Valencia
Urgencias del Hospital Militar se queda sin teléfono y recortan la vigilancia
Vecinos de Mislata denuncian que el centro se está desmantelando y anuncian protestas para exigir mejoras
02.01.11 - 00:12 - M. J. CARCHANO | VALENCIA.
Si pacientes y trabajadores no tenían suficiente con llevarse un radiador de casa y una chaqueta de más para protegerse del frío en el Hospital Militar por la falta de calefacción, ahora tienen que vigilar la puerta y gastar su propio teléfono. La coordinadora vecinal de Mislata denunció ayer que los médicos de urgencias se han quedado sin teléfono móvil para pedir traslados de pacientes o cualquier gestión a través del 112 y tienen que utilizar sus propios móviles por el corte de la línea.
Los vecinos se han unido en los últimos meses a las reivindicaciones de los trabajadores del Hospital Militar, que han denunciado el «desmantelamiento de las instalaciones por la falta de dinero». Sin sistema de alerta de incendios, con cámaras de seguridad inutilizadas, la vigilancia del centro se vuelve más complicada ahora por el drástico recorte en la seguridad de un recinto que ocupa 34.000 metros cuadrados. «Había tres vigilantes por turno que se ha recortado a uno solo», explica el presidente de la coordinadora vecinal, Julián Martínez. Además, Sanitas, empresa que gestiona el Hospital Militar a través del centro de Manises, ha contratado a otra empresa de vigilancia, que al parecer no ha subrogado a todos los trabajadores por el recorte del presupuesto. «En los últimos meses ha habido robos en habitaciones de pacientes e incluso venta ambulante en el interior del recinto, además de los incidentes normales en un servicio de urgencias. Es imposible que una sola persona se haga cargo de toda la vigilancia», explicaron fuentes del personal sanitario del centro.
Los recortes en el presupuesto se han agravado durante 2010, cuando deberían haber comenzado las obras de adecuación del centro para acoger mayores servicios hospitalarios. En las últimas semanas del año se ha incorporado una comunidad terapéutica, es decir, un centro de rehabilitación de drogodependientes, que según el personal, precisa de una mayor vigilancia.
Desde la coordinadora vecinal ya han anunciado que se están preparando nuevas manifestaciones para exigir que el Hospital Militar dé servicio a los vecinos, que en muchos casos tienen que desplazarse hasta Manises porque en Mislata no hay medios ni personal suficiente. Julián Martínez va a solicitar que la primera de las protestas sea este mismo enero, coincidiendo con el pleno ordinario que celebra el Ayuntamiento el último jueves del mes. «Y, a partir de ese día, todas las semanas habrá manifestaciones», adelantó el presidente de la coordinadora.
La falta de presupuesto se hizo más evidente cuando el vehículo que utilizan los médicos para las urgencias a domicilio, propiedad del Ayuntamiento pero gestionado desde el Hospital Militar, se quedó parado porque en la gasolinera se negaron a servirle más carburante hasta que no abonaran la deuda contraída. El PSPV denunció ayer que este servicio cuesta 7.000 euros al Ayuntamiento. Los trabajadores ya habían denunciado que no hay agua caliente en el centro desde hace meses, que ha impedido duchar a los pacientes, y que el teléfono para pedir cita médica ha estado inutilizado.
http://www.lasprovincias.es/
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Vecinos de Mislata denuncian que el centro se está desmantelando y anuncian protestas para exigir mejoras
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Si pacientes y trabajadores no tenían suficiente con llevarse un radiador de casa y una chaqueta de más para protegerse del frío en el Hospital Militar por la falta de calefacción, ahora tienen que vigilar la puerta y gastar su propio teléfono. La coordinadora vecinal de Mislata denunció ayer que los médicos de urgencias se han quedado sin teléfono móvil para pedir traslados de pacientes o cualquier gestión a través del 112 y tienen que utilizar sus propios móviles por el corte de la línea.
Los vecinos se han unido en los últimos meses a las reivindicaciones de los trabajadores del Hospital Militar, que han denunciado el «desmantelamiento de las instalaciones por la falta de dinero». Sin sistema de alerta de incendios, con cámaras de seguridad inutilizadas, la vigilancia del centro se vuelve más complicada ahora por el drástico recorte en la seguridad de un recinto que ocupa 34.000 metros cuadrados. «Había tres vigilantes por turno que se ha recortado a uno solo», explica el presidente de la coordinadora vecinal, Julián Martínez. Además, Sanitas, empresa que gestiona el Hospital Militar a través del centro de Manises, ha contratado a otra empresa de vigilancia, que al parecer no ha subrogado a todos los trabajadores por el recorte del presupuesto. «En los últimos meses ha habido robos en habitaciones de pacientes e incluso venta ambulante en el interior del recinto, además de los incidentes normales en un servicio de urgencias. Es imposible que una sola persona se haga cargo de toda la vigilancia», explicaron fuentes del personal sanitario del centro.
Los recortes en el presupuesto se han agravado durante 2010, cuando deberían haber comenzado las obras de adecuación del centro para acoger mayores servicios hospitalarios. En las últimas semanas del año se ha incorporado una comunidad terapéutica, es decir, un centro de rehabilitación de drogodependientes, que según el personal, precisa de una mayor vigilancia.
Desde la coordinadora vecinal ya han anunciado que se están preparando nuevas manifestaciones para exigir que el Hospital Militar dé servicio a los vecinos, que en muchos casos tienen que desplazarse hasta Manises porque en Mislata no hay medios ni personal suficiente. Julián Martínez va a solicitar que la primera de las protestas sea este mismo enero, coincidiendo con el pleno ordinario que celebra el Ayuntamiento el último jueves del mes. «Y, a partir de ese día, todas las semanas habrá manifestaciones», adelantó el presidente de la coordinadora.
La falta de presupuesto se hizo más evidente cuando el vehículo que utilizan los médicos para las urgencias a domicilio, propiedad del Ayuntamiento pero gestionado desde el Hospital Militar, se quedó parado porque en la gasolinera se negaron a servirle más carburante hasta que no abonaran la deuda contraída. El PSPV denunció ayer que este servicio cuesta 7.000 euros al Ayuntamiento. Los trabajadores ya habían denunciado que no hay agua caliente en el centro desde hace meses, que ha impedido duchar a los pacientes, y que el teléfono para pedir cita médica ha estado inutilizado.
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