Índice
Aumentan los menores que roban móviles y ropa que sus padres no les pueden comprar
La crisis propicia el perfil de un ladrón precoz que recurre por primera vez al hurto para no estar fuera de la moda
SEGURIDAD
Policías de paisano. Los grupos de Hurtos de la Policía Nacional cuenta con agentes, subinspectores e inspectores.
Vigilantes. Supermercados, tiendas de ropa y otros establecimientos contratan a vigilantes de seguridad para prevenir los hurtos en sus locales.
Cámaras y alarmas. Las grandes superficies comerciales disponen de alarmas electrónicas, algunas de ellas camufladas en los artículos, y de cámaras de vídeo.
La Policía Nacional detuvo el año pasado a 50 menores por hurtos, el doble que en 2010
Algunos jóvenes no son denunciados si pagan la prenda y convencen al encargado de la tienda
22.10.12 - 01:12 - JAVIER MARTÍNEZ | ALICANTE.
La crisis afecta también al mundo delicuencial. La complicada situación económica propicia un nuevo perfil de ladrón precoz que recurre al robo, por primera vez, para conseguir ropa de marca, un móvil de última generación o cualquier otro capricho. La policía ha detectado un aumento de hurtos cometidos por menores y veinteañeros sin antecedentes delictivos en tiendas y grandes superficies de la Comunitat Valenciana.
«En el caso de los más jóvenes no se trata de delinquir para comer o para paliar situaciones familiares», como podía ocurrir en otros tiempos, explica Benjamín Lara, secretario general de la Asociación de Criminólogos de la Policía Local de la Comunitat Valenciana, sino que lo hacen más «para presumir delante de otros chicos de su edad y aparentar un estatus superior al que tienen».
Las últimas generaciones están influenciadas por los medios de comunicación, la cultura del dinero fácil y de los modelos y estereotipos que muestran que el triunfador «es quien tiene dinero, y el perdedor el que no lo tiene», lo que según el experto, empuja a los jóvenes «a cometer hurtos en las tiendas y grandes almacenes» para obtener los objetos que desean.
Este nuevo fenómeno delictivo se debe «a la denominada teoría de la anomia», explica Lara. «El individuo busca el éxito social mediante atajos. En estos casos, los jóvenes roban lo que desean y no puede conseguir por los cauces legales», aclara el intendente de la Policía Local y criminólogo.
La pedagoga Pilar Real reconoce que en ocasiones los jóvenes pueden delinquir «por la situación económica y para satisfacer sus necesidades básicas», aunque admite también que cometen hurtos buscando un reconocimiento social. «Se está viendo por ejemplo cómo jóvenes de familias de clase media comienzan a delinquir para conseguir dinero fácil o cierto tipo de cosas, como un iPhone o un pantalón de marca, y no les importa lo que tengan que hacer para obtenerlas», asevera la pedagoga. Además, en ambientes juveniles «se relaciona casi siempre el bienestar con el manejo del dinero», añade.
Para el profesor de Criminología de la Universidad de Valencia, Vicente Garrido, los chavales de familias desestructuradas y barrios marginales «siempre han robado cosas que sus padres no les podían comprar y que tenían chicos de mejor nivel social».
Los jóvenes ya no roban comida «desde la posguerra», afirma Garrido. «Si ahora los más integrados comenten pequeños hurtos es porque no quieren estar fuera de la moda», sostiene el psicólogo y escritor. Sin embargo, el comportamiento delictivo «no irá a más en general, aunque los padres deberían asegurarse de que sus hijos no salgan de esto como si nada», recomienda el profesor y psicólogo.
Para que estas conductas contrarias a la ley no queden impunes, la policía aconseja siempre denunciar, aunque el valor del producto sustraído no supere los 400 euros, el límite para calificar el hecho de falta administrativa. Si la cuantía es mayor, el autor del hurto será detenido e imputado por un delito. La diferencia es muy grande. La policía realizará entonces la correspondiente ficha con foto incluida del joven arrestado, que dará con sus huesos en un calabozo y pasará a disposición judicial. Si el detenido tiene menos de 18 años, la policía lo llevará a casa o avisará a sus padres para que lo recojan en la comisaría.
Cuando el valor del hurto es inferior a 401 euros, menores y mayores de edad no pisan las dependencias policiales si están debidamente identificados. El agente realiza una diligencia por una falta administrativa y la envía al juzgado de guardia.
Pero en algunos casos, la policía ni siquiera actúa. Sucede cuando el encargado del establecimiento y el autor del hurto llegan a un acuerdo. El ladrón paga la prenda que trataba de robar y se la lleva - pero sin tique- tras prometer que no volverá. El responsable de la tienda no llama entonces a la policía, pero esto ocurre en contadas ocasiones.
La estadística policial dice que el número de faltas y delitos cometidos por menores en establecimientos se ha incrementado. El año pasado, la Policía Nacional detuvo en la ciudad de Valencia a medio centenar de adolescentes por hurtos en locales comerciales, terrazas de bares, mercadillos y otros lugares. El número de menores arrestados aumentó un 50 por ciento con respecto a 2010.
Sin embargo, este tipo de robos ha descendido en la Comunitat en los últimos años en líneas generales debido a la presión policial. Los grupos de Hurtos de la Policía Nacional vigila todos los días con agentes de paisano los lugares donde suelen actuar los ladrones más experimentados, especialmente las calles del centro, además de los operativos especiales que realiza en eventos como Hogueras, Fallas, el Gran Premio de Fórmula 1.
La crisis propicia el perfil de un ladrón precoz que recurre por primera vez al hurto para no estar fuera de la moda
SEGURIDAD
Policías de paisano. Los grupos de Hurtos de la Policía Nacional cuenta con agentes, subinspectores e inspectores.
Vigilantes. Supermercados, tiendas de ropa y otros establecimientos contratan a vigilantes de seguridad para prevenir los hurtos en sus locales.
Cámaras y alarmas. Las grandes superficies comerciales disponen de alarmas electrónicas, algunas de ellas camufladas en los artículos, y de cámaras de vídeo.
La Policía Nacional detuvo el año pasado a 50 menores por hurtos, el doble que en 2010
Algunos jóvenes no son denunciados si pagan la prenda y convencen al encargado de la tienda
22.10.12 - 01:12 - JAVIER MARTÍNEZ | ALICANTE.
La crisis afecta también al mundo delicuencial. La complicada situación económica propicia un nuevo perfil de ladrón precoz que recurre al robo, por primera vez, para conseguir ropa de marca, un móvil de última generación o cualquier otro capricho. La policía ha detectado un aumento de hurtos cometidos por menores y veinteañeros sin antecedentes delictivos en tiendas y grandes superficies de la Comunitat Valenciana.
«En el caso de los más jóvenes no se trata de delinquir para comer o para paliar situaciones familiares», como podía ocurrir en otros tiempos, explica Benjamín Lara, secretario general de la Asociación de Criminólogos de la Policía Local de la Comunitat Valenciana, sino que lo hacen más «para presumir delante de otros chicos de su edad y aparentar un estatus superior al que tienen».
Las últimas generaciones están influenciadas por los medios de comunicación, la cultura del dinero fácil y de los modelos y estereotipos que muestran que el triunfador «es quien tiene dinero, y el perdedor el que no lo tiene», lo que según el experto, empuja a los jóvenes «a cometer hurtos en las tiendas y grandes almacenes» para obtener los objetos que desean.
Este nuevo fenómeno delictivo se debe «a la denominada teoría de la anomia», explica Lara. «El individuo busca el éxito social mediante atajos. En estos casos, los jóvenes roban lo que desean y no puede conseguir por los cauces legales», aclara el intendente de la Policía Local y criminólogo.
La pedagoga Pilar Real reconoce que en ocasiones los jóvenes pueden delinquir «por la situación económica y para satisfacer sus necesidades básicas», aunque admite también que cometen hurtos buscando un reconocimiento social. «Se está viendo por ejemplo cómo jóvenes de familias de clase media comienzan a delinquir para conseguir dinero fácil o cierto tipo de cosas, como un iPhone o un pantalón de marca, y no les importa lo que tengan que hacer para obtenerlas», asevera la pedagoga. Además, en ambientes juveniles «se relaciona casi siempre el bienestar con el manejo del dinero», añade.
Para el profesor de Criminología de la Universidad de Valencia, Vicente Garrido, los chavales de familias desestructuradas y barrios marginales «siempre han robado cosas que sus padres no les podían comprar y que tenían chicos de mejor nivel social».
Los jóvenes ya no roban comida «desde la posguerra», afirma Garrido. «Si ahora los más integrados comenten pequeños hurtos es porque no quieren estar fuera de la moda», sostiene el psicólogo y escritor. Sin embargo, el comportamiento delictivo «no irá a más en general, aunque los padres deberían asegurarse de que sus hijos no salgan de esto como si nada», recomienda el profesor y psicólogo.
Para que estas conductas contrarias a la ley no queden impunes, la policía aconseja siempre denunciar, aunque el valor del producto sustraído no supere los 400 euros, el límite para calificar el hecho de falta administrativa. Si la cuantía es mayor, el autor del hurto será detenido e imputado por un delito. La diferencia es muy grande. La policía realizará entonces la correspondiente ficha con foto incluida del joven arrestado, que dará con sus huesos en un calabozo y pasará a disposición judicial. Si el detenido tiene menos de 18 años, la policía lo llevará a casa o avisará a sus padres para que lo recojan en la comisaría.
Cuando el valor del hurto es inferior a 401 euros, menores y mayores de edad no pisan las dependencias policiales si están debidamente identificados. El agente realiza una diligencia por una falta administrativa y la envía al juzgado de guardia.
Pero en algunos casos, la policía ni siquiera actúa. Sucede cuando el encargado del establecimiento y el autor del hurto llegan a un acuerdo. El ladrón paga la prenda que trataba de robar y se la lleva - pero sin tique- tras prometer que no volverá. El responsable de la tienda no llama entonces a la policía, pero esto ocurre en contadas ocasiones.
La estadística policial dice que el número de faltas y delitos cometidos por menores en establecimientos se ha incrementado. El año pasado, la Policía Nacional detuvo en la ciudad de Valencia a medio centenar de adolescentes por hurtos en locales comerciales, terrazas de bares, mercadillos y otros lugares. El número de menores arrestados aumentó un 50 por ciento con respecto a 2010.
Sin embargo, este tipo de robos ha descendido en la Comunitat en los últimos años en líneas generales debido a la presión policial. Los grupos de Hurtos de la Policía Nacional vigila todos los días con agentes de paisano los lugares donde suelen actuar los ladrones más experimentados, especialmente las calles del centro, además de los operativos especiales que realiza en eventos como Hogueras, Fallas, el Gran Premio de Fórmula 1.
