Mujeres policías en acción
Después de 30 años de que las primeras agentes entraran en el cuerpo de seguridad, cada vez hay más presencia femenina. En grupos de intervención o unidades especiales, ellas son minoría. En Palma, se las puede ver como motoristas o antidisturbios.
B. PALAU. PALMA Marisa, Cristina y Mavi trabajan como policías en Palma. Cada año se incorporan más mujeres jóvenes al Cuerpo Nacional de Policía. En Balears, las agentes configuran en la actualidad el 13 por ciento de la plantilla, una cifra que ha ido aumentando progresivamente en estos últimos años. A nivel nacional, en 2010 ellas constituían el 11% del global. La primera promoción de mujeres en España ingresó en el entonces Cuerpo Superior de Policía en la escala ejecutiva en el año 1979. Cinco años después, en 1984, se produjo la incorporación de la mujer al Cuerpo de Policía Nacional, con la categoría de policía, vistiendo, por primera vez, un uniforme oficial.
Después de 30 años de su incorporación en este cuerpo de seguridad, ya nadie se extraña al ver a una mujer policía. Pero su presencia todavía es minoritaria en determinados grupos de intervención o unidades especiales en Mallorca. Poco a poco, ellas están haciéndose un hueco en grupos como la Unidad de Prevención y Reacción (UPR), el grupo motorizado o el de Subsuelo. Sin embargo, en otras unidades como los guías caninos o los TEDAX (explosivos) de momento solo hay hombres en Palma.
Mavi de Los ´Rayos´, grupo de motos de la Policía.
Policía y motorista
Apasionada de las motos desde la adolescencia, entró en el Cuerpo Nacional de Policía hace más de catorce años, cuando contaba 20. En 1999 ya estaba trabajando en Balears. Primero, en la comisaría de Manacor. Allí fue la primera mujer policía en plantilla. Hasta entonces, solo habían recalado en el Llevant de Mallorca varias agentes durante la temporada de verano. Dos años después, en 2001 se trasladó a Palma, donde actualmente sigue. Mavi, malagueña de 34 años y madre de tres hijos, lleva un año en el grupo de motos de la Policía, conocido como los ´Rayos´. Se trata de la unidad más rápida, con mayor velocidad de respuesta y movimiento y normalmente sus agentes son los primeros en llegar a los servicios.
"Desde siempre había querido entrar en el grupo de motos. Siempre me había atraído, pero empecé a tener hijos muy pronto y primero fueron ellos", asegura la joven agente. "Más que nada era por la cuestión de los turnos porque en esta unidad se van alternando las jornadas de mañana y de tarde. Antes, trabajaba por las mañanas porque con tres hijos es difícil compaginar y conciliar la vida laboral y familiar. Pero, cuando los niños se han hecho más mayores, ya he podido ir a los ´Rayos´" prosigue.
Mavi lo tuvo claro. Antepuso su familia. "Siempre digo que policía voy a ser toda la vida, pero la infancia de mis hijos no me la quería perder. Porque cuando son pequeños es cuando más necesitan a la madre", confirma muy segura. Ahora, que ya puede hacer los dos turnos, dice sentirse encantada en el grupo motorizado. "Me gustan las motos", sintetiza. "Tengo una y con 13 años ya empezaba a llevar motos de marchas en Málaga", recuerda.
Esta joven es una de las tres mujeres que actualmente patrullan por Palma con un vehículo de dos ruedas. Aún son minoría en los ´Rayos´, un grupo integrado también por 19 hombres. "Desde hace un tiempo ya somos unas cuantas mujeres. Y si no hay más, es porque las policías no piden entrar en este grupo. Aquí no hay ningún problema para acceder seas hombre o mujer", aclara. La relación con sus compañeros es "estupenda". "Yo soy una más y ellos me consideran uno más. Nunca he tenido ningún problema por ser mujer en el grupo de motos. Me han tratado siempre muy bien. Aquí todos somos iguales", puntualiza. Sin embargo, a lo largo de su trayectoria profesional, Mavi recuerda que hace años tuvo algún roce con dos superiores al enterarse que hicieron comentarios falsos sobre ella, pero les pidió explicaciones y lo solucionó.
Pero la situación cada vez es más complicada con el ciudadano. "En la calle, cada día te respetan menos. La imagen del policía no es la que era antes. Nosotros trabajamos en zonas conflictivas y no respetan al agente. Aunque hay de todo. También hay gente muy educada, pero otros, nada más llegar, ya te están faltando el respeto. Y eso se lo hacen a todos, seas hombre o mujer", indica Mavi. "También a veces te topas con el típico maleducado que por ser mujer piensa que eres más débil y te increpa a ti más que al compañero, aunque eso en ocasiones le puede salir rana", comenta la policía con una sonrisa en el rostro.
Para Mavi las principales ventajas del grupo de los ´Rayos´ son la independencia y la libertad de movimiento que te ofrece la moto por la ciudad. "No estás muy limitado en una zona concreta. Te puedes mover mucho por Palma. Además, cada día es diferente. No hay rutina", señala. "Normalmente, somos los que llegamos más rápido a los lugares, porque con la moto puedes girar en un momento, cambiar de sentido, entrar en una calle contradirección o en una zona peatonal o subirte a la acera. Tienes mucha más movilidad", resume. "Para estar aquí, sobre todo te tienen que gustar las motos. Es un trabajo arriesgado porque ir en moto ya supone un peligro. Pero hay que saber circular con precaución y estar expuesto a patrullar con frío, calor o lloviendo", añade.
Las inclemencias meteorológicas y el riesgo de ir en moto serían los inconvenientes del grupo policial. "En la moto, la carrocería eres tú. Tienes que tener muy claro lo que te estás jugando. Por ejemplo, a la hora de recibir una llamada, yo valoro la gravedad del servicio para llegar lo más rápido posible porque sabes que te juegas la vida", admite Mavi. La joven agente recuerda que en alguna ocasión ha estado a punto de tener algún accidente grave: "Por ejemplo, el otro día en la Vía de Cintura por culpa de los otros coches. Por eso, hay que estar muy alerta".
Esta policía también destaca que la fuerza física no lo es todo en su trabajo. "La fuerza hace mucho, pero hace más actuar con cabeza. Lo que más tienes que utilizar es la cabeza. Esa es la fuerza que más vale", asegura la agente. "Yo no tengo la fuerza de un hombre pero puedo hacer prácticamente lo mismo que él. Puedo reducir a una persona o ayudar a un compañero para que lo haga", concluye Mavi.
Cristina, Unidad de Prevención y Reacción (UPR).
Entre las masas
Cristina, natural de Madrid, lleva cinco años y medio en la Policía Nacional. Hace un año que llegó a Palma y desde hace seis meses forma parte de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR). "Me apetecía conocer este grupo y hacer un trabajo distinto al que había desempeñado antes. Hace un tiempo estuve en los ´Zetas´ patrullando por las calles", señala la agente, de 26 años. "La UPR es una unidad de intervención. Me atraía la forma de trabajar en equipo. Normalmente vamos seis policías en un furgón. Es un trabajo muy dinámico, muy activo. Nos dedicamos a efectuar controles de vehículos y de personas. También velamos por la seguridad en concentraciones y manifestaciones y estamos presentes en los estadios de fútbol para controlar la seguridad en el recinto y los alrededores", aclara Cristina.
"Me llama mucho la atención ir a los sitios masificados. Y también me atrae trabajar en un grupo bien organizado en el que la coordinación es fundamental. Por eso escogí la UPR", confiesa la joven policía.
En esta unidad, las mujeres son minoría. De los 60 agentes en total que hay en la UPR en Palma, cuatro de ellos son mujeres. "Cada vez hay más presencia femenina en el grupo. La gente tiene una visión muy masculina y agresiva de esta unidad de Policía, pero lo más importante de este trabajo es la motivación. Lo necesario es tener ganas y querer trabajar", asegura Cristina. Para ella, la fuerza no es un requisito indispensable para poder entrar en el grupo: "Más vale maña que fuerza. Hay que utilizar siempre la mínima fuerza necesaria para reducir a alguien exaltado que se resista. Lo más importante es tener mano izquierda. Yo sé que no tengo la fuerza de un hombre o de mi compañero, pero puedo utilizar otra táctica o técnica".
"Nunca he recibido un comentario despectivo o machista de mis compañeros. Aquí, soy una persona más, tanto da que sea mujer u hombre. Si tengo que llevar la escopeta, la munición o el casco, lo llevo como los demás, como un compañero más. La verdad es que en este grupo estoy encantada. Formamos una piña muy unida. También hacemos deporte en grupo. No tengo ganas de marcharme a otro destino", admite la joven.
Sin embargo, en la calle la situación es diferente. "En la vía pública, sí que notas que el ciudadano te mira más. Se focalizan en ti y les extraña que una mujer pueda estar en una unidad de este tipo. Este comportamiento no solo se da por parte de los hombres, las mujeres también. Te pueden decir ´mírala dónde va esa con el casco´. Cuando te ven que eres mujer, se sorprenden", puntualiza Cristina.
Lo que más valora esta agente de su trabajo en la UPR es el compañerismo que hay, mientras que los inconvenientes son las jornadas de fin de semana o por la noche. "También hay ciertos riesgos porque cuánta más gente hay en un lugar, más riesgo hay. Además, durante un control de vehículos te pueden atropellar o en una manifestación, te pueden dar una pedrada. Y cuando hay que ir a Son Banya hay que estar muy alerta", indica la agente.
Cristina recuerda alguna situación delicada durante su carrera profesional: "En el último partido de Liga del Mallorca con el Atlético de Madrid en el que los bermellones se jugaban la permanencia, los seguidores del Frente Atlético se dirigieron a un bar cerca del estadio y hubo una pelea multitudinaria con los Supporters. Estaban muy agresivos y alterados. Fue una reyerta bastante gorda. En la mayoría de casos, lo mejor es siempre ser educado, ganarte la confianza del sospechoso y actuar con mano izquierda". También guarda en la memoria su primer servicio en la UPR en Palma: "Fue en Son Banya, en los derribos de las casas. Algunos vecinos nos increparon, pero todo fue bien y al final resultó una buena actuación".
Marisa de la Unidad Especial de Subsuelo y Protección Medioambiental. Manu Mielniezuk
Bajo la cota cero
Y mientras en la calle los incidentes se suceden, en las entrañas de la ciudad también hay vida. Lo sabe bien Marisa, vallisoletana de 35 años, policía del grupo de Subsuelo en Palma. Es la única mujer en la isla en esta unidad. "Todo lo que se trabaja en subsuelo hay que tener en cuenta que es un medio hostil. Por debajo de la cota cero, cualquier incidente que puedas tener se magnifica porque las condiciones son muy adversas, ya sea por la falta de oxígeno, por una atmósfera no respirable, por riesgos biológicos como mordeduras de animales, aguas fecales o por riesgo de desorientación, incendio o explosión", aclara la agente, que lleva seis años en el Cuerpo Nacional de Policía en Palma.
Desde hace dos años forma parte de la Unidad Especial de Subsuelo y Protección Medioambiental, grupo cuya función principal es realizar una labor preventiva de posibles atentados, sabotajes e intrusiones. Por ello, a diario, tres agentes se introducen y revisan los túneles, galerías y colectores subterráneos de la ciudad. Y siempre se van modificando estos lugares.
"Hacemos requisas e inspecciones de seguridad en diferentes puntos y edificios relevantes susceptibles de atentados, sabotajes e intrusiones. También nos encargamos del mantenimiento y limpieza del material. Y, al ser una unidad especial, realizamos prácticas por ejemplo con los ERAS, los equipos de respiración autónomos", confirma Marisa, que anteriormente estuvo en la UPR.
Aficionada a la espeleología, la escalada y con la carrera de magisterio en la especialidad de Educación Física, esta agente cree que el futuro del Cuerpo Nacional de Policía es la especialización y la Unidad de Subsuelo es una de ellas. "Quería tener una especialidad y me interesaba trabajar y conocer un medio diferente al que normalmente estamos habituados", detalla. "En nuestro trabajo hay riesgos pero se intentan evitar con las medidas de seguridad que son fundamentales. Siempre vamos con medidas de protección y seguridad. Y trabajamos con un equipo mínimo de tres policías", añade.
Para llegar a este grupo, Marisa tuvo que superar varias pruebas y un concurso específico de méritos. "Este trabajo requiere un poco de preparación. Yo tuve que pasar unas pruebas específicas para esta especialidad. Fueron pruebas físicas, de conocimiento, teoría, un psicotécnico y una entrevista" informa la joven policía. "Tienes que tener aptitudes físicas para trabajar en esto. Hay que estar en buen estado físico y psicológico. Pero tampoco es tan complicado", apunta.
Marisa es la única mujer en Palma en el grupo de Subsuelo. Además de ella, hay tres agentes hombres. "La relación con mis compañeros es buena. Hacemos el mismo trabajo. Y con mis superiores nunca he tenido ningún problema. La Policía es un cuerpo mixto", asegura con rotundidad. "En cambio, en la calle los ciudadanos se extrañan un poco. No he escuchado comentarios despectivos, pero sí he notado que se fijan más en ti", admite la joven.
A lo largo de su trayectoria profesional, la agente recuerda alguna situación delicada: "En una ocasión se disparó el detector de gases y tuvimos que utilizar los equipos ERAS. Fue en un colector de aguas fecales". Pero también guarda en la memoria la sensación de entrar por primera vez en un colector o una galería nueva: "La primera vez siempre te sorprendes de lo que encuentras. Eso sí, siempre recurrimos a la planimetría del lugar en el que vamos a entrar. Además, en los colectores encuentras de todo: juguetes, algún cuchillo... Te sorprenderías de todo lo que la gente tira".
http://noticiasvigilantes.foroactivo.com/t13379-mujeres-policias-en-accion
Después de 30 años de que las primeras agentes entraran en el cuerpo de seguridad, cada vez hay más presencia femenina. En grupos de intervención o unidades especiales, ellas son minoría. En Palma, se las puede ver como motoristas o antidisturbios.
B. PALAU. PALMA Marisa, Cristina y Mavi trabajan como policías en Palma. Cada año se incorporan más mujeres jóvenes al Cuerpo Nacional de Policía. En Balears, las agentes configuran en la actualidad el 13 por ciento de la plantilla, una cifra que ha ido aumentando progresivamente en estos últimos años. A nivel nacional, en 2010 ellas constituían el 11% del global. La primera promoción de mujeres en España ingresó en el entonces Cuerpo Superior de Policía en la escala ejecutiva en el año 1979. Cinco años después, en 1984, se produjo la incorporación de la mujer al Cuerpo de Policía Nacional, con la categoría de policía, vistiendo, por primera vez, un uniforme oficial.
Después de 30 años de su incorporación en este cuerpo de seguridad, ya nadie se extraña al ver a una mujer policía. Pero su presencia todavía es minoritaria en determinados grupos de intervención o unidades especiales en Mallorca. Poco a poco, ellas están haciéndose un hueco en grupos como la Unidad de Prevención y Reacción (UPR), el grupo motorizado o el de Subsuelo. Sin embargo, en otras unidades como los guías caninos o los TEDAX (explosivos) de momento solo hay hombres en Palma.
Mavi de Los ´Rayos´, grupo de motos de la Policía.
Policía y motorista
Apasionada de las motos desde la adolescencia, entró en el Cuerpo Nacional de Policía hace más de catorce años, cuando contaba 20. En 1999 ya estaba trabajando en Balears. Primero, en la comisaría de Manacor. Allí fue la primera mujer policía en plantilla. Hasta entonces, solo habían recalado en el Llevant de Mallorca varias agentes durante la temporada de verano. Dos años después, en 2001 se trasladó a Palma, donde actualmente sigue. Mavi, malagueña de 34 años y madre de tres hijos, lleva un año en el grupo de motos de la Policía, conocido como los ´Rayos´. Se trata de la unidad más rápida, con mayor velocidad de respuesta y movimiento y normalmente sus agentes son los primeros en llegar a los servicios.
"Desde siempre había querido entrar en el grupo de motos. Siempre me había atraído, pero empecé a tener hijos muy pronto y primero fueron ellos", asegura la joven agente. "Más que nada era por la cuestión de los turnos porque en esta unidad se van alternando las jornadas de mañana y de tarde. Antes, trabajaba por las mañanas porque con tres hijos es difícil compaginar y conciliar la vida laboral y familiar. Pero, cuando los niños se han hecho más mayores, ya he podido ir a los ´Rayos´" prosigue.
Mavi lo tuvo claro. Antepuso su familia. "Siempre digo que policía voy a ser toda la vida, pero la infancia de mis hijos no me la quería perder. Porque cuando son pequeños es cuando más necesitan a la madre", confirma muy segura. Ahora, que ya puede hacer los dos turnos, dice sentirse encantada en el grupo motorizado. "Me gustan las motos", sintetiza. "Tengo una y con 13 años ya empezaba a llevar motos de marchas en Málaga", recuerda.
Esta joven es una de las tres mujeres que actualmente patrullan por Palma con un vehículo de dos ruedas. Aún son minoría en los ´Rayos´, un grupo integrado también por 19 hombres. "Desde hace un tiempo ya somos unas cuantas mujeres. Y si no hay más, es porque las policías no piden entrar en este grupo. Aquí no hay ningún problema para acceder seas hombre o mujer", aclara. La relación con sus compañeros es "estupenda". "Yo soy una más y ellos me consideran uno más. Nunca he tenido ningún problema por ser mujer en el grupo de motos. Me han tratado siempre muy bien. Aquí todos somos iguales", puntualiza. Sin embargo, a lo largo de su trayectoria profesional, Mavi recuerda que hace años tuvo algún roce con dos superiores al enterarse que hicieron comentarios falsos sobre ella, pero les pidió explicaciones y lo solucionó.
Pero la situación cada vez es más complicada con el ciudadano. "En la calle, cada día te respetan menos. La imagen del policía no es la que era antes. Nosotros trabajamos en zonas conflictivas y no respetan al agente. Aunque hay de todo. También hay gente muy educada, pero otros, nada más llegar, ya te están faltando el respeto. Y eso se lo hacen a todos, seas hombre o mujer", indica Mavi. "También a veces te topas con el típico maleducado que por ser mujer piensa que eres más débil y te increpa a ti más que al compañero, aunque eso en ocasiones le puede salir rana", comenta la policía con una sonrisa en el rostro.
Para Mavi las principales ventajas del grupo de los ´Rayos´ son la independencia y la libertad de movimiento que te ofrece la moto por la ciudad. "No estás muy limitado en una zona concreta. Te puedes mover mucho por Palma. Además, cada día es diferente. No hay rutina", señala. "Normalmente, somos los que llegamos más rápido a los lugares, porque con la moto puedes girar en un momento, cambiar de sentido, entrar en una calle contradirección o en una zona peatonal o subirte a la acera. Tienes mucha más movilidad", resume. "Para estar aquí, sobre todo te tienen que gustar las motos. Es un trabajo arriesgado porque ir en moto ya supone un peligro. Pero hay que saber circular con precaución y estar expuesto a patrullar con frío, calor o lloviendo", añade.
Las inclemencias meteorológicas y el riesgo de ir en moto serían los inconvenientes del grupo policial. "En la moto, la carrocería eres tú. Tienes que tener muy claro lo que te estás jugando. Por ejemplo, a la hora de recibir una llamada, yo valoro la gravedad del servicio para llegar lo más rápido posible porque sabes que te juegas la vida", admite Mavi. La joven agente recuerda que en alguna ocasión ha estado a punto de tener algún accidente grave: "Por ejemplo, el otro día en la Vía de Cintura por culpa de los otros coches. Por eso, hay que estar muy alerta".
Esta policía también destaca que la fuerza física no lo es todo en su trabajo. "La fuerza hace mucho, pero hace más actuar con cabeza. Lo que más tienes que utilizar es la cabeza. Esa es la fuerza que más vale", asegura la agente. "Yo no tengo la fuerza de un hombre pero puedo hacer prácticamente lo mismo que él. Puedo reducir a una persona o ayudar a un compañero para que lo haga", concluye Mavi.
Cristina, Unidad de Prevención y Reacción (UPR).
Entre las masas
Cristina, natural de Madrid, lleva cinco años y medio en la Policía Nacional. Hace un año que llegó a Palma y desde hace seis meses forma parte de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR). "Me apetecía conocer este grupo y hacer un trabajo distinto al que había desempeñado antes. Hace un tiempo estuve en los ´Zetas´ patrullando por las calles", señala la agente, de 26 años. "La UPR es una unidad de intervención. Me atraía la forma de trabajar en equipo. Normalmente vamos seis policías en un furgón. Es un trabajo muy dinámico, muy activo. Nos dedicamos a efectuar controles de vehículos y de personas. También velamos por la seguridad en concentraciones y manifestaciones y estamos presentes en los estadios de fútbol para controlar la seguridad en el recinto y los alrededores", aclara Cristina.
"Me llama mucho la atención ir a los sitios masificados. Y también me atrae trabajar en un grupo bien organizado en el que la coordinación es fundamental. Por eso escogí la UPR", confiesa la joven policía.
En esta unidad, las mujeres son minoría. De los 60 agentes en total que hay en la UPR en Palma, cuatro de ellos son mujeres. "Cada vez hay más presencia femenina en el grupo. La gente tiene una visión muy masculina y agresiva de esta unidad de Policía, pero lo más importante de este trabajo es la motivación. Lo necesario es tener ganas y querer trabajar", asegura Cristina. Para ella, la fuerza no es un requisito indispensable para poder entrar en el grupo: "Más vale maña que fuerza. Hay que utilizar siempre la mínima fuerza necesaria para reducir a alguien exaltado que se resista. Lo más importante es tener mano izquierda. Yo sé que no tengo la fuerza de un hombre o de mi compañero, pero puedo utilizar otra táctica o técnica".
"Nunca he recibido un comentario despectivo o machista de mis compañeros. Aquí, soy una persona más, tanto da que sea mujer u hombre. Si tengo que llevar la escopeta, la munición o el casco, lo llevo como los demás, como un compañero más. La verdad es que en este grupo estoy encantada. Formamos una piña muy unida. También hacemos deporte en grupo. No tengo ganas de marcharme a otro destino", admite la joven.
Sin embargo, en la calle la situación es diferente. "En la vía pública, sí que notas que el ciudadano te mira más. Se focalizan en ti y les extraña que una mujer pueda estar en una unidad de este tipo. Este comportamiento no solo se da por parte de los hombres, las mujeres también. Te pueden decir ´mírala dónde va esa con el casco´. Cuando te ven que eres mujer, se sorprenden", puntualiza Cristina.
Lo que más valora esta agente de su trabajo en la UPR es el compañerismo que hay, mientras que los inconvenientes son las jornadas de fin de semana o por la noche. "También hay ciertos riesgos porque cuánta más gente hay en un lugar, más riesgo hay. Además, durante un control de vehículos te pueden atropellar o en una manifestación, te pueden dar una pedrada. Y cuando hay que ir a Son Banya hay que estar muy alerta", indica la agente.
Cristina recuerda alguna situación delicada durante su carrera profesional: "En el último partido de Liga del Mallorca con el Atlético de Madrid en el que los bermellones se jugaban la permanencia, los seguidores del Frente Atlético se dirigieron a un bar cerca del estadio y hubo una pelea multitudinaria con los Supporters. Estaban muy agresivos y alterados. Fue una reyerta bastante gorda. En la mayoría de casos, lo mejor es siempre ser educado, ganarte la confianza del sospechoso y actuar con mano izquierda". También guarda en la memoria su primer servicio en la UPR en Palma: "Fue en Son Banya, en los derribos de las casas. Algunos vecinos nos increparon, pero todo fue bien y al final resultó una buena actuación".
Marisa de la Unidad Especial de Subsuelo y Protección Medioambiental. Manu Mielniezuk
Bajo la cota cero
Y mientras en la calle los incidentes se suceden, en las entrañas de la ciudad también hay vida. Lo sabe bien Marisa, vallisoletana de 35 años, policía del grupo de Subsuelo en Palma. Es la única mujer en la isla en esta unidad. "Todo lo que se trabaja en subsuelo hay que tener en cuenta que es un medio hostil. Por debajo de la cota cero, cualquier incidente que puedas tener se magnifica porque las condiciones son muy adversas, ya sea por la falta de oxígeno, por una atmósfera no respirable, por riesgos biológicos como mordeduras de animales, aguas fecales o por riesgo de desorientación, incendio o explosión", aclara la agente, que lleva seis años en el Cuerpo Nacional de Policía en Palma.
Desde hace dos años forma parte de la Unidad Especial de Subsuelo y Protección Medioambiental, grupo cuya función principal es realizar una labor preventiva de posibles atentados, sabotajes e intrusiones. Por ello, a diario, tres agentes se introducen y revisan los túneles, galerías y colectores subterráneos de la ciudad. Y siempre se van modificando estos lugares.
"Hacemos requisas e inspecciones de seguridad en diferentes puntos y edificios relevantes susceptibles de atentados, sabotajes e intrusiones. También nos encargamos del mantenimiento y limpieza del material. Y, al ser una unidad especial, realizamos prácticas por ejemplo con los ERAS, los equipos de respiración autónomos", confirma Marisa, que anteriormente estuvo en la UPR.
Aficionada a la espeleología, la escalada y con la carrera de magisterio en la especialidad de Educación Física, esta agente cree que el futuro del Cuerpo Nacional de Policía es la especialización y la Unidad de Subsuelo es una de ellas. "Quería tener una especialidad y me interesaba trabajar y conocer un medio diferente al que normalmente estamos habituados", detalla. "En nuestro trabajo hay riesgos pero se intentan evitar con las medidas de seguridad que son fundamentales. Siempre vamos con medidas de protección y seguridad. Y trabajamos con un equipo mínimo de tres policías", añade.
Para llegar a este grupo, Marisa tuvo que superar varias pruebas y un concurso específico de méritos. "Este trabajo requiere un poco de preparación. Yo tuve que pasar unas pruebas específicas para esta especialidad. Fueron pruebas físicas, de conocimiento, teoría, un psicotécnico y una entrevista" informa la joven policía. "Tienes que tener aptitudes físicas para trabajar en esto. Hay que estar en buen estado físico y psicológico. Pero tampoco es tan complicado", apunta.
Marisa es la única mujer en Palma en el grupo de Subsuelo. Además de ella, hay tres agentes hombres. "La relación con mis compañeros es buena. Hacemos el mismo trabajo. Y con mis superiores nunca he tenido ningún problema. La Policía es un cuerpo mixto", asegura con rotundidad. "En cambio, en la calle los ciudadanos se extrañan un poco. No he escuchado comentarios despectivos, pero sí he notado que se fijan más en ti", admite la joven.
A lo largo de su trayectoria profesional, la agente recuerda alguna situación delicada: "En una ocasión se disparó el detector de gases y tuvimos que utilizar los equipos ERAS. Fue en un colector de aguas fecales". Pero también guarda en la memoria la sensación de entrar por primera vez en un colector o una galería nueva: "La primera vez siempre te sorprendes de lo que encuentras. Eso sí, siempre recurrimos a la planimetría del lugar en el que vamos a entrar. Además, en los colectores encuentras de todo: juguetes, algún cuchillo... Te sorprenderías de todo lo que la gente tira".
http://noticiasvigilantes.foroactivo.com/t13379-mujeres-policias-en-accion