«Teníamos un listado con muchos objetivos, y el encargo era venir y hacer lo que pudieras. Las palabras eran 'vosotros matad todo lo que podáis'». Así relata el exmiembro de ETA Iñaki Rekarte las órdenes que recibió cuando ingresó en la organización terrorista.
Rekarte, antiguo miembro del comando Mugarri de ETA que mató a tres vecinos de Santander en febrero de 1992, ha protagonizado junto Iñaki García Agirrezabalaga, hijo de un asesinado por la banda, el programa '30 Minutos' de TV3 en torno a los encuentros entre víctimas del terrorismo y antiguos miembros de ETA arrepentidos, en los que relatan su experiencia y sentimientos en torno al perdón.
En su aparición en el programa, Rekarte, expulsado del Colectivo de Presos de ETA (EPPK) y acogido a la denominada vía Nanclares, relata los dos atentados en los que participó. En el primero, en 1991 en Irun, él y su compañero de comando mataron a disparos a Francisco Gil Mendoza en un parque. Según explica, echaron a cara o cruz quién disparaba. Eso, asegura, «resume lo poco que piensas y la poca cabeza que tienes» cuando estás dentro de ETA.
El segundo atentado en el que participó fue la colocación de un coche bomba que explotó al paso de una furgoneta policial en Santander, en 1992, matando a tres peatones. Las víctimas, reconoce, «ni las vi». «Supongamos que esto tendría alguna lógica, que no la tiene. Tu aportación es que has matado a tres personas que no sabes ni quienes son, en medio de Santander», reflexiona.
Además, explica que tras el atentado la dirección de ETA les hizo llegar una explicación sobre los «fallos técnicos» que habían cometido en su ejecución. Tras este atentado, Rekarte admite que pensaba «a mi no me van a coger vivo, que me maten y ya está». De hecho, destaca que «te da igual que te maten. Igual hasta quieres eso», pues la situación «te desborda».
Sin embargo, poco después del coche bomba de Santander fue apresado, momento del que cuenta que cuando entras en la cárcel «se siente tranquilidad». En su estancia en prisión recuerda que pensó «varias veces» en abandonar ETA, pero no tuvo «el valor para dejarlo» y siempre se echó para atrás. El colectivo de presos de la banda, destaca, «es muy cerrado, está el grupito ese y punto, no hay más» y en él «haces tuyas las ideas, la manera de ser, el día a día».
Sin embargo, un día decidió «romper definitivamente» y para ello optó por romper la «norma más sagrada», que era «no trabajar» en destinos penitenciarios. Esto le valió el rechazo del resto, que incluso llegaron a amenazarle. «Más de uno me ha dicho 'si fuera por mi...', me estaba diciendo 'te pegaba cuatro tiros que te ibas a enterar tú'».
En su reflexión, Rekarte admite que al romper con ETA se siente que la vida no ha valido «para nada», que «parece que estás ahorrando para algo» que no llega.
El exmiembro de ETA considera muy positivo el encuentro que ha mantenido con la mujer de un asesinado por la organización, aunque no haya logrado reunirse con familiares de alguna de sus víctimas. Sin embargo, destaca que «no hay ningún perdón» ni «ningún lo siento» que pueda mitigar el dolor, ya que perdón sólo es «una palabra». De ese encuentro subraya que fue «sin odio», algo que no se esperaba. «Es como si te hubiera perdonado antes de empezar a hablar».
De su ingreso en ETA, con 19 años, Rekarte lo atribuye a un «cúmulo de circunstancias», como que su padre pasara detenido diez días en Intxaurrondo a manos de la Guardia Civil, en el que «le hicieron de todo», así como el conocer a una persona «que estaba en este ambiente». «Todo surgió muy rápido. Sin pensar mucho, pues venga, vamos a meternos en ETA», relata. «Cuando te estás metiendo ni te imaginas lo que supone que estés ilegal en el mundo, que te tengas que esconder», explica.
Tras dos décadas en prisión, Rekarte se encuentra en tercer grado y solo acude a dormir a la donostiarra cárcel de Martutene

http://www.diariovasco.com/v/20120801/politica/orden-matad-todo-podais-20120801.html