La Policía Nacional halló en 2007 en la vivienda de Mariano L.G, vigilante de seguridad y vecino de Cieza, más de 4.000 archivos con contenido pedófilo. Así lo puso de manifiesto ayer, durante el juicio que se celebró ante la Audiencia Provincial, uno de los agentes que participó en el registro del domicilio. «Estaba todo bastante ordenado. Eran colecciones», precisó este miembro de la Unidad de Delitos Tecnológicos de la Jefatura Superior de Policía. «Había hasta escenas de sexo con bebés».
Pese a este hallazgo, el acusado -que se enfrenta a ocho años de prisión- aseguró ayer que no conocía el contenido de estos archivos, que almacenaba en su ordenador y en DVD. «Yo tenía el ordenador todo el día bajando y muchas cosas no sabía de qué naturaleza eran», sostuvo. «Me gustaba bajarme mucho porno de adulto, pero no infantil».
Un aparato MP4, vendido a través del portal Ebay, fue el culpable de que aquel 15 de noviembre de 2007 los agentes se presentaran en la puerta de la vivienda que Mariano L. tiene en Cieza. El objeto había llegado al propietario de una tienda de compraventa de Salamanca y éste se había llevado la sorpresa de hallar en su interior algunos archivos informáticos con escenas explícitas de sexo con niños. La Policía tiró del hilo y comprobó que un joven de Salamanca le había comprado el MP4 a Mariano y lo había revendido a esta tienda. «Yo metía ahí fotos de mi novia y de las acampadas, pero no de porno infantil», explicó el acusado. «Un día me aburrí, lo formateé y lo vendí».
El perito que elaboró el informe sobre el material informático incautado al procesado aseguró que había encontrado hasta 67 archivos con los nombres que habitualmente utilizan los pedófilos para identificar este tipo de contenido. Este profesional, sin embargo, no pudo precisar si Mariano L. utilizó esos términos para realizar una búsqueda en el programa de descargas Emule y admitió que existía la posibilidad de que los hubiera bajado dentro de otro archivo más amplio.
El letrado de la defensa, Juan Carlos Ballesteros, pidió la absolución de este ciezano al entender que no existen pruebas de que Mariano buscara activamente esos archivos. La fiscal, en cambio, entiende que la versión del acusado no resulta creíble «porque él organizaba y conocía perfectamente el material que se bajaba de Internet».
http://www.laverdad.es/murcia/v/20111020/region/habia-escenas-sexo-bebes-20111020.html
Pese a este hallazgo, el acusado -que se enfrenta a ocho años de prisión- aseguró ayer que no conocía el contenido de estos archivos, que almacenaba en su ordenador y en DVD. «Yo tenía el ordenador todo el día bajando y muchas cosas no sabía de qué naturaleza eran», sostuvo. «Me gustaba bajarme mucho porno de adulto, pero no infantil».
Un aparato MP4, vendido a través del portal Ebay, fue el culpable de que aquel 15 de noviembre de 2007 los agentes se presentaran en la puerta de la vivienda que Mariano L. tiene en Cieza. El objeto había llegado al propietario de una tienda de compraventa de Salamanca y éste se había llevado la sorpresa de hallar en su interior algunos archivos informáticos con escenas explícitas de sexo con niños. La Policía tiró del hilo y comprobó que un joven de Salamanca le había comprado el MP4 a Mariano y lo había revendido a esta tienda. «Yo metía ahí fotos de mi novia y de las acampadas, pero no de porno infantil», explicó el acusado. «Un día me aburrí, lo formateé y lo vendí».
El perito que elaboró el informe sobre el material informático incautado al procesado aseguró que había encontrado hasta 67 archivos con los nombres que habitualmente utilizan los pedófilos para identificar este tipo de contenido. Este profesional, sin embargo, no pudo precisar si Mariano L. utilizó esos términos para realizar una búsqueda en el programa de descargas Emule y admitió que existía la posibilidad de que los hubiera bajado dentro de otro archivo más amplio.
El letrado de la defensa, Juan Carlos Ballesteros, pidió la absolución de este ciezano al entender que no existen pruebas de que Mariano buscara activamente esos archivos. La fiscal, en cambio, entiende que la versión del acusado no resulta creíble «porque él organizaba y conocía perfectamente el material que se bajaba de Internet».
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