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No eran tan malos
Por: Paco Aliaga el 01 febrero 2011
Que un mes después de la entrada en vigor de la ley contra los fumadores solamente se hayan tramitado 22 denuncias puede indicar que o no hay suficientes vigilantes de bar o que los viciosos del humo, nicotina y alquitrán son ejemplo de civismo.
Uno, que sigue a lo suyo en cuestión de tabaco, no ha presenciado ningún incidente ni ha escuchado que se haya producido alguna trifulca en las cafeterías que frecuenta. Ni siquiera cuando hay fútbol, que es cuando más se desata la ansiedad y se encrespan los nervios. En esos momentos es cuando el vicioso sale a la acera, se da unos paseítos rápidos, enciende el pitillo y hace escorzos para intentar ver a través del cristal de la ventana lo que pasa en el televisor. No eran tan malos como decían.
Los fumadores, en aplastante mayoría, parece que han entendido que la ley, a pesar el ir directamente contra ellos, no contra el consumo de tabaco, ha sido buena para mejorar el enrarecido ambiente de los locales cerrados. Ahora el aire contaminado y la peste están en las terrazas y en las aceras, porque ahora, en invierno y con frío, algo se condensa en la cara, en los dedos, en la ropa del fumador, en el aire que le rodea, y el entorno es desagradable incluso para quien fuma.
Dicen que ahora dentro se está mejor. Y la pregunta es dónde están aquellos y aquellas que no entraban en los bares, en las cafeterías, en los restaurantes porque había gente que fumaba y no se podía respirar. Han conseguido echar a los fumadores, pero ellos no entran y en las terrazas tampoco se les ve, que huelen mal. Como el perro del hortelano.
http://noticiasvigilantes.foroactivo.com/t11054-no-eran-tan-malos
Por: Paco Aliaga el 01 febrero 2011
Que un mes después de la entrada en vigor de la ley contra los fumadores solamente se hayan tramitado 22 denuncias puede indicar que o no hay suficientes vigilantes de bar o que los viciosos del humo, nicotina y alquitrán son ejemplo de civismo.
Uno, que sigue a lo suyo en cuestión de tabaco, no ha presenciado ningún incidente ni ha escuchado que se haya producido alguna trifulca en las cafeterías que frecuenta. Ni siquiera cuando hay fútbol, que es cuando más se desata la ansiedad y se encrespan los nervios. En esos momentos es cuando el vicioso sale a la acera, se da unos paseítos rápidos, enciende el pitillo y hace escorzos para intentar ver a través del cristal de la ventana lo que pasa en el televisor. No eran tan malos como decían.
Los fumadores, en aplastante mayoría, parece que han entendido que la ley, a pesar el ir directamente contra ellos, no contra el consumo de tabaco, ha sido buena para mejorar el enrarecido ambiente de los locales cerrados. Ahora el aire contaminado y la peste están en las terrazas y en las aceras, porque ahora, en invierno y con frío, algo se condensa en la cara, en los dedos, en la ropa del fumador, en el aire que le rodea, y el entorno es desagradable incluso para quien fuma.
Dicen que ahora dentro se está mejor. Y la pregunta es dónde están aquellos y aquellas que no entraban en los bares, en las cafeterías, en los restaurantes porque había gente que fumaba y no se podía respirar. Han conseguido echar a los fumadores, pero ellos no entran y en las terrazas tampoco se les ve, que huelen mal. Como el perro del hortelano.
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