El cielo presagiaba aguacero y las previsiones se cumplieron. Pero la intensa lluvia no ha podido abortar una acampada que con la noche ha ido ganando terreno en la plaza y que ha estado marcada por el debate de propuestas para evitar que el Movimiento 15-M se detenga.
Miles de personas se habían concentrado desde las ocho de la tarde frente a la puerta del Sol para que el mensaje de cambio político y social que reclaman no se pierda y ni siquiera la fuerte presencia policial, con más de una decena de furgones que controlaban los accesos al punto de reunión, han amedrentado a los que se han unido a la propuesta.
Parados, trabajadores, funcionarios, jóvenes y mayores han vuelto a confluir para que se les escuche. "La situación es precaria. Es indignante que los políticos no sepan atender las necesidades de sus jóvenes", asegura Víctor, de 55 años.
Jóvenes, muchos jóvenes, son los que finalmente han pasado la noche en el ‘Kilómetro 0’. Desde medianoche, cuando la mitad de los manifestantes había abandonado la plaza, la otra mitad, formada por cientos de personas, se ha mantenido en acción.
La comisión de alimentación ha distribuido comida (arroz, espaguetis con tomate, galletas, pan...) a todos los que quisieran calmar el hambre. Todo ha sido donado por voluntarios y vecinos que incluso, según cuentan desde el comité, les ayudan a reciclar la ‘vajilla’ limpiando platos y cubiertos de plástico en sus casas.
Los responsables de limpieza se organizaban para despejar la plaza de restos y basura que se habían acumulado. A las 02:30 horas el equipo se ponía en marcha cargado de contenedores, cepillos y escobas. Toda mano era bienvenida.
Para entonces, la presencia de Policía en los alrededores había disminuido considerablemente. Los accesos a la puerta del Sol habían sido despejados de agentes y sólo quedaban dos de las siete 'lecheras' que desde el primer momento habían custodiado la sede del Gobierno regional. La amenaza de desalojo se alejaba.
Sin embargo, la que estuvo presente toda la noche fue la lluvia. Un interminable aguacero ha convertido en algo muy similar al barro los metros y metros de cartones que se habían extendido por la plaza a modo de colchones. Los voluntarios se afanaban en cubrir todo con lonas y plásticos, utilizando kioscos y farolas para anclar cuerdas y telas. Los más previsores han levantado sus tiendas de campaña y han podido descansar.
Han sido pocos, desde luego. Porque cuando la noche caminaba al amanecer, la mayoría seguía despierto, de pie y tratando de combatir el frío y el hambre con el ambiente festivo y solidario que en todo momento impera en el campamento.
’Nosotros somos sí-sí’
Aunque muchos creen que se trata de una simple protesta juvenil, una noche en el campamento basta para darse cuenta de que en la movilización se encuentran la experiencia de los más veteranos con la ilusión de los más jóvenes.
Javi, un chico de 23 años, ha venido por segundo día consecutivo a la plaza. “Nosotros somos sí-sí. Sí trabajamos y sí estudiamos y venimos aquí porque esperamos que se produzca el cambio que reclamamos”, explica bajo la atenta mirada de tres amigas que lo acompañan y de su madre, que también ha querido unirse a la protesta.
También familiares son Ángel y Ramón. Dos hermanos de 49 y 55 años, respectivamente, que creen que ante la situación actual “hacía falta una respuesta”. Ángel ha pasado los últimos dos años y medio en paro, pero asegura que “habría participado aunque estuviera trabajando”. En una posición antagónica se encuentra Ramón, que es funcionario, pero reivindica que “esta reacción era necesaria ante los recortes de derechos y prestaciones sociales” que, a su juicio, se están llevando a cabo.
Ana ponía el arte. Escritora y librera gallega de 33 años, se mostraba emocionada “por el carácter positivo y pacífico de la concentración”, que son los que la han atraído hasta ella. Afirma que piensa “seguir hasta el final, porque es una manera de decir que queremos otros valores”.
Y con José Antonio llegaba la anécdota. Español residente en Bruselas desde hace un año, este cuidador de fincas con 59 primaveras ha solicitado 15 días de permiso en su trabajo para unirse a las manifestaciones. Recuerda que a lo largo de su vida ha estado en muchas protestas y revoluciones, “pero esta es la mejor de toda mi vida”, sentencia.
Noche de debate
En la segunda noche de asentamiento se ha intentado poner remedio a la desorganización que caracterizó la madrugada anterior.
La lluvia ha impedido que se celebrase la Asamblea general, que se ha pospuesto para las 12 de esta mañana. Lo que no ha impedido han sido los debates de las comisiones. La de comunicación y la electoral han sido de las más activas. Esta última ha recogido propuestas para nuevas concentraciones y actos de reivindicación.
La de comunicación, por su parte, ha tratado de organizarse para trasladar un mensaje unificado a la sociedad y los medios, hacia los que sienten un profundo malestar. No en vano, '¡televisión, manipulación!' ha sido una de las consignas más jaleadas.
También han tratado de asumir el carácter internacional que pretenden dar a su movimiento. Tienen constancia de concentraciones que han surgido en Berlín o Quito y quieren que sus reivindicaciones traspasen fronteras.
"Queremos un cambio político, social y económico", transmite Óscar Rivas, uno de los portavoces de comunicación que rotarán en el puesto a lo largo del día. Cada vez están más convencidos de que el 22-M no es la fecha de caducidad de este movimiento y quieren seguir viniendo cada noche a la Puerta del Sol para demostrar que "otro mundo es posible".
Encuentros semanales, reuniones y asambleas periódicas, convertir la plaza en un "foro de debate ciudadano", como lo califica Daniel, otro de los portavoces. Ese es su sueño, y permanecerán asentados en Sol hasta que la realidad se le parezca.
http://www.elmundo.es/elmundo/2011/05/19/madrid/1305781023.html