La indefinición encalla la Ley Antitabaco en los hospitales
La aplicación de la Ley Antitabaco en los recintos de los hospitales y en los parques infantiles será más compleja que en los bares y restaurantes. La ley que se ha adelantado un año a las directrices de la Unión Europea para que se prohiba fumar en los espacios cerrados extiende el veto a "los espacios al aire libre o cubiertos, comprendidos en sus recintos". Pero no siempre es fácil delimitar dónde empiezan y dónde acaban los espacios de los centros sanitarios.
Las dudas asaltaban ayer, el primer día laboral con la norma en vigor, a los pacientes y sus acompañantes fumadores. En la puerta principal de entrada del hospital madrileño Fundación Jiménez Díaz, dos vigilantes de seguridad privada velaron para que nadie se encendiera el cigarrillo a las puertas del centro.
Los hospitales deberán asumir la mayoría de las denuncias
Los hospitales deberán acatar las previsibles denuncias que recibirán por el incumpliento de la ley en sus instalaciones. La mayor dificultad para denunciar al fumador infractor es necesario tener sus datos personales hará recaer sobre los centros hospitalarios las posibles infracciones.
Aún más complicado será denunciar a quienes fumen en los parques infantiles. Ayer, a primera hora de la tarde, en un parque infantil del norte de Madrid, una madre columpiaba a su hija mientras pegaba caladas a un cigarrillo. Denunciarla hubiera significado dirigirse a ella para obtener todos sus datos personales.
En las primeras horas de aplicación de la Ley Antitabaco, la asociación de consumidores Facua contabilizó más de 700 denuncias, a través de la aplicación que puso en marcha el domingo en su página web. . Facua puso su primera denuncia ayer a uno de Sevilla que no tenía ningún cartel informando de la prohibición de fumar y contaba con una mLa mayoría fueron a bares y restaurantesáquina expendedora en el exterior.
"¿Dónde acaba el recinto del hospital?", destaca un paciente
Andalucía, Catalunya y Madrid registraron el mayor número de denuncias. El portavoz de Facua, Rubén Sánchez, explicó que son las autonomías más pobladas. La asociación de consumidores hizo un llamamiento a los hosteleros a cumplir la ley, "ya que no se va a perder ingresos y hay un alto índice de cáncer en fumadores pasivos, como camareros. La norma les protege a ellos mismos", aseguró Sánchez, informa Fran Grimaldi.
A las puertas de los hospitales, muchos fumadores no entendían por qué, si estaban en la calle, no podían encender un pitillo. Asier y su madre Ana aspiraban de sus cigarros a unos metros de la puerta de entrada de la Fundación Jiménez Díaz. Una decena de escaleras les separaba del recinto de la clínica. "Me parece absurdo que no se pueda fumar, si estamos al aire libre", lamentó Ana.
A unos metros de estos funmadores, Milagros fumaba con cara de cabreo. Acudió a acompañar a un familiar y tan pronto como salió por la puerta del centro encendió un cigarrillo. Los vigilantes la obligaron a alejarse unos metros. La mujer obedeció, a regañadientes. "Es una vergüenza. Al fin y al cabo, estoy en la calle. Con esto no van a conseguir que dejemos de fumar. El que lo deja es porque está convencido", insistía.
Situaciones como estas se repitieron en otros centros sanitarios. Pilar esperaba con su hija Vicky, cigarrillo en mano, a que su marido las recogiera en una de las calles que bordean el Hospital Clínico de Madrid, donde la madre de Pilar se había sometido a una revisión médica. "Me parece bien que prohíban fumar en los bares, pero esto ya es abusivo. Está bien que no se pueda fumar a las puertas del hospital, pero hay zonas dentro del recinto donde el humo ni se huele", se quejaba.
Pilar y Vicky no infringían la ley. La valla de uno de los controles de acceso para vehículos del hospital les separaba del recinto. Lo curioso es que tan sólo a cinco metros de ellas, esta puerta metálica está junto a otra ala del edificio, donde se suceden puertas de acceso a consultas médicas. Frente a una de esas puertas, Julián remataba su cigarro en el cenicero aún no retirado. "¿Dónde empieza y dónde acaba el recinto del hospital? Yo estoy en la acera, frente a la puerta, pero si cruzo la calle, ya estoy en la Ciudad Universitaria", destacaba. "Me parece bien que se prohíba fumar en los bares, pero con lo de los recintos hospitalarios se han pasado tres pueblos", lamentaba.
También Paloma aplaude que los bares sean zonas libres de humo, pero, "en la calle, ¿qué más da?", se quejaba. Al bordear el enorme edificio del Hospital Clínico, frente a las puertas de entrada colindantes al amplio parque de pinos donde empieza la Ciudad Universitaria, el número de fumadores crecía. "Aquí estamos, quebrantando la ley", comentaba una paciente.
Los trabajadores, aislados
Para los trabajadores del hospital que fuman tampoco fue fácil aguantar la jornada sin cigarrillos. "Es injusto. En teoría, me tendría que salir del recinto del hospital, pero perdería tiempo", justificaba una administrativa del centro que quiso mantenerse en el anonimato. "Hoy hemos hecho lo mismo que todos los días", defendía. La mujer fumaba en uno de los rincones que forma el edificio, apartado de las puertas.
El secretario general de Sanidad, José Martínez Olmos, reconoció ayer, en una entrevista a RNE, que la ley no está siendo del todo efectiva en los recintos hospitalarios. Por ello, pidió a las direcciones de los hospitales que hagan"énfasis informativo", según Europa Press.
http://www.publico.es/
La aplicación de la Ley Antitabaco en los recintos de los hospitales y en los parques infantiles será más compleja que en los bares y restaurantes. La ley que se ha adelantado un año a las directrices de la Unión Europea para que se prohiba fumar en los espacios cerrados extiende el veto a "los espacios al aire libre o cubiertos, comprendidos en sus recintos". Pero no siempre es fácil delimitar dónde empiezan y dónde acaban los espacios de los centros sanitarios.
Las dudas asaltaban ayer, el primer día laboral con la norma en vigor, a los pacientes y sus acompañantes fumadores. En la puerta principal de entrada del hospital madrileño Fundación Jiménez Díaz, dos vigilantes de seguridad privada velaron para que nadie se encendiera el cigarrillo a las puertas del centro.
Los hospitales deberán asumir la mayoría de las denuncias
Los hospitales deberán acatar las previsibles denuncias que recibirán por el incumpliento de la ley en sus instalaciones. La mayor dificultad para denunciar al fumador infractor es necesario tener sus datos personales hará recaer sobre los centros hospitalarios las posibles infracciones.
Aún más complicado será denunciar a quienes fumen en los parques infantiles. Ayer, a primera hora de la tarde, en un parque infantil del norte de Madrid, una madre columpiaba a su hija mientras pegaba caladas a un cigarrillo. Denunciarla hubiera significado dirigirse a ella para obtener todos sus datos personales.
En las primeras horas de aplicación de la Ley Antitabaco, la asociación de consumidores Facua contabilizó más de 700 denuncias, a través de la aplicación que puso en marcha el domingo en su página web. . Facua puso su primera denuncia ayer a uno de Sevilla que no tenía ningún cartel informando de la prohibición de fumar y contaba con una mLa mayoría fueron a bares y restaurantesáquina expendedora en el exterior.
"¿Dónde acaba el recinto del hospital?", destaca un paciente
Andalucía, Catalunya y Madrid registraron el mayor número de denuncias. El portavoz de Facua, Rubén Sánchez, explicó que son las autonomías más pobladas. La asociación de consumidores hizo un llamamiento a los hosteleros a cumplir la ley, "ya que no se va a perder ingresos y hay un alto índice de cáncer en fumadores pasivos, como camareros. La norma les protege a ellos mismos", aseguró Sánchez, informa Fran Grimaldi.
A las puertas de los hospitales, muchos fumadores no entendían por qué, si estaban en la calle, no podían encender un pitillo. Asier y su madre Ana aspiraban de sus cigarros a unos metros de la puerta de entrada de la Fundación Jiménez Díaz. Una decena de escaleras les separaba del recinto de la clínica. "Me parece absurdo que no se pueda fumar, si estamos al aire libre", lamentó Ana.
A unos metros de estos funmadores, Milagros fumaba con cara de cabreo. Acudió a acompañar a un familiar y tan pronto como salió por la puerta del centro encendió un cigarrillo. Los vigilantes la obligaron a alejarse unos metros. La mujer obedeció, a regañadientes. "Es una vergüenza. Al fin y al cabo, estoy en la calle. Con esto no van a conseguir que dejemos de fumar. El que lo deja es porque está convencido", insistía.
Situaciones como estas se repitieron en otros centros sanitarios. Pilar esperaba con su hija Vicky, cigarrillo en mano, a que su marido las recogiera en una de las calles que bordean el Hospital Clínico de Madrid, donde la madre de Pilar se había sometido a una revisión médica. "Me parece bien que prohíban fumar en los bares, pero esto ya es abusivo. Está bien que no se pueda fumar a las puertas del hospital, pero hay zonas dentro del recinto donde el humo ni se huele", se quejaba.
Pilar y Vicky no infringían la ley. La valla de uno de los controles de acceso para vehículos del hospital les separaba del recinto. Lo curioso es que tan sólo a cinco metros de ellas, esta puerta metálica está junto a otra ala del edificio, donde se suceden puertas de acceso a consultas médicas. Frente a una de esas puertas, Julián remataba su cigarro en el cenicero aún no retirado. "¿Dónde empieza y dónde acaba el recinto del hospital? Yo estoy en la acera, frente a la puerta, pero si cruzo la calle, ya estoy en la Ciudad Universitaria", destacaba. "Me parece bien que se prohíba fumar en los bares, pero con lo de los recintos hospitalarios se han pasado tres pueblos", lamentaba.
También Paloma aplaude que los bares sean zonas libres de humo, pero, "en la calle, ¿qué más da?", se quejaba. Al bordear el enorme edificio del Hospital Clínico, frente a las puertas de entrada colindantes al amplio parque de pinos donde empieza la Ciudad Universitaria, el número de fumadores crecía. "Aquí estamos, quebrantando la ley", comentaba una paciente.
Los trabajadores, aislados
Para los trabajadores del hospital que fuman tampoco fue fácil aguantar la jornada sin cigarrillos. "Es injusto. En teoría, me tendría que salir del recinto del hospital, pero perdería tiempo", justificaba una administrativa del centro que quiso mantenerse en el anonimato. "Hoy hemos hecho lo mismo que todos los días", defendía. La mujer fumaba en uno de los rincones que forma el edificio, apartado de las puertas.
El secretario general de Sanidad, José Martínez Olmos, reconoció ayer, en una entrevista a RNE, que la ley no está siendo del todo efectiva en los recintos hospitalarios. Por ello, pidió a las direcciones de los hospitales que hagan"énfasis informativo", según Europa Press.
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