoyo a Nuclenor en predesmantelamiento» para sus 20 empleados. Asimismo sus responsables aseguran que «ya estamos mirando recolocar a algunos profesionales fuera de la central, porque a pesar de la crisis tenemos proyectos». Pero lo cierto es que como en todos los casos, eso obligará a los ahora trabajadores de Garoña y sus familias a irse de LasMerindades o Miranda de Ebro, donde ahora residen.
Este hecho generará otro efecto negativo en todo el área de influencia de la central, como es la pérdida de población y, por tanto, de consumo, en muchas otras empresas de todos los ramos que de forma indirecta se verán afectadas por la movilidad geográfica a la que se verán obligados un número ahora desconocido de trabajadores.
Los más tocados
Los talleres y empresas más pequeños radicado en ciudades como Miranda de Ebro o Medina de Pomar, entre otras localidades, ven claramente consecuencias negativas en el posible cese de actividad y admiten que es mucho más difícil la recolocación que en el caso de las grandes firmas. Los responsables de la empresa Asfaltos y Firmes Burgaleses (Asfibusa), ligada a la construcción, señalaron a DB que de no continuar en los trabajos de presdemantelamiento, sus 23 trabajadores perderían el empleo «porque sus cualificaciones son muy específicas para trabajar en Garoña y porque ahora no hay trabajo». No obstante, añaden tener «esperanza» de poder continuar con Nuclenor unos años más, al igual que Metalúrgica Compañía Industrial Mirandesa (Mecoim), con sede en Miranda de Ebro y que tiene 24 personas realizando tareas de mantenimiento mecánico en Garoña desde hace 25 años. «Esta incertidumbre de si se para o no, no nos hace bien, pero estamos a la expectativa con toda la esperanza de que la planta continúe operando», señalan desde Mecoim. Admiten que «no será fácil recolocar a todo el personal, pero con parte lo intentaremos». En Mecoim trabajan entre 80 y 90 personas contando las de Garoña, por lo que el volumen de negocio dependiente de la central también es muy importante.
Los responsables de Mecoim lamentan la decisión del Ministerio de Industria de aplicar una fiscalidad a las empresas generadoras de electricidad que en el caso de Santa María de Garoña la convertirá en una central con pérdidas, según han hecho público en varias ocasiones las empresas propietarias. «Creemos que esta política fiscal generará más pérdidas que ingresos», dicen.
Cada vez más difícil
Desde Nuclenor insisten en reiterar el mensaje del Consejo de Administración. «Sigue siendo que las propietarias apostamos por la continuidad, pero siempre que la situación de la fiscalidad prevista cambie», aseguran. A renglón seguido añaden que «cada día es más difícil y complicado» que el cierre tenga marcha atrás. Lo cierto es que si el Ministerio de Industria no varía su propuesta de gravar con un 6% a la generación de electricidad y de cobrar nuevos impuestos por generación de residuos radioactivos, todo proseguirá como hasta ahora y la actividad de Santa María de Garoña cesará en julio de 2013. Tras un periodo mínimo de 4 años de predesmantelamiento para desalojar el combustible gastado de la central, Enresa se hará con la propiedad de la planta y comandará su desmantelamiento definitivo durante un periodo aproximado de 6 a 7 años.
http://www.diariodeburgos.es/noticia/Z46D2C203-D2AE-B0F5-A8209F67FC5284DA/20121111/contratas/nuclenor/desconocen/pasara/500/tra
Mientras el comité de empresa de Nuclenor ya ha empezado a negociar el futuro de sus 300 trabajadores y a finales de este mes conocerá cuántas personas trabajarán en el predesmantelamiento de la planta y a principios de año espera tener cerradas las recolocaciones, jubilaciones anticipadas, prejubilaciones tramitadas a través de ere’s y bajas incentivadas voluntarias del resto, ninguno de los responsables de las empresas subcontratadas tiene certeza alguna sobre el futuro y menos aún sobre qué sucederá con los empleados que tiene Garoña.
Incertidumbre es la palabra que mejor define la situación de quienes dependen de muy diversos convenios y tipos de empresas, que van desde los grandes grupos como Eulen o Prosegur o las pequeñas firmas radicadas en Miranda de Ebro o Medina de Pomar. Muchos trabajadores temen el despido, en algunos casos ya a partir del próximo mes de enero, en que auguran que se reducirán muchos contratos. En su inmensa mayoría, los trabajadores de contratas no han tenido contacto alguno con sus empresas para tratar su futuro.
De 4 a 6 semanas
Desde Nuclenor admiten que, de no haber marcha atrás y de ir a un proceso de cese de actividad, «a partir del próximo 6 de julio habrá menos trabajo para Nuclenor y para las contratas». En un periodo de 4 a 6 semanas auguran las mismas fuentes que puede estar más clarificado el futuro, sobre todo, en lo referente a los contratos que finalizan en diciembre y en cuanto al número de trabajadores de cada contrata que podrían participar en los trabajos de predesmantelamiento que tendrá que realizar Nuclenor durante un periodo de, al menos, cuatro años, a partir de julio de 2013. «Todo se está recomponiendo», admiten.
Las grandes empresas prefieren no hacer ninguna valoración sobre el futuro de su contrato ni sobre el de sus empleados. Eulen, un grupo empresarial internacional con 49.220 trabajadores solo en España, tiene a 72 en Santa María de Garoña. Eulen trabaja con Nuclenor desde hace 25 años y sus empleados realizan tareas de limpieza y descontaminación, mantenimiento de climatización, protección contra incendios, control radiológico y servicios de comunicación. Pero es obvio que para Eulen son un grano de arena en un océano. La empresa prefiere no pronunciarse y dice carecer de datos sobre el futuro, pero en la firma hay quienes tienen esperanza de continuar trabajando en el desmantelamiento, tanto en cuanto servicios como el de protección contra incendios o protección radiológica seguirán siendo precisos más allá de julio de 2013.
Tras Eulen, Prosegur es la segunda empresa con más personal y con uno de los contratos más antiguos, vigente desde 1982. Ahora suma 47 trabajadores que hacen turnos para vigilar la seguridad de la planta. En esta empresa explican que en Garoña, «tanto si se decide su cierre, como si continúa con la actividad, la presencia de una empresa de seguridad es necesaria tal y como dictamina el Consejo de Seguridad Nuclear». Así pues, muchos trabajadores podrían tener futuro.
Este extremo es más difícil con trabajadores vinculados a proyectos de ingeniería que se han ido congelando o paralizando, porque estaban ligados a la explotación de la central hasta el año 2019. Ingeniería Estudios y Proyectos Nipsa ya ha tenido que enviar a algunos de los 42 trabajadores que tenía en la planta a sus instalaciones de Miranda de Ebro. Sus responsables esperan seguir colaborando con Nuclenor en las tareas de enfriamiento y predesmantelamiento. Asimismo destacan que «no todo está cerrado y que la puerta aún está abierta», en referencia a una posible continuidad de la actividad. Las recolocaciones son una posibilidad, según los responsables de Nipsa, pero los empleados de la firma ven difícil esta salida ante la grave crisis económica que también afecta a esta empresa de ingeniería.
En otros casos, como Norca Ingeniería de Calidad S.L.U., el volumen de negocio que supone el contrato con Nuclenor alcanza casi el 50% de su facturación, por lo que las repercusiones del cese de actividad en esta empresa cántabra serían muy importantes. Hasta 46 trabajadores de Norca han prestado sus servicios en Santa María de Garoña.
No es el caso de otra firma especializada en ingenieros del área nuclear y proyectistas, como es IDOM. Fundada en Bilbao en 1957, esta empresa da empleo ya a 2.500 personas en 16 países. Comenzó a trabajar con Nuclenor en 2005 gracias al ‘Proyecto 2019’, pero ahora aspira a «tratar de buscar trabajos de apoyo a Nuclenor en predesmantelamiento» para sus 20 empleados. Asimismo sus responsables aseguran que «ya estamos mirando recolocar a algunos profesionales fuera de la central, porque a pesar de la crisis tenemos proyectos». Pero lo cierto es que como en todos los casos, eso obligará a los ahora trabajadores de Garoña y sus familias a irse de LasMerindades o Miranda de Ebro, donde ahora residen.
Este hecho generará otro efecto negativo en todo el área de influencia de la central, como es la pérdida de población y, por tanto, de consumo, en muchas otras empresas de todos los ramos que de forma indirecta se verán afectadas por la movilidad geográfica a la que se verán obligados un número ahora desconocido de trabajadores.
Los más tocados
Los talleres y empresas más pequeños radicado en ciudades como Miranda de Ebro o Medina de Pomar, entre otras localidades, ven claramente consecuencias negativas en el posible cese de actividad y admiten que es mucho más difícil la recolocación que en el caso de las grandes firmas. Los responsables de la empresa Asfaltos y Firmes Burgaleses (Asfibusa), ligada a la construcción, señalaron a DB que de no continuar en los trabajos de presdemantelamiento, sus 23 trabajadores perderían el empleo «porque sus cualificaciones son muy específicas para trabajar en Garoña y porque ahora no hay trabajo». No obstante, añaden tener «esperanza» de poder continuar con Nuclenor unos años más, al igual que Metalúrgica Compañía Industrial Mirandesa (Mecoim), con sede en Miranda de Ebro y que tiene 24 personas realizando tareas de mantenimiento mecánico en Garoña desde hace 25 años. «Esta incertidumbre de si se para o no, no nos hace bien, pero estamos a la expectativa con toda la esperanza de que la planta continúe operando», señalan desde Mecoim. Admiten que «no será fácil recolocar a todo el personal, pero con parte lo intentaremos». En Mecoim trabajan entre 80 y 90 personas contando las de Garoña, por lo que el volumen de negocio dependiente de la central también es muy importante.
Los responsables de Mecoim lamentan la decisión del Ministerio de Industria de aplicar una fiscalidad a las empresas generadoras de electricidad que en el caso de Santa María de Garoña la convertirá en una central con pérdidas, según han hecho público en varias ocasiones las empresas propietarias. «Creemos que esta política fiscal generará más pérdidas que ingresos», dicen.
Cada vez más difícil
Desde Nuclenor insisten en reiterar el mensaje del Consejo de Administración. «Sigue siendo que las propietarias apostamos por la continuidad, pero siempre que la situación de la fiscalidad prevista cambie», aseguran. A renglón seguido añaden que «cada día es más difícil y complicado» que el cierre tenga marcha atrás. Lo cierto es que si el Ministerio de Industria no varía su propuesta de gravar con un 6% a la generación de electricidad y de cobrar nuevos impuestos por generación de residuos radioactivos, todo proseguirá como hasta ahora y la actividad de Santa María de Garoña cesará en julio de 2013. Tras un periodo mínimo de 4 años de predesmantelamiento para desalojar el combustible gastado de la central, Enresa se hará con la propiedad de la planta y comandará su desmantelamiento definitivo durante un periodo aproximado de 6 a 7 años.
http://www.diariodeburgos.es/noticia/Z46D2C203-D2AE-B0F5-A8209F67FC5284DA/20121111/contratas/nuclenor/desconocen/pasara/500/tra
