Sancionados por amarse en el patrullero
Mendoza. Dos jóvenes agentes fueron sumariados por tener sexo en un móvil. Un operador escuchó todo lo que ocurría.
30/01/2011 | Policiales
Los jóvenes agentes fueron descubiertos amándose en el patrullero.
El sol de enero destruía la tarde y ellos estaban de ronda. De ronda policial. Nada ocurría en la localidad mendocina de Rivadavia: ni los ladrones salían de sus casas por el calor. Dentro del móvil, aburridos, los uniformados veinteañeros se miraron. “La verdad que está para el crimen”, habrá pensado él. “Lo esposaría al volante”, podría haber pensado ella. Entonces, sus ojos recorrieron el interior de la patrulla que ya conocían de memoria, pero esta vez descubrieron un mundo de esposas, cachiporras y disfraces de policía teñidos por la luz roja, penetrante, de la sirena policial.
Lo último que vieron las calles de Rivadavia es un patrullero alejándose a toda velocidad de su jurisdicción, hacia el monte, ardiendo sobre la carpeta asfáltica. Y es que en su interior iban dos jóvenes agentes con una misión irrefrenable: velar por el mantenimiento del orden púbico.
Para no ser descubiertos, los amantes salieron con el móvil de su jurisdicción, y esto fue advertido por un operador del 911, encargado de monitorear la posición de las patrullas. Preocupado, pensando que los agentes de la comisaría 13 podrían estar siendo víctimas de una emergencia, el operador accionó un mecanismo –llamado Tetra– que le permite oír el sonido ambiente de los móviles.
Y, efectivamente, los agentes estaban siendo víctimas de una emergencia, pero era pasional. El operador, desde la base, escuchó gemidos, frases eróticas y solicitudes para adoptar posturas sexuales. Según relató el diario Uno de Mendoza, “los policías eran muy explícitos en sus solicitudes y comentarios”.
Más tarde, los compañeros de patrulla regresaron a su base sin sospechar que sus piruetas amorosas habían llegado a oídos de todos, incluso, del ministro de Seguridad mendocino. El apasionado encuentro tuvo lugar esta semana, y el pasado miércoles los jóvenes fueron notificados de la resolución de sus superiores: se les efectuaría un sumario por abandono de servicio. Pero lo que más les debe haber dolido, sin dudas, es que ya no compartirían un nidito de amor sobre ruedas; los trasladaron a 50 kilómetros de distancia de su unidad, a Mendoza capital.
“Son chicos jóvenes y pueden hacer lo que quieran, pero no cuando están de servicio, utilizando bienes del Estado y brindando seguridad a la ciudadanía”, dijo una alta fuente policial. Un vigilante.
Mendoza. Dos jóvenes agentes fueron sumariados por tener sexo en un móvil. Un operador escuchó todo lo que ocurría.
30/01/2011 | Policiales
Los jóvenes agentes fueron descubiertos amándose en el patrullero.
El sol de enero destruía la tarde y ellos estaban de ronda. De ronda policial. Nada ocurría en la localidad mendocina de Rivadavia: ni los ladrones salían de sus casas por el calor. Dentro del móvil, aburridos, los uniformados veinteañeros se miraron. “La verdad que está para el crimen”, habrá pensado él. “Lo esposaría al volante”, podría haber pensado ella. Entonces, sus ojos recorrieron el interior de la patrulla que ya conocían de memoria, pero esta vez descubrieron un mundo de esposas, cachiporras y disfraces de policía teñidos por la luz roja, penetrante, de la sirena policial.
Lo último que vieron las calles de Rivadavia es un patrullero alejándose a toda velocidad de su jurisdicción, hacia el monte, ardiendo sobre la carpeta asfáltica. Y es que en su interior iban dos jóvenes agentes con una misión irrefrenable: velar por el mantenimiento del orden púbico.
Para no ser descubiertos, los amantes salieron con el móvil de su jurisdicción, y esto fue advertido por un operador del 911, encargado de monitorear la posición de las patrullas. Preocupado, pensando que los agentes de la comisaría 13 podrían estar siendo víctimas de una emergencia, el operador accionó un mecanismo –llamado Tetra– que le permite oír el sonido ambiente de los móviles.
Y, efectivamente, los agentes estaban siendo víctimas de una emergencia, pero era pasional. El operador, desde la base, escuchó gemidos, frases eróticas y solicitudes para adoptar posturas sexuales. Según relató el diario Uno de Mendoza, “los policías eran muy explícitos en sus solicitudes y comentarios”.
Más tarde, los compañeros de patrulla regresaron a su base sin sospechar que sus piruetas amorosas habían llegado a oídos de todos, incluso, del ministro de Seguridad mendocino. El apasionado encuentro tuvo lugar esta semana, y el pasado miércoles los jóvenes fueron notificados de la resolución de sus superiores: se les efectuaría un sumario por abandono de servicio. Pero lo que más les debe haber dolido, sin dudas, es que ya no compartirían un nidito de amor sobre ruedas; los trasladaron a 50 kilómetros de distancia de su unidad, a Mendoza capital.
“Son chicos jóvenes y pueden hacer lo que quieran, pero no cuando están de servicio, utilizando bienes del Estado y brindando seguridad a la ciudadanía”, dijo una alta fuente policial. Un vigilante.