Almacén de despistes
No es el paradisíaco cuarto de las confiscaciones del colegio, pero se le parece. Uno de los puntos TMB de la red de metro de Barcelona, el de la estación de Diagonal, esconde la sala donde va a parar todo lo que queda olvidado en vagones, estacionesy autobuses.
En 2010, pasaron por ese pequeño cuarto 10.799 objetos. Por eso, para una de las agentes que trabaja ahí, Mónica Ríos, quienes pierden algo deberían tener más esperanzas: "Llegan más cosas de lo que la gente piensa". En concreto, 2.600 de esas piezas perdidas regresaron a manos de sus agradecidos dueños. "La semana pasada una mujer me trajo unas velitas de regalo", sigue contando Mónica.
La gran mayoría de los objetos almacenados responde a la lógica: ¿qué te dejas, por descuido, en el metro o en el bus? Bufandas, mochilas, carpetas, gorros, guantes y móviles son mayoría, claro. Los días de lluvia acaban con una nueva colección de paraguas en un rincón del centro de objetos perdidos. En Navidad, se sucede la procesión de bolsas de regalos.
La lógica no acompaña, en cambio, a otras adquisiciones: un ordenador portátil, muletas, una dentadura postiza, pañales de bebé, una bombona de oxígeno, un maletín con efectivo para la entrada de un piso -recuperado- o un postizo oculto en la caja de un sujetador.
El recorrido de carteras y paraguas
Hasta el centro instalado en Diagonal llegan objetos desde las cocheras de los autobuses, otras estaciones de metro o los vigilantes de seguridad de la propia estación. Éstos, además, son los encargados de conservar durante una semana los documentos oficiales, previo aviso al centro, para que si alguien los reclama les avisen. Pasado ese tiempo, DNI, pasaportes o carnés de conducir van a parar a la comisaría. Muchas veces, son los propios viajeros quienes encuentran algo y lo acercan.
Una vez en la sala de objetos perdidos, se etiquetan, clasifican y registran. Los más habituales ya tienen su estante propio, como los relojes, gorras o joyas. Para recoger uno no basta con presentarse y reclamarlo, es necesaria una descripción precisa del objeto y la identificación del propietario.
Los que ya han sido reclamados por teléfono también se separan hasta que su dueño los recoja, para evitar que corran la misma suerte que el resto: los descartados acaban, una semana después, en el depósito general de objetos perdidos del Ayuntamiento de Barcelona, otro almacén de despistes.
http://www.elmundo.es/elmundo/2011/02/07/barcelona/1297104851.html
No es el paradisíaco cuarto de las confiscaciones del colegio, pero se le parece. Uno de los puntos TMB de la red de metro de Barcelona, el de la estación de Diagonal, esconde la sala donde va a parar todo lo que queda olvidado en vagones, estacionesy autobuses.
En 2010, pasaron por ese pequeño cuarto 10.799 objetos. Por eso, para una de las agentes que trabaja ahí, Mónica Ríos, quienes pierden algo deberían tener más esperanzas: "Llegan más cosas de lo que la gente piensa". En concreto, 2.600 de esas piezas perdidas regresaron a manos de sus agradecidos dueños. "La semana pasada una mujer me trajo unas velitas de regalo", sigue contando Mónica.
La gran mayoría de los objetos almacenados responde a la lógica: ¿qué te dejas, por descuido, en el metro o en el bus? Bufandas, mochilas, carpetas, gorros, guantes y móviles son mayoría, claro. Los días de lluvia acaban con una nueva colección de paraguas en un rincón del centro de objetos perdidos. En Navidad, se sucede la procesión de bolsas de regalos.
La lógica no acompaña, en cambio, a otras adquisiciones: un ordenador portátil, muletas, una dentadura postiza, pañales de bebé, una bombona de oxígeno, un maletín con efectivo para la entrada de un piso -recuperado- o un postizo oculto en la caja de un sujetador.
El recorrido de carteras y paraguas
Hasta el centro instalado en Diagonal llegan objetos desde las cocheras de los autobuses, otras estaciones de metro o los vigilantes de seguridad de la propia estación. Éstos, además, son los encargados de conservar durante una semana los documentos oficiales, previo aviso al centro, para que si alguien los reclama les avisen. Pasado ese tiempo, DNI, pasaportes o carnés de conducir van a parar a la comisaría. Muchas veces, son los propios viajeros quienes encuentran algo y lo acercan.
Una vez en la sala de objetos perdidos, se etiquetan, clasifican y registran. Los más habituales ya tienen su estante propio, como los relojes, gorras o joyas. Para recoger uno no basta con presentarse y reclamarlo, es necesaria una descripción precisa del objeto y la identificación del propietario.
Los que ya han sido reclamados por teléfono también se separan hasta que su dueño los recoja, para evitar que corran la misma suerte que el resto: los descartados acaban, una semana después, en el depósito general de objetos perdidos del Ayuntamiento de Barcelona, otro almacén de despistes.
http://www.elmundo.es/elmundo/2011/02/07/barcelona/1297104851.html