Adiós a la escolta
1.500 guardaespaldas han perdido su empleo por los recortes del gobierno vasco, que deja sin protección a los exconcejales por la tregua de ETA y la crisis
Es el final de una época en el País Vasco; no solo por la ausencia de atentados, sino también porque la pareja de escoltas protegiendo a cargos públicos ha desaparecido de las calles: ahora, un solo guardaespaldas desempeña la labor. Los recortes impuestos por el Gobierno vasco han provocado que desde principios de año, y especialmente desde las pasadas elecciones municipales, unos 1.500 escoltas se hayan quedado sin empleo, casi la mitad de los que trabajaban en 2010. El sector reclama salidas laborales.
José Ángel Martín Larreta –de frente–, exconcejal socialista de Ugao-Miraballes (Vizcaya), se despide de sus dos escoltas, de los más veteranos en Euskadi.
Los ojos se le humedecen a José Ángel Martín Larreta, exconcejal socialista de la pequeña localidad vizcaína de Ugao-Miraballes, cuando abraza a los que han sido sus dos escoltas durante los últimos tres años. Parece muy frágil entre los dos guardaespaldas, y resulta aún más vulnerable a medida que se aleja de ellos. Esta vez Martín Larreta se va caminando solo, sin la sombra custodia de sus fieles escoltas. Desde que perdió su acta de concejal en las pasadas elecciones municipales, este socialista ya no cuenta con el blindaje de sus guardaespaldas, aunque apostilla: “Siempre seremos amigos”.
El Gobierno vasco ha retirado el servicio de protección a los concejales de Euskadi que no resultaron elegidos en las elecciones municipales del pasado 22 de mayo –la mayoría, socialistas–, algo que no había ocurrido en las anteriores legislaturas. El ejecutivo de Patxi López justifica con la inactividad de ETA también el recorte de gastos de la seguridad de los cargos electos. Estos ya no disponen de dos escoltas, sino solo de uno, y además deben utilizar su propio coche. Se acabó el vehículo conducido por uno de los escoltas, que subvencionaban la Administración vasca y el Gobierno central a las empresas de seguridad. Estas medidas han originado que prácticamente la mitad de los escoltas que trabajaban en el País Vasco –unos 3.000 hasta ahora– se hayan quedado sin empleo en lo que va de año. Unos quinientos han sido despedidos desde las pasadas elecciones municipales. Es el fin de una época en Euskadi, marcada por las sempiternas parejas de escoltas pegadas a los políticos o esperándolos a las puertas de los restaurantes a que acabaran de comer o de cenar.
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