Si en un cajero automático parece que todo va bien pero no sale el dinero, cuidado. La Policía Nacional advirtió ayer de que se ha detectado una nueva modalidad de robo en la ciudad en la que los delincuentes tapan la ranura de salida del dinero y luego se lo quedan.
En las ultimas décadas los cajeros automáticos se han vuelto un objetivo muy atractivo para los amantes de lo ajeno. Un delito que en sólo segundos puede dejar suculentas ganancias y que tiene bajas penas en caso de ser detenidos.
Hasta ahora la moda era el método denominado «lazo libanés», pero hace unas semanas la Jefatura Superior de Policía de Asturias ha detectado una nueva forma de operar.
Esta novedosa forma de sustraer dinero en los cajeros automáticos situados en la calle se basa en impedir la salida de los billetes. Una forma casi tan simple como peligrosa.
Los ladrones colocan un rectángulo metálico de color negro y del mismo tamaño de la ranura por la que se retira el dinero en los cajeros. Pese a que la víctima crea que se trata de un problema técnico, en realidad el dinero sí salió, pero se quedó pegado a la plaqueta untada de pegamento.
La víctima, desesperada, repite la operación y nuevamente ve que no sale el dinero. Entonces, opta por retirarse e ir a probar a otro cajero, creyendo que se trata de un desperfecto técnico, sin saber que acaba de dejar allí su dinero para que el delincuente, que lo observa, retire la plaqueta y se lo lleve.
Según la Policía, algunas de estas placas han sido recuperadas sin que los delincuentes hayan conseguido su objetivo.
En el caso del «lazo libanés», una variante más sofisticada, el ladrón actúa directamente sobre la tarjeta y se expone más.
Para ello emplea un dispositivo mecánico para que la tarjeta quede retenida en el cajero, y cuando la víctima intentar recuperarla, el delincuente acude en su «ayuda» y le pide que vuelva a intentarlo. Así la víctima tecleará nuevamente el código pin y el ladrón podrá capturar mentalmente el número.
Cuando el dueño de la tarjeta desiste, el ladrón se hace con ella y, al haber memorizado la clave secreta, puede disponer del dinero.
La Jefatura Superior de Policía de Asturias se ha puesto en contacto con los departamentos de seguridad de las entidades bancarias para alertarles de esta nueva forma de robo en cajeros automáticos.
La actitud de las potenciales víctimas reduce el riesgo. Entre las recomendaciones que ofrecen las instituciones bancarias destaca la elección del cajero automático. Se deben evitar los que se encuentren aislados o con poca iluminación y es preferible usar los que no se encuentren en la vía pública y tengan cerrojo. Asegurarse de estar solos es otra forma de prevenir los robos, y la Policía recomienda no abandonar el cajero si hay un aparente problema técnico.
http://www.lne.es/oviedo/2011/07/30/ojo-cajero-automatico/1109302.html
En las ultimas décadas los cajeros automáticos se han vuelto un objetivo muy atractivo para los amantes de lo ajeno. Un delito que en sólo segundos puede dejar suculentas ganancias y que tiene bajas penas en caso de ser detenidos.
Hasta ahora la moda era el método denominado «lazo libanés», pero hace unas semanas la Jefatura Superior de Policía de Asturias ha detectado una nueva forma de operar.
Esta novedosa forma de sustraer dinero en los cajeros automáticos situados en la calle se basa en impedir la salida de los billetes. Una forma casi tan simple como peligrosa.
Los ladrones colocan un rectángulo metálico de color negro y del mismo tamaño de la ranura por la que se retira el dinero en los cajeros. Pese a que la víctima crea que se trata de un problema técnico, en realidad el dinero sí salió, pero se quedó pegado a la plaqueta untada de pegamento.
La víctima, desesperada, repite la operación y nuevamente ve que no sale el dinero. Entonces, opta por retirarse e ir a probar a otro cajero, creyendo que se trata de un desperfecto técnico, sin saber que acaba de dejar allí su dinero para que el delincuente, que lo observa, retire la plaqueta y se lo lleve.
Según la Policía, algunas de estas placas han sido recuperadas sin que los delincuentes hayan conseguido su objetivo.
En el caso del «lazo libanés», una variante más sofisticada, el ladrón actúa directamente sobre la tarjeta y se expone más.
Para ello emplea un dispositivo mecánico para que la tarjeta quede retenida en el cajero, y cuando la víctima intentar recuperarla, el delincuente acude en su «ayuda» y le pide que vuelva a intentarlo. Así la víctima tecleará nuevamente el código pin y el ladrón podrá capturar mentalmente el número.
Cuando el dueño de la tarjeta desiste, el ladrón se hace con ella y, al haber memorizado la clave secreta, puede disponer del dinero.
La Jefatura Superior de Policía de Asturias se ha puesto en contacto con los departamentos de seguridad de las entidades bancarias para alertarles de esta nueva forma de robo en cajeros automáticos.
La actitud de las potenciales víctimas reduce el riesgo. Entre las recomendaciones que ofrecen las instituciones bancarias destaca la elección del cajero automático. Se deben evitar los que se encuentren aislados o con poca iluminación y es preferible usar los que no se encuentren en la vía pública y tengan cerrojo. Asegurarse de estar solos es otra forma de prevenir los robos, y la Policía recomienda no abandonar el cajero si hay un aparente problema técnico.
http://www.lne.es/oviedo/2011/07/30/ojo-cajero-automatico/1109302.html