Mata a tiros a una niña de 13 años y a un vecino en Albacete
El presunto autor de la matanza, aún no detenido, pretendía mantener una relación con la menor, cuya familia se oponía
A.G.abc_es
Día 21/10/2012 - 02.25hUn enorme dispositivo policial trata de localizar, en las inmediaciones de una pedanía albaceteña conocida como «El Salobral», al autor de los disparos que por la tarde acabaron en el acto con la vida de una joven de 13 años y de un adulto de 41 años, un camionero de la localidad que en ese momento pasaba por allí y se encontró con los disparos, que murió tras haber recibido una bala en la cabeza. Otro hombre también fue alcanzado por el fuego hiriéndole en un hombro, aunque al parecer estaba fuera de peligro.
Según fuentes de la Delegación del Gobierno en Toledo, el presunto asesino empezó a disparar «de forma indiscriminada», al parecer provisto de armas cortas y largas, entre ellas un fusil de asalto. Los hechos se produjeron alrededor de las siete de la tarde en la calle Asensio, muy cerca de la Plaza Mayor del pueblo. Alcanzó a sus víctimas, como si se tratase de una emboscada, mientras paseaban.
Una vez que sus víctimas quedaron tendidas en el suelo, el presunto homicida, un hombre de 38 años conocido de la localidad y que pudo haber sufrido algun tipo de enajenación, según la Delegación del Gobierno, huyó a refugiarse a un maizal cercano.
Sobre los motivos de esta actuación, vecinos de la pedanía apuntaron a una cuestión sentimental, puesto que alparecer quería mantener relación con la menor fallecida, de nombre Almudena, a lo que se opondría la familia de la niña, por lo que le habían interpuesto denuncias, que se habrían traducido en una orden de alejamiento. Al parecer, tras disparar a la menor, todo parece indicar que el presunto homicida habría disparado contra dos personas, una de ellas el camionero de unos cuarenta años.
El alcalde de El Salobral, Ángel Sánchez López, señaló que el agresor es conocido en el pueblo como «El Fraguel» y vivía con sus padres, de los que señaló que son «buena gente». A su llegada a la zona, agentes de la Policía y miembros de la Guardia Civil provistos de chalecos antibalas se organizaron para intentar acorralarle e impedir que alcanzara otra localidad habitada y pudiera repetir el tiroteo.
Desde que ocurrió la refriega, y a la llegada de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, se prohibió la entrada en la pedanía albaceteña, situada a unos 15 kilómetros de la capital, para evitar incidentes mientras tratan de capturar al presunto asesino.
Indignación y rabia
Los pocos habitantes de este pequeño núcleo no salían de su asombro ante este inesperado suceso, cuyas casas eran confusas hasta el momento. Los vecinos de la calle donde tuvieron lugar los hechos se concentraban en las puertas y balcones de sus domicilios y entre todos había un comentario generalizado «cómo ha podido hacer eso».
Lo cierto es que en medio la confusión el alcalde de la localidad pidió a sus vecinos que mantuvieran la serenidad y cumplieran las órdenes de la Guardia Civil. Es posible que se declare una jornada de luto oficial, según el primer edil, que apuntó que en el pueblo «se está viviendo la noticia «con indignación, impotencia, rabia y pena, todo mezclado».
Poco tiempo después de producirse el troteo, se desplazaron a la pedanía tres dotaciones de UVIs móviles y otras cuatro de la Guardia Civil, que en medio de la incertidumbre de la situación decidieron equipar al propio personal sanitario con chalecos antibalas ante el riesgo latente por desconocer el paradero del autor de los disparos.
A esas dotaciones se sumaron, poco más tarde, tres dotaciones del Servicio de Intervención Rápida (SIR) de la Guardia Civil, a las que además se han unido más fuerzas de paisano de la institución armada y miembros de la Policía Local.
Ahora mismo la tensión seguía instalada en el dispositivo de seguridad, ya que el hombre autor de los disparos todavía no había podido ser detenido, mientras que las labores de búsqueda se centraban en un maizal próximo a la localidad de Aguas Nuevas.
El presunto autor de la matanza, aún no detenido, pretendía mantener una relación con la menor, cuya familia se oponía
A.G.abc_es
Día 21/10/2012 - 02.25hUn enorme dispositivo policial trata de localizar, en las inmediaciones de una pedanía albaceteña conocida como «El Salobral», al autor de los disparos que por la tarde acabaron en el acto con la vida de una joven de 13 años y de un adulto de 41 años, un camionero de la localidad que en ese momento pasaba por allí y se encontró con los disparos, que murió tras haber recibido una bala en la cabeza. Otro hombre también fue alcanzado por el fuego hiriéndole en un hombro, aunque al parecer estaba fuera de peligro.
Según fuentes de la Delegación del Gobierno en Toledo, el presunto asesino empezó a disparar «de forma indiscriminada», al parecer provisto de armas cortas y largas, entre ellas un fusil de asalto. Los hechos se produjeron alrededor de las siete de la tarde en la calle Asensio, muy cerca de la Plaza Mayor del pueblo. Alcanzó a sus víctimas, como si se tratase de una emboscada, mientras paseaban.
Una vez que sus víctimas quedaron tendidas en el suelo, el presunto homicida, un hombre de 38 años conocido de la localidad y que pudo haber sufrido algun tipo de enajenación, según la Delegación del Gobierno, huyó a refugiarse a un maizal cercano.
Sobre los motivos de esta actuación, vecinos de la pedanía apuntaron a una cuestión sentimental, puesto que alparecer quería mantener relación con la menor fallecida, de nombre Almudena, a lo que se opondría la familia de la niña, por lo que le habían interpuesto denuncias, que se habrían traducido en una orden de alejamiento. Al parecer, tras disparar a la menor, todo parece indicar que el presunto homicida habría disparado contra dos personas, una de ellas el camionero de unos cuarenta años.
El alcalde de El Salobral, Ángel Sánchez López, señaló que el agresor es conocido en el pueblo como «El Fraguel» y vivía con sus padres, de los que señaló que son «buena gente». A su llegada a la zona, agentes de la Policía y miembros de la Guardia Civil provistos de chalecos antibalas se organizaron para intentar acorralarle e impedir que alcanzara otra localidad habitada y pudiera repetir el tiroteo.
Desde que ocurrió la refriega, y a la llegada de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, se prohibió la entrada en la pedanía albaceteña, situada a unos 15 kilómetros de la capital, para evitar incidentes mientras tratan de capturar al presunto asesino.
Indignación y rabia
Los pocos habitantes de este pequeño núcleo no salían de su asombro ante este inesperado suceso, cuyas casas eran confusas hasta el momento. Los vecinos de la calle donde tuvieron lugar los hechos se concentraban en las puertas y balcones de sus domicilios y entre todos había un comentario generalizado «cómo ha podido hacer eso».
Lo cierto es que en medio la confusión el alcalde de la localidad pidió a sus vecinos que mantuvieran la serenidad y cumplieran las órdenes de la Guardia Civil. Es posible que se declare una jornada de luto oficial, según el primer edil, que apuntó que en el pueblo «se está viviendo la noticia «con indignación, impotencia, rabia y pena, todo mezclado».
Poco tiempo después de producirse el troteo, se desplazaron a la pedanía tres dotaciones de UVIs móviles y otras cuatro de la Guardia Civil, que en medio de la incertidumbre de la situación decidieron equipar al propio personal sanitario con chalecos antibalas ante el riesgo latente por desconocer el paradero del autor de los disparos.
A esas dotaciones se sumaron, poco más tarde, tres dotaciones del Servicio de Intervención Rápida (SIR) de la Guardia Civil, a las que además se han unido más fuerzas de paisano de la institución armada y miembros de la Policía Local.
Ahora mismo la tensión seguía instalada en el dispositivo de seguridad, ya que el hombre autor de los disparos todavía no había podido ser detenido, mientras que las labores de búsqueda se centraban en un maizal próximo a la localidad de Aguas Nuevas.