LOS EXPERTOS RECHAZAN QUE VAYA A HABER UN COMUNICADO DE DISOLUCIÓN
ETA apuesta por la alianza Bildu-PNV para “acumular fuerzas” ante la victoria del PP
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Martin Garitano, de Bildu, en una imagen reciente con los familiares de presos etarras (EFE).
Alberto Pérez Giménez .- 16/08/2011 (06:00h)
ETA vuelve a estar en la precampaña electoral. Alfredo Pérez Rubalcaba presume de que, por primera vez, no hay miedo a atentados en periodo preelectoral, y el portavoz del PNV, Josu Erkoreka, atribuye a “la mano” del candidato socialista el insistente rumor sobre un nuevo comunicado. Pero lo cierto es que los expertos en lucha antiterrorista creen que, de haberlo, la banda sólo mantendrá la tregua decretada hace siete meses. Su apuesta ahora es la alianza entre Bildu y el PNV para “acumular fuerzas” en Madrid ante la más que previsible victoria del PP el 20-N.
A mediados de julio, la banda terrorista ya parecía tener claro que el tiempo del PSOE estaba agotado. Según fuentes de la lucha antiterrorista, un documento interno de ETA interceptado por la Policía con motivo de los 52 años de su historia asesina, indicaba que no había nada más que negociar con los socialistas porque era más que previsible su derrota en las generales y lo que se pactara con ellos quedaría en papel mojado.
La vista estaba puesta, entonces, en cómo rentabilizar la presencia de Bildu en las instituciones tras el 22-M y en salir reforzados en Madrid el 20-N, eso sí, siempre con ETA como “garante” de la situación y con la amenaza de volver a matar en cualquier momento. El último comunicado etarra, del 7 de julio, en el que se vanagloriaba de haber logrado el triunfo de Bildu, dejaba claro el objetivo ahora de la izquierda abertzale: “Las fuerzas soberanistas han recuperado su protagonismo e influencia política, alumbrando la esperanza del cambio en amplios sectores populares y ofreciendo una opción para la acumulación de fuerzas”.
Menos de un mes después, Bildu ofrecía al PNV y Aralar una coalición para las elecciones del 20-N. Desde entonces, se han repetido los editoriales de Gara destacando que “todos los agentes, tanto los implicados como aquellos que miran expectantes desde fuera, son conscientes de que una candidatura que agrupara a esas formaciones, con la fórmula que ellas mismas decidieran, irrumpiría en el Parlamento español con una fuerza determinante y condicionaría la actitud del Estado respecto al proceso de solución abierto en Euskal Herria”.
El propio presidente del PNV, Íñigo Urkullu, avisaba a ETA de que el tiempo para negociar con el PSOE se acaba. Urkullu afirmaba en una entrevista a principios de mes que o bien ETA anunciaba su disolución o bien Bildu se separaba definitivamente de la banda, porque la llegada al poder del PP podría conllevar su ilegalización. Y lo que ha hecho la izquierda abertzale, con la supervisión amenazante de ETA, es proponer al PNV una alianza que duplica la representación en Madrid e impida, o al menos dificulte, la intención de los populares de la ilegalización.
"Responsabilidad histórica"
“El nuevo tiempo que se vive en Euskal Herria y el contexto internacional hacen que la cita de noviembre sea especial y que este pueblo se juegue mucho en el envite”, insiste Gara en un nuevo editorial al conocer la primera respuesta de PNV al ofrecimiento de la coalición. “En el caso de Nafarroa (Navarra), además, una unión entre abertzales podría dar un vuelco a la correlación de fuerzas del herrialde (territorio), donde la derecha que representan UPN y PP sería derrotada. La responsabilidad es por tanto histórica”.
Parece claro pues que ETA, según afirman los expertos en la lucha antiterrorista consultados, no piensa anunciar su disolución. El propio consejero de Interior del País Vasco, Rodolfo Ares, cree que “habrá un comunicado” pero que no será el del fin de ETA. A la banda, lo que le interesa ahora es no perder lo que ya ha logrado: estar en las instituciones, y lanzar al PNV el órdago de ir juntos el 20-N para que “una representación amplia deje claro en Madrid que los ciudadanos de este país quieren decidir su futuro; una representación con capacidad de hacerse oír en un contexto de crisis en el que los ciudadanos ven disminuir sus derechos sociales y laborales gracias a la sumisión y la colaboración de la clase política española; una representación capaz también de encauzar y afianzar el proceso de paz”, como insiste Gara.
ETA apuesta por la alianza Bildu-PNV para “acumular fuerzas” ante la victoria del PP
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Martin Garitano, de Bildu, en una imagen reciente con los familiares de presos etarras (EFE).
Alberto Pérez Giménez .- 16/08/2011 (06:00h)
ETA vuelve a estar en la precampaña electoral. Alfredo Pérez Rubalcaba presume de que, por primera vez, no hay miedo a atentados en periodo preelectoral, y el portavoz del PNV, Josu Erkoreka, atribuye a “la mano” del candidato socialista el insistente rumor sobre un nuevo comunicado. Pero lo cierto es que los expertos en lucha antiterrorista creen que, de haberlo, la banda sólo mantendrá la tregua decretada hace siete meses. Su apuesta ahora es la alianza entre Bildu y el PNV para “acumular fuerzas” en Madrid ante la más que previsible victoria del PP el 20-N.
A mediados de julio, la banda terrorista ya parecía tener claro que el tiempo del PSOE estaba agotado. Según fuentes de la lucha antiterrorista, un documento interno de ETA interceptado por la Policía con motivo de los 52 años de su historia asesina, indicaba que no había nada más que negociar con los socialistas porque era más que previsible su derrota en las generales y lo que se pactara con ellos quedaría en papel mojado.
La vista estaba puesta, entonces, en cómo rentabilizar la presencia de Bildu en las instituciones tras el 22-M y en salir reforzados en Madrid el 20-N, eso sí, siempre con ETA como “garante” de la situación y con la amenaza de volver a matar en cualquier momento. El último comunicado etarra, del 7 de julio, en el que se vanagloriaba de haber logrado el triunfo de Bildu, dejaba claro el objetivo ahora de la izquierda abertzale: “Las fuerzas soberanistas han recuperado su protagonismo e influencia política, alumbrando la esperanza del cambio en amplios sectores populares y ofreciendo una opción para la acumulación de fuerzas”.
Menos de un mes después, Bildu ofrecía al PNV y Aralar una coalición para las elecciones del 20-N. Desde entonces, se han repetido los editoriales de Gara destacando que “todos los agentes, tanto los implicados como aquellos que miran expectantes desde fuera, son conscientes de que una candidatura que agrupara a esas formaciones, con la fórmula que ellas mismas decidieran, irrumpiría en el Parlamento español con una fuerza determinante y condicionaría la actitud del Estado respecto al proceso de solución abierto en Euskal Herria”.
El propio presidente del PNV, Íñigo Urkullu, avisaba a ETA de que el tiempo para negociar con el PSOE se acaba. Urkullu afirmaba en una entrevista a principios de mes que o bien ETA anunciaba su disolución o bien Bildu se separaba definitivamente de la banda, porque la llegada al poder del PP podría conllevar su ilegalización. Y lo que ha hecho la izquierda abertzale, con la supervisión amenazante de ETA, es proponer al PNV una alianza que duplica la representación en Madrid e impida, o al menos dificulte, la intención de los populares de la ilegalización.
"Responsabilidad histórica"
“El nuevo tiempo que se vive en Euskal Herria y el contexto internacional hacen que la cita de noviembre sea especial y que este pueblo se juegue mucho en el envite”, insiste Gara en un nuevo editorial al conocer la primera respuesta de PNV al ofrecimiento de la coalición. “En el caso de Nafarroa (Navarra), además, una unión entre abertzales podría dar un vuelco a la correlación de fuerzas del herrialde (territorio), donde la derecha que representan UPN y PP sería derrotada. La responsabilidad es por tanto histórica”.
Parece claro pues que ETA, según afirman los expertos en la lucha antiterrorista consultados, no piensa anunciar su disolución. El propio consejero de Interior del País Vasco, Rodolfo Ares, cree que “habrá un comunicado” pero que no será el del fin de ETA. A la banda, lo que le interesa ahora es no perder lo que ya ha logrado: estar en las instituciones, y lanzar al PNV el órdago de ir juntos el 20-N para que “una representación amplia deje claro en Madrid que los ciudadanos de este país quieren decidir su futuro; una representación con capacidad de hacerse oír en un contexto de crisis en el que los ciudadanos ven disminuir sus derechos sociales y laborales gracias a la sumisión y la colaboración de la clase política española; una representación capaz también de encauzar y afianzar el proceso de paz”, como insiste Gara.