Quizás nunca antes nadie se alegró tanto de acudir con su vehículo al taller. Su intención era ponerle a su coche una bola de remolque, pero la operación se hizo esperar. Al inspeccionar los bajos del turismo, uno de los trabajadores de un taller de la barriada de El Palo observó un paquete con forma cilíndrica adosado a la chapa, por la zona trasera.
El empleado informó inmediatamente al propietario del coche, un joyero del barrio, sobre tan sospechoso hallazgo. Afortunadamente, no hubo lugar para la temeridad y decidieron llamar a la Policía Nacional de Málaga, que se presentó en breve y se hizo cargo.
Análisis
El paquete llegó intacto a la Comisaría Provincial de Málaga y los investigadores se quedaron a cuadros. Lo que en un principio pensaban que podría ser un GPS colocado por unos delincuentes para tener controlado al joyero, era finalmente un artefacto explosivo que afortunadamente no había sido activado por sus creadores.
Según ha podido saber La Opinión de Málaga, entre los componentes que había en el paquete había una bengala pirotécnica y un dispositivo electrónico para la activación del mismo. Sin embargo, el análisis pormenorizado del contenido llevó a pensar a los investigadores que el objetivo del paquete no era provocar una dañina explosión. Es más, una de las hipótesis que más cuerpo ha tomado entre los agentes es que el dispositivo, una vez activado a distancia por los que lo colocaron, creara una gran humareda que simulara una avería y que el joyero se viera obligado a detener y abandonar el vehículo. De esta manera, los cacos podrían sorprender al empresario con las joyas que llevara en ese momento o iniciar un secuestro para obtener un rescate, posibilidad ésta que tampoco ha sido descartada por los agentes.
Los hechos, que se produjeron hace ahora algo más de dos semanas, siguen investigándose para identificar y localizar a los individuos que colocaron el artefacto. Aunque este modus operandi es nuevo en Málaga, fuentes policiales advirtieron de que conocen casos similares que se han dado en otros puntos de España y que han dado resultado a los delincuentes.
FUENTE: laopiniondemalaga
El empleado informó inmediatamente al propietario del coche, un joyero del barrio, sobre tan sospechoso hallazgo. Afortunadamente, no hubo lugar para la temeridad y decidieron llamar a la Policía Nacional de Málaga, que se presentó en breve y se hizo cargo.
Análisis
El paquete llegó intacto a la Comisaría Provincial de Málaga y los investigadores se quedaron a cuadros. Lo que en un principio pensaban que podría ser un GPS colocado por unos delincuentes para tener controlado al joyero, era finalmente un artefacto explosivo que afortunadamente no había sido activado por sus creadores.
Según ha podido saber La Opinión de Málaga, entre los componentes que había en el paquete había una bengala pirotécnica y un dispositivo electrónico para la activación del mismo. Sin embargo, el análisis pormenorizado del contenido llevó a pensar a los investigadores que el objetivo del paquete no era provocar una dañina explosión. Es más, una de las hipótesis que más cuerpo ha tomado entre los agentes es que el dispositivo, una vez activado a distancia por los que lo colocaron, creara una gran humareda que simulara una avería y que el joyero se viera obligado a detener y abandonar el vehículo. De esta manera, los cacos podrían sorprender al empresario con las joyas que llevara en ese momento o iniciar un secuestro para obtener un rescate, posibilidad ésta que tampoco ha sido descartada por los agentes.
Los hechos, que se produjeron hace ahora algo más de dos semanas, siguen investigándose para identificar y localizar a los individuos que colocaron el artefacto. Aunque este modus operandi es nuevo en Málaga, fuentes policiales advirtieron de que conocen casos similares que se han dado en otros puntos de España y que han dado resultado a los delincuentes.
FUENTE: laopiniondemalaga