Los marineros de Muros reducen las vigilancias
La presión ejercida contra los furtivos dio sus frutos y muchos abandonaron la pesca ilegal en la zona
Los marineros y armadores de Muros estaban cansados de que los furtivos campasen a sus anchas por la zona. En el mes de octubre, y ante el inminente inicio de la campaña de la centolla, decidieron ponerse manos
a la obra y defender sus intereses. Así comenzó una cruzada contra los pescadores ilegales y que, según apuntaron, dio los resultados apetecidos, pues en las últimas semanas ya no había tantos profesionales actuando ilícitamente. Ahora, el colectivo decidió rebajar la presión y las vigilancias
se harán de forma esporádica, cuando vean movimientos sospechosos.
«Era unha auténtica desfeita». Así se pronunciaba un armador de la villa cuando se refería a la gran cantidad de furtivos que campaban a sus
anchas por la costa muradana. Y es que, según apuntó, la centolla era la especie preferida de muchos buzos que pescaban de forma ilegal.
También daban cuenta de los bancos de navaja, de los que se llevaban grandes cantidades.
Pero lo que más molestaba a los profesionales muradanos es que muchos escondían sus capturas en el mar y las recogían cuando abría la campaña
o las vendían directamente a particulares. También había grupos organizados que controlaban a los vigilantes y al Servizo de Gardacostas
para evitar encontrarse con ellos.
La presión ejercida en los últimos meses fue decisiva para alejarlos de la zona. Y es que, según comentó un portavoz del colectivo que inició las labores de vigilancia, ya no hay tantos furtivos, aunque de vez en cuando aparece alguno.
Enfrentamientos
En las semanas que duró el marcaje a los mariscadores ilegales hubo
de todo. Enfrentamientos, daños materiales a varios coches e incluso denuncias ante la Guardia Civil.
Ahora, los armadores y marineros se van a tomar un respiro y las labores
de control las realizarán los vigilantes de la cofradía, que seguirán
ejerciendo su trabajo todos los días, apoyados con la lancha de la entidad, que continuará cada noche en el mar para disuadir a los marineros y buzos ilegales.
Ayuda imprescindible
Fuentes del pósito de la localidad indicaron que su trabajo no serviría de nada si no contasen con la ayuda de la Administración gallega.
Agradecieron la colaboración de la cofradía por poner a su disposición el personal necesario y las embarcaciones y también a la Consellería do Mar, que mantuvo en el puerto muradano una lancha del Servizo de Gardacostas.
Los marineros y armadores comenzaron a realizar labores de vigilancia los fines de semana, pues eran los días en los que más presencia de furtivos había en la zona, especialmente buzos que se dedicaban a la pesca
deportiva y que aprovechaban para hacerse con grandes cantidades de marisco.
La presión aumentó también por la semana porque con la proximidad de
las fiestas de Navidad se incrementó el número de pescadores ilegales.
Ahora, anuncian que saldrán de vez en cuando para evitar que regresen a una actividad que les causa grandes perjuicios.
La iniciativa de un grupo de armadores y marineros de Muros de vigilar y defender sus intereses fue seguida por numerosos profesionales. Cada día que salían se movilizaban cuarenta personas, pues creaban tres grupos
que estaban pateando la costa durante ocho horas.
Por la semana, tan solo realizaban labores de control por las noches y contaban con el apoyo de los vigilantes de la cofradía, tanto por tierra
como por mar, y por la lancha de la Xunta.
http://www.lavozdegalicia.es/barbanza/2011/01/19/0003_201101B19C10993.htm
La presión ejercida contra los furtivos dio sus frutos y muchos abandonaron la pesca ilegal en la zona
Los marineros y armadores de Muros estaban cansados de que los furtivos campasen a sus anchas por la zona. En el mes de octubre, y ante el inminente inicio de la campaña de la centolla, decidieron ponerse manos
a la obra y defender sus intereses. Así comenzó una cruzada contra los pescadores ilegales y que, según apuntaron, dio los resultados apetecidos, pues en las últimas semanas ya no había tantos profesionales actuando ilícitamente. Ahora, el colectivo decidió rebajar la presión y las vigilancias
se harán de forma esporádica, cuando vean movimientos sospechosos.
«Era unha auténtica desfeita». Así se pronunciaba un armador de la villa cuando se refería a la gran cantidad de furtivos que campaban a sus
anchas por la costa muradana. Y es que, según apuntó, la centolla era la especie preferida de muchos buzos que pescaban de forma ilegal.
También daban cuenta de los bancos de navaja, de los que se llevaban grandes cantidades.
Pero lo que más molestaba a los profesionales muradanos es que muchos escondían sus capturas en el mar y las recogían cuando abría la campaña
o las vendían directamente a particulares. También había grupos organizados que controlaban a los vigilantes y al Servizo de Gardacostas
para evitar encontrarse con ellos.
La presión ejercida en los últimos meses fue decisiva para alejarlos de la zona. Y es que, según comentó un portavoz del colectivo que inició las labores de vigilancia, ya no hay tantos furtivos, aunque de vez en cuando aparece alguno.
Enfrentamientos
En las semanas que duró el marcaje a los mariscadores ilegales hubo
de todo. Enfrentamientos, daños materiales a varios coches e incluso denuncias ante la Guardia Civil.
Ahora, los armadores y marineros se van a tomar un respiro y las labores
de control las realizarán los vigilantes de la cofradía, que seguirán
ejerciendo su trabajo todos los días, apoyados con la lancha de la entidad, que continuará cada noche en el mar para disuadir a los marineros y buzos ilegales.
Ayuda imprescindible
Fuentes del pósito de la localidad indicaron que su trabajo no serviría de nada si no contasen con la ayuda de la Administración gallega.
Agradecieron la colaboración de la cofradía por poner a su disposición el personal necesario y las embarcaciones y también a la Consellería do Mar, que mantuvo en el puerto muradano una lancha del Servizo de Gardacostas.
Los marineros y armadores comenzaron a realizar labores de vigilancia los fines de semana, pues eran los días en los que más presencia de furtivos había en la zona, especialmente buzos que se dedicaban a la pesca
deportiva y que aprovechaban para hacerse con grandes cantidades de marisco.
La presión aumentó también por la semana porque con la proximidad de
las fiestas de Navidad se incrementó el número de pescadores ilegales.
Ahora, anuncian que saldrán de vez en cuando para evitar que regresen a una actividad que les causa grandes perjuicios.
La iniciativa de un grupo de armadores y marineros de Muros de vigilar y defender sus intereses fue seguida por numerosos profesionales. Cada día que salían se movilizaban cuarenta personas, pues creaban tres grupos
que estaban pateando la costa durante ocho horas.
Por la semana, tan solo realizaban labores de control por las noches y contaban con el apoyo de los vigilantes de la cofradía, tanto por tierra
como por mar, y por la lancha de la Xunta.
http://www.lavozdegalicia.es/barbanza/2011/01/19/0003_201101B19C10993.htm