Interior afirma que «España está mejor preparada» contra Al-Qaida
La Guardia Civil advierte de que los yihadistas ven ya el suelo español como «zona de combate» diez años después del 11-S
11.09.11 - 00:03 - MELCHOR SÁIZ-PARDO | MADRID.
El Ministerio Interior hace balance de la lucha contra AlQaida diez años después del 11-S. Un informe del Centro de Análisis y Prospectiva de la Guardia Civil afirma que una década después de los ataques de Nueva York y Washington «España está mejor preparada» para enfrentarse al yihadismo internacional porque cuenta con «mejores profesionales y medios y con mayor especialización». No obstante, advierte el documento, ni mucho menos hay que lanzar las campanas al vuelo porque «la amenaza permanece y, sin obsesionarse, es preciso mantenerse alerta».
Los analistas del instituto armado hacen hincapié en que el «interés de Al-Qaida por España» no ha disminuido en estos últimos años porque su obsesión con el territorio nacional responde a causas «estructurales» y no solo «coyunturales». La mayor amenaza, advierten, es que la organización terrorista que creara Osama bin Laden ahora «considera a España como zona de combate» y no como hace años en los que el país era visto como una región de «cobijo» y «logística».
El informe, fechado el pasado 7 de septiembre y firmado por el jefe de Análisis de la Benemérita, José María Blanco Navarro, insiste en la mejora de los servicios de información y de la coordinación, pero enumera más de una docena de circunstancias por las que Al-Qaida, diez años después del 11-S y siete años y medio del 11-M, sigue manteniendo a España en su punto de mira.
Entre estos aspectos, están la cercanía geográfica con el mundo musulmán; los «amplios colectivos musulmanes instalados en España» y que el informe considera «público objetivo» para posibles captadores; la presencia de tropas españolas en misiones internacionales; la existencia de redes y «conexiones» en el país de Al-Qaida en el Magreb Islámico, la franquicia de la organización en el norte de África; las «referencias continuas a España en la propaganda yihadista», en especial a Al Andalus, Ceuta y Melilla; los «deseos de venganza» por la «gran presión policial»; la reciente inestabilidad en los estados magrebíes que pospone la lucha contra Al-Qaida a un segundo plano; o los «riesgos de células desestructuradas, independientes y de 'lobos solitarios' más o menos influidos por la marca Al-Qaida».
El documento, titulado 'Seguridad e Inteligencia 10 años después del 11-S', a pesar de esta larga lista de riesgos, se muestra «optimista» en la lucha contra la multinacional yihadista, sobre todo por la «intensa reforma» de los sistemas antiterroristas, no particularmente después de los ataques en Estados Unidos, sino tras los atentados de Madrid.
Según la Guardia Civil, tras la masacre de los trenes de cercanías se han subsanado los principales problemas en la batalla contra la red integrista, especialmente la «descoordinación entre servicios», la falta de coordinación en las propias organizaciones antiterroristas españolas que estaban excesivamente «compartimentadas» y «especializadas», la ausencia de «administraciones con visión global», la «ausencia de colaboración internacional», la rigidez institucional, el «poco aprovechamiento» de las fuentes y, sobre todo, la «falta de medios personales y técnicos para enfrentar los riesgos».
Dura autocrítica
En este último punto, el Centro de Análisis de la Guardia Civil hace una dura autocrítica retrospectiva y reconoce que cuando se produjeron los atentados del 11-S y el 11-M en España había «pocos especialistas en materia de yihad» porque los mayores esfuerzos de las fuerzas de seguridad se concentraban en combatir «nuestra principal amenaza clásica, ETA». El elenco de carencias era extenso, desde la falta de medio técnicos, bases de datos o documentación pasando por la «ausencia de traductores de árabe».
Según el estudio, la financiación y el impulso político han sido claves para mejorar la respuesta a la amenaza integrista durante la última década. El informe destaca que solo en el Centro Nacional de Inteligencia, que en este período ha vivido una «reforma absoluta», ha visto aumentado de 138 a 264 millones de euros su presupuesto entre 2003 y 2008, año en el que la crisis hizo que se 'cerrara el grifo'.
Además, hace hincapié en la creación de organismos como la Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos de Inteligencia, del Mando Unificado de las Fuerzas de Seguridad (CEMU), el Centro Nacional de Coordinación Antiterrorista (CNCA) o la puesta en marcha del Centro Nacional de Protección de Infraestructuras Críticas.
La Guardia Civil advierte de que los yihadistas ven ya el suelo español como «zona de combate» diez años después del 11-S
11.09.11 - 00:03 - MELCHOR SÁIZ-PARDO | MADRID.
El Ministerio Interior hace balance de la lucha contra AlQaida diez años después del 11-S. Un informe del Centro de Análisis y Prospectiva de la Guardia Civil afirma que una década después de los ataques de Nueva York y Washington «España está mejor preparada» para enfrentarse al yihadismo internacional porque cuenta con «mejores profesionales y medios y con mayor especialización». No obstante, advierte el documento, ni mucho menos hay que lanzar las campanas al vuelo porque «la amenaza permanece y, sin obsesionarse, es preciso mantenerse alerta».
Los analistas del instituto armado hacen hincapié en que el «interés de Al-Qaida por España» no ha disminuido en estos últimos años porque su obsesión con el territorio nacional responde a causas «estructurales» y no solo «coyunturales». La mayor amenaza, advierten, es que la organización terrorista que creara Osama bin Laden ahora «considera a España como zona de combate» y no como hace años en los que el país era visto como una región de «cobijo» y «logística».
El informe, fechado el pasado 7 de septiembre y firmado por el jefe de Análisis de la Benemérita, José María Blanco Navarro, insiste en la mejora de los servicios de información y de la coordinación, pero enumera más de una docena de circunstancias por las que Al-Qaida, diez años después del 11-S y siete años y medio del 11-M, sigue manteniendo a España en su punto de mira.
Entre estos aspectos, están la cercanía geográfica con el mundo musulmán; los «amplios colectivos musulmanes instalados en España» y que el informe considera «público objetivo» para posibles captadores; la presencia de tropas españolas en misiones internacionales; la existencia de redes y «conexiones» en el país de Al-Qaida en el Magreb Islámico, la franquicia de la organización en el norte de África; las «referencias continuas a España en la propaganda yihadista», en especial a Al Andalus, Ceuta y Melilla; los «deseos de venganza» por la «gran presión policial»; la reciente inestabilidad en los estados magrebíes que pospone la lucha contra Al-Qaida a un segundo plano; o los «riesgos de células desestructuradas, independientes y de 'lobos solitarios' más o menos influidos por la marca Al-Qaida».
El documento, titulado 'Seguridad e Inteligencia 10 años después del 11-S', a pesar de esta larga lista de riesgos, se muestra «optimista» en la lucha contra la multinacional yihadista, sobre todo por la «intensa reforma» de los sistemas antiterroristas, no particularmente después de los ataques en Estados Unidos, sino tras los atentados de Madrid.
Según la Guardia Civil, tras la masacre de los trenes de cercanías se han subsanado los principales problemas en la batalla contra la red integrista, especialmente la «descoordinación entre servicios», la falta de coordinación en las propias organizaciones antiterroristas españolas que estaban excesivamente «compartimentadas» y «especializadas», la ausencia de «administraciones con visión global», la «ausencia de colaboración internacional», la rigidez institucional, el «poco aprovechamiento» de las fuentes y, sobre todo, la «falta de medios personales y técnicos para enfrentar los riesgos».
Dura autocrítica
En este último punto, el Centro de Análisis de la Guardia Civil hace una dura autocrítica retrospectiva y reconoce que cuando se produjeron los atentados del 11-S y el 11-M en España había «pocos especialistas en materia de yihad» porque los mayores esfuerzos de las fuerzas de seguridad se concentraban en combatir «nuestra principal amenaza clásica, ETA». El elenco de carencias era extenso, desde la falta de medio técnicos, bases de datos o documentación pasando por la «ausencia de traductores de árabe».
Según el estudio, la financiación y el impulso político han sido claves para mejorar la respuesta a la amenaza integrista durante la última década. El informe destaca que solo en el Centro Nacional de Inteligencia, que en este período ha vivido una «reforma absoluta», ha visto aumentado de 138 a 264 millones de euros su presupuesto entre 2003 y 2008, año en el que la crisis hizo que se 'cerrara el grifo'.
Además, hace hincapié en la creación de organismos como la Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos de Inteligencia, del Mando Unificado de las Fuerzas de Seguridad (CEMU), el Centro Nacional de Coordinación Antiterrorista (CNCA) o la puesta en marcha del Centro Nacional de Protección de Infraestructuras Críticas.