Dos hombres entran en un centro comercial con una bolsa. Mediante los sistemas de seguridad, el servicio de vigilancia detectas que está forrada de papel de aluminio. Se les realiza un seguimiento a través de las cámaras y se detecta que introducen objetos en el interior del bolso. Mientras uno de los sospechosos, con la bolsa, abandona el establecimiento por la salida de ‘sin compra’ sin que se active la alarma, el otro pasa por caja para pagar un producto de escaso valor. Este caso, ocurrido hace unos días en un centro comercial de Les Gavarres, describe uno de los sistemas más utilizados por ciertos delincuentes para sustraer determinados objetos de valor: un bolso forrado con papel de aluminio. Un bolso, papel de aluminio y un poco de habilidad para que no te cojan los servicios de seguridad. Es el kid básico que utilizan determinados delincuentes para sustraer efectos del interior de determinados establecimientos comerciales, principalmente aquéllos que tienen productos electrónicos y ropa. Se trata de confeccionar, aunque sea de una forma muy rudimentaria, un envoltorio que sirva para que no salten las alarmas cuando se pase el producto sustraído por el arco de seguridad de la salida. Este sistema llegó a las comarcas de Tarragona hace más de cinco años. Sus introductores fueron los rumanos, que eran los únicos que lo usaban en aquella época. Actualmente, éstos siguen utilizando este sistema, pero ya no son los únicos. Las mujeres son más hábiles que los hombres a la hora de coger los efectos. Todos los ladrones que usan este sistema tienen un máximo de treinta años.
Más medidas de seguridad
José Luis Pérez, responsable de seguridad de una gran superficie comercial, asegura que con el paso de los años también se ha aprendido a prevenir la presencia de este tipo de ladrones, y se han tomado medidas. En la entrada de los establecimientos se han instalado detectores de metales. Éstos sirven para poner sobre aviso a los servicios de seguridad cuando entra una persona con el bolso forrado. A partir de este momento los vigilantes centran sus esfuerzos en seguir al sospechoso con las cámaras de seguridad. A veces incluso los arcos han detectado armas de fuego, el algún caso de un agente de la autoridad y en otros de personas sospechosas. Pérez comenta que hay personas que confeccionan dicho bolso de una forma muy rudimentaria: «Hacen un cerrado con papel de aluminio y lo meten dentro del bolso». Otros en cambio, tienen la paciencia de descoser el forro del bolso, colocar el papel de aluminio y lo vuelven a coser. Con el paso de los años han llegado también los sucedáneos. Por ejemplo, algunos ciudadanos españoles –normalmente con amplios antecedentes policiales– en vez de llevar un bolso usan ya un carrito de bebé –a éste lo llevan en brazos–. Normalmente suelen ir con niños, que son los encargados de coger las cosas y depositarlas dentro del saco de bebé. Otros delincuentes prefieren coser el aluminio en su propia ropa. Así hay pantalones ‘aluminados’ –los visten algunos rumanos– e incluso también chaquetas forradas de aluminio. Las personas que usan este sistema normalmente no ofrecen resistencia. «Algunas lloran, nos dicen que la han captado para esto y que si no robo me van a pegar...», recuerda Pérez.
Los sistemas antihurto
Para intentar ponérselo lo más difícil posible a los amantes de lo ajeno, existen en el mercado diferentes tipos de sistemas de seguridad que se instalan en los productos. El más extendido es el que se coloca en las etiquetas. Cada producto lleva dos: uno fuera –que es detectado más fácilmente por los ladrones– y uno en el interior –más difícil de arrancar–. Otro sistemas son las carcasas de metracrilato, que normalmente se suelen colocar en los juegos de ordenador o videoconsolas. Tanto éste como el anterior son relativamente fáciles de burlar con los bolsos forrados. En cambio, es más difícil hacerlo con las ‘arañas’, que se colocan en el exterior de determinadas cajas. Los dispositivos que no se pueden anular de ninguna manera son aquéllos conectados a un centro de alarma, porque van con radiofrecuencia. El delito de hurto está castigado con penas de seis a dieciocho meses de prisión. Por ejemplo, un ciudadano rumano, Mihai C.G., fue sentenciado a cuatro meses de prisión por el Juzgado de lo Penal 2 de Tarragona por un hurto cometido en un centrocomercial el 22 de agosto de 2007. Introdujo en un bolso forrado de papel de aluminio ocho videojuegos, valorados en 441 euros.
Más medidas de seguridad
José Luis Pérez, responsable de seguridad de una gran superficie comercial, asegura que con el paso de los años también se ha aprendido a prevenir la presencia de este tipo de ladrones, y se han tomado medidas. En la entrada de los establecimientos se han instalado detectores de metales. Éstos sirven para poner sobre aviso a los servicios de seguridad cuando entra una persona con el bolso forrado. A partir de este momento los vigilantes centran sus esfuerzos en seguir al sospechoso con las cámaras de seguridad. A veces incluso los arcos han detectado armas de fuego, el algún caso de un agente de la autoridad y en otros de personas sospechosas. Pérez comenta que hay personas que confeccionan dicho bolso de una forma muy rudimentaria: «Hacen un cerrado con papel de aluminio y lo meten dentro del bolso». Otros en cambio, tienen la paciencia de descoser el forro del bolso, colocar el papel de aluminio y lo vuelven a coser. Con el paso de los años han llegado también los sucedáneos. Por ejemplo, algunos ciudadanos españoles –normalmente con amplios antecedentes policiales– en vez de llevar un bolso usan ya un carrito de bebé –a éste lo llevan en brazos–. Normalmente suelen ir con niños, que son los encargados de coger las cosas y depositarlas dentro del saco de bebé. Otros delincuentes prefieren coser el aluminio en su propia ropa. Así hay pantalones ‘aluminados’ –los visten algunos rumanos– e incluso también chaquetas forradas de aluminio. Las personas que usan este sistema normalmente no ofrecen resistencia. «Algunas lloran, nos dicen que la han captado para esto y que si no robo me van a pegar...», recuerda Pérez.
Los sistemas antihurto
Para intentar ponérselo lo más difícil posible a los amantes de lo ajeno, existen en el mercado diferentes tipos de sistemas de seguridad que se instalan en los productos. El más extendido es el que se coloca en las etiquetas. Cada producto lleva dos: uno fuera –que es detectado más fácilmente por los ladrones– y uno en el interior –más difícil de arrancar–. Otro sistemas son las carcasas de metracrilato, que normalmente se suelen colocar en los juegos de ordenador o videoconsolas. Tanto éste como el anterior son relativamente fáciles de burlar con los bolsos forrados. En cambio, es más difícil hacerlo con las ‘arañas’, que se colocan en el exterior de determinadas cajas. Los dispositivos que no se pueden anular de ninguna manera son aquéllos conectados a un centro de alarma, porque van con radiofrecuencia. El delito de hurto está castigado con penas de seis a dieciocho meses de prisión. Por ejemplo, un ciudadano rumano, Mihai C.G., fue sentenciado a cuatro meses de prisión por el Juzgado de lo Penal 2 de Tarragona por un hurto cometido en un centrocomercial el 22 de agosto de 2007. Introdujo en un bolso forrado de papel de aluminio ocho videojuegos, valorados en 441 euros.