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Solidaridad
La coalición abertzale y la excarcelación de los etarras
LUIS M. ALONSO No sé si estaba en su programa electoral, pero Bildu ha anunciado que uno de sus objetivos es la vuelta a casa de los presos etarras. Pero no vayan a pensar mal los lectores, esto no lo persigue la coalición abertzale porque tenga algo que ver con la banda terrorista -el Constitucional ya se ha encargado de demostrar que no existe ninguna relación-, si lo hace es por un fuerte sentido de solidaridad con los que sufren penas de cárcel por el insignificante delito de haber asesinado a decenas de personas.
Bildu, ese fenómeno político ajeno a la ETA, ha obtenido un gran éxito electoral y desde ayer gobierna cien de ayuntamientos del País Vasco y de Navarra. Entre ellos el de San Sebastián, una preciosa ciudad por la que habrá que seguir cruzando de largo, camino de Francia. He pasado media vida envidiando la suerte de los donostiarras por vivir en un lugar tan hermoso y la otra media compadeciéndolos por lo que tienen que soportar. Alguien podrá decir que tienen lo que quieren, pero no estoy seguro de que eso se logre en las circunstancias ideales de libertad y convivencia de otros sitios.
El compromiso abertzale de paz y excarcelación no surge de un conflicto donde los terroristas matan y sus víctimas se limitan a morir y aplicar la ley a los asesinos, como sucedería en cualquier sociedad que se defiende del delito, sino de una guerra declarada contra el invasor. De modo que, para ellos, los etarras encarcelados son los gudaris (soldados) que luchan por Euskalherria y los opresores los txakurras (perros). Hablar de paz con esta gente es seguirles el juego. Tenerlos en las instituciones, un auténtico peligro. Y un asco.
La coalición abertzale y la excarcelación de los etarras
LUIS M. ALONSO No sé si estaba en su programa electoral, pero Bildu ha anunciado que uno de sus objetivos es la vuelta a casa de los presos etarras. Pero no vayan a pensar mal los lectores, esto no lo persigue la coalición abertzale porque tenga algo que ver con la banda terrorista -el Constitucional ya se ha encargado de demostrar que no existe ninguna relación-, si lo hace es por un fuerte sentido de solidaridad con los que sufren penas de cárcel por el insignificante delito de haber asesinado a decenas de personas.
Bildu, ese fenómeno político ajeno a la ETA, ha obtenido un gran éxito electoral y desde ayer gobierna cien de ayuntamientos del País Vasco y de Navarra. Entre ellos el de San Sebastián, una preciosa ciudad por la que habrá que seguir cruzando de largo, camino de Francia. He pasado media vida envidiando la suerte de los donostiarras por vivir en un lugar tan hermoso y la otra media compadeciéndolos por lo que tienen que soportar. Alguien podrá decir que tienen lo que quieren, pero no estoy seguro de que eso se logre en las circunstancias ideales de libertad y convivencia de otros sitios.
El compromiso abertzale de paz y excarcelación no surge de un conflicto donde los terroristas matan y sus víctimas se limitan a morir y aplicar la ley a los asesinos, como sucedería en cualquier sociedad que se defiende del delito, sino de una guerra declarada contra el invasor. De modo que, para ellos, los etarras encarcelados son los gudaris (soldados) que luchan por Euskalherria y los opresores los txakurras (perros). Hablar de paz con esta gente es seguirles el juego. Tenerlos en las instituciones, un auténtico peligro. Y un asco.
