Era el seis de agosto de 2007 y el acusado llevaba 10 días seguidos trabajando por necesidades del servicio. Muchos compañeros estaban de vacaciones. Al filo de las dos y media de la tarde abandonó su puesto y comunicó que cerraba la Torre porque ya había terminado su jornada laboral.

Su superior le ordenó que se quedara porque tenía que aterrizar un helicóptero, cuya llegada se había retrasado por una avería. El brigada, que cuenta con una Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo, otra Cruz del Mérito Militar con distintivo blanco y una medalla de la OTAN, desobedeció la orden y se marchó a casa.

El Tribunal Militar de Sevilla le condenó a seis meses de cárcel por un delito de desobediencia y la sala militar del Tribunal Supremo ha confirmado el fallo.

La sentencia, de la que ha sido ponente la magistrada Clara Martínez, señala que este controlador "ha desatendido de modo notorio y manifiesto instrucciones directas" y que "la disciplina militar no admite que el cumplimiento de una orden legítima dependa de si el subordinado que la recibe está o no de acuerdo con ella"

Ante una orden legítima, concluye, "no cabe discusión, al ser esencial al funcionamiento e indispensable para la disciplina que la obediencia sea pronta, fiel y sin réplica"

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