Los etarras querían matar ertzainas de su entorno y a compañeros de clase
ETA preparaba cinco asesinatos a la vez que la «tregua trampa»
Los crímenes iban a cometerse en los primeros meses de este año
7 Octubre 10 - Madrid - J. M. Zuloaga
ETA tenía planes concretos para los etarras del «comando Imanol», a los que envió a Venezuela, para que otros miembros de la banda les enseñaran a disparar con fusiles dotados de mira telescópica y a fabricar artefactos explosivos.
A finales del año pasado, Javier Atristain, «Golfo», recibió la visita de Ibai beobide, que le echó una bronca monumental por la falta de actividad de la célula, de la que también formaba parte Juan Carlos Besance, «Fenómeno», que ya contaba con cierta experiencia por haber colaborado con el «comando Argala».
Beobide, que venía comisionado por el jefe del «aparato militar», Mikel Kabikoitz Carrera Sarobe, «Ata», les encargó el asesinato de un empresario de Irún, en Guipúzcoa, y de varios miembros de la Ertzaintza, que debían seleccionar ellos mismos.
En el primer trimestre
Las acciones criminales iban a ser cometidas en el primer trimestre de este año, cuando, según los últimos comunicados y declaraciones de ETA, decidió cesar las «acciones ofensivas».
El empresario, al que los terroristas trataron de localizar en su domicilio y en el lugar de trabajo, se apellida Legarreta, de Talleres Lega. «Fuimos a su domicilio pero no le localizamos. Vive en Irún, yendo por la carretera vieja a un kilómetro de la frontera» con Francia, según declaró a la Guardia Civil Besance.
No iba a ser el único asesinato que evitó la Guardia Civil al detener, primero, a Ibai Beobide y, con posterioridad, a los integrantes del «comando Imanol».
A «Golfo» y «Fenómeno» no se les ocurrió otra cosa que seleccionar a las posibles víctimas de la Ertzaintza entre agentes a los que conocían. Atristain «aportó» tres objetivos: uno que había sido antiguo compañero suyo de ikastola; otro, que «era el padre de un chico que jugaba de portero en el equipo de fútbol de juveniles en el que estaba mi sobrino», en la localidad de Añorga,y un tercero, que suele ir a «la Plaza de la Trinidad de la Parte Vieja (de San Sebastián) con su hijo».
Por su parte, Besance se había fijado en un agente que vive en su pueblo, Villabona, «en el barrio de Errota, que tiene una furgoneta blanca y que suele correr por la carretera vieja».
Estos planes criminales corresponden a la tercera etapa del «comando Imanol», cuando era «dinamizado» por Ibai Beobide. Su detención, junto con las otras operaciones antiterroristas que se produjeron en el primer semestre de este año, como el desmantelamiento de la base logística que ETA había montado en Portugal; el arresto del pistolero que entraba en España para organizar una fábrica de explosivos en Cataluña; y el arresto de Mikel Carrera y sus «lugartenientes» en Francia; son las que colocaron a la banda en una situación límite. Por eso, se ha inventado la patraña de la suspensión de las «acciones ofensivas» y la ha presentado como un acto voluntario y graciable, cuando la realidad es que responde a su propia incapacidad fruto de la eficacia de las Fuerzas de Seguridad de España y Francia.
Los anteriores responsables de la célula fueron Liher Rodríguez, que lo fundó en 2005 y que fue detenido dos años después en Francia. Entre las acciones criminales que les propuso, estaba el secuestro de un empresario, el dueño de la firma Juan de Garay, de Oñate, por el que tenían previsto pedir un importante rescate económico. En la segunda etapa, el jefe fue el propio Mikel Carrera, el que envió a «Golfo» y «Fenómeno» a Venezuela, para que aprendiera a manejar el fusil de largo alcance, a disparar con pistola y a fabricar artefactos explosivos, entre ellos las bomba lapa que se utilizan para matar.
Atristain realizó, a petición de la Guardia Civil, croquis de los «zulos» en los que escondían o habían ocultado armas y explosivos.
Uno de ellos, según su declaración, «se lo pedí a Xabier Zabaleta, uno de los dueños del bar Aratz, hermano de Aitor Zabaleta, seguidor de la Real Sociedad» que fue asesinado en Madrid.
Terroristas mileuristas
- Juan Carlos Besance, «Fenómeno», y Javier Atristain, «Golfo», como «buenos» «legales» de ETA, combinaban sus actividades terroristas con un trabajo remunerado en el que pasaban como unos honestos operarios. Ambos cobraban lo mismo, 1.200 euros mensuales. El primero de ellos trabajaba en «Ferrocarriles y Tranvías», de Zizurkil, según su manifestación a la Guardia Civil. Y el segundo, en la «Casa del Café» de San Sebastián. En el verano del pasado año 2008, habían recibido en Venezuela una formación completa para causar muchos muertos y destrucción. Estaban a la espera de retomar el contacto con la banda terrorista, perdido tras las últimas detenciones en España y Francia. Era sólo cuestión de tiempo que Besance volviera a participar en algún asesinato, pues cuenta con una siniestra experiencia como colaborador del «comando Argala»; y que Atristain diera el paso. Ambos habían cruzado el Atlántico durante sus vacaciones, no con la intención de descansar, sino para aprender las técnicas del terrorismo más cruel.
«Así matamos a José Javier Múgica en Leiza»
- Juan Carlos Besance, «Fenómeno», explicó a los agentes de la Guardia Civil que le detuvieron su participación en los atentados que perpetró el «comando Argala», entre ellos el asesinato del concejal de UPN en la localidad navarra de Leiza, el 14 de julio de 2001: «La bomba la puso Andoni Otegi en la furgoneta Volkswagen Transporter, entre los dos asientos. Óscar Celarain y yo permanecimos dentro del vehículo, realizando labores de seguridad y para la huida».
- También participó, el 14 de septiembre de 2000, en el intento de asesinato del ex consejero de Educación del Gobierno vasco, José Ramón Recalde: «Tratamos de localizarlo durante una semana, según la información de Txapote (García Gaztelu, entonces jefe de “comandos”). Durante esa semana no le vimos pero, finalmente, le localizamos, alrededor de las 20:30, ya que a esa hora solía recoger a la mujer en una librería que tenía y solía llegar a casa sobre esa hora. Óscar le pegó un solo tiro en la cara, pero sobrevivió. Era el primer atentado que cometía y por eso estaba nervioso. Se fue corriendo sin rematarle. Para la huida del atentado utilizamos una moto tipo scooter que robamos en Orio. Mi labor consistió en esperar en un coche a Óscar y Andoni».
ETA preparaba cinco asesinatos a la vez que la «tregua trampa»
Los crímenes iban a cometerse en los primeros meses de este año
7 Octubre 10 - Madrid - J. M. Zuloaga
ETA tenía planes concretos para los etarras del «comando Imanol», a los que envió a Venezuela, para que otros miembros de la banda les enseñaran a disparar con fusiles dotados de mira telescópica y a fabricar artefactos explosivos.
A finales del año pasado, Javier Atristain, «Golfo», recibió la visita de Ibai beobide, que le echó una bronca monumental por la falta de actividad de la célula, de la que también formaba parte Juan Carlos Besance, «Fenómeno», que ya contaba con cierta experiencia por haber colaborado con el «comando Argala».
Beobide, que venía comisionado por el jefe del «aparato militar», Mikel Kabikoitz Carrera Sarobe, «Ata», les encargó el asesinato de un empresario de Irún, en Guipúzcoa, y de varios miembros de la Ertzaintza, que debían seleccionar ellos mismos.
En el primer trimestre
Las acciones criminales iban a ser cometidas en el primer trimestre de este año, cuando, según los últimos comunicados y declaraciones de ETA, decidió cesar las «acciones ofensivas».
El empresario, al que los terroristas trataron de localizar en su domicilio y en el lugar de trabajo, se apellida Legarreta, de Talleres Lega. «Fuimos a su domicilio pero no le localizamos. Vive en Irún, yendo por la carretera vieja a un kilómetro de la frontera» con Francia, según declaró a la Guardia Civil Besance.
No iba a ser el único asesinato que evitó la Guardia Civil al detener, primero, a Ibai Beobide y, con posterioridad, a los integrantes del «comando Imanol».
A «Golfo» y «Fenómeno» no se les ocurrió otra cosa que seleccionar a las posibles víctimas de la Ertzaintza entre agentes a los que conocían. Atristain «aportó» tres objetivos: uno que había sido antiguo compañero suyo de ikastola; otro, que «era el padre de un chico que jugaba de portero en el equipo de fútbol de juveniles en el que estaba mi sobrino», en la localidad de Añorga,y un tercero, que suele ir a «la Plaza de la Trinidad de la Parte Vieja (de San Sebastián) con su hijo».
Por su parte, Besance se había fijado en un agente que vive en su pueblo, Villabona, «en el barrio de Errota, que tiene una furgoneta blanca y que suele correr por la carretera vieja».
Estos planes criminales corresponden a la tercera etapa del «comando Imanol», cuando era «dinamizado» por Ibai Beobide. Su detención, junto con las otras operaciones antiterroristas que se produjeron en el primer semestre de este año, como el desmantelamiento de la base logística que ETA había montado en Portugal; el arresto del pistolero que entraba en España para organizar una fábrica de explosivos en Cataluña; y el arresto de Mikel Carrera y sus «lugartenientes» en Francia; son las que colocaron a la banda en una situación límite. Por eso, se ha inventado la patraña de la suspensión de las «acciones ofensivas» y la ha presentado como un acto voluntario y graciable, cuando la realidad es que responde a su propia incapacidad fruto de la eficacia de las Fuerzas de Seguridad de España y Francia.
Los anteriores responsables de la célula fueron Liher Rodríguez, que lo fundó en 2005 y que fue detenido dos años después en Francia. Entre las acciones criminales que les propuso, estaba el secuestro de un empresario, el dueño de la firma Juan de Garay, de Oñate, por el que tenían previsto pedir un importante rescate económico. En la segunda etapa, el jefe fue el propio Mikel Carrera, el que envió a «Golfo» y «Fenómeno» a Venezuela, para que aprendiera a manejar el fusil de largo alcance, a disparar con pistola y a fabricar artefactos explosivos, entre ellos las bomba lapa que se utilizan para matar.
Atristain realizó, a petición de la Guardia Civil, croquis de los «zulos» en los que escondían o habían ocultado armas y explosivos.
Uno de ellos, según su declaración, «se lo pedí a Xabier Zabaleta, uno de los dueños del bar Aratz, hermano de Aitor Zabaleta, seguidor de la Real Sociedad» que fue asesinado en Madrid.
Terroristas mileuristas
- Juan Carlos Besance, «Fenómeno», y Javier Atristain, «Golfo», como «buenos» «legales» de ETA, combinaban sus actividades terroristas con un trabajo remunerado en el que pasaban como unos honestos operarios. Ambos cobraban lo mismo, 1.200 euros mensuales. El primero de ellos trabajaba en «Ferrocarriles y Tranvías», de Zizurkil, según su manifestación a la Guardia Civil. Y el segundo, en la «Casa del Café» de San Sebastián. En el verano del pasado año 2008, habían recibido en Venezuela una formación completa para causar muchos muertos y destrucción. Estaban a la espera de retomar el contacto con la banda terrorista, perdido tras las últimas detenciones en España y Francia. Era sólo cuestión de tiempo que Besance volviera a participar en algún asesinato, pues cuenta con una siniestra experiencia como colaborador del «comando Argala»; y que Atristain diera el paso. Ambos habían cruzado el Atlántico durante sus vacaciones, no con la intención de descansar, sino para aprender las técnicas del terrorismo más cruel.
«Así matamos a José Javier Múgica en Leiza»
- Juan Carlos Besance, «Fenómeno», explicó a los agentes de la Guardia Civil que le detuvieron su participación en los atentados que perpetró el «comando Argala», entre ellos el asesinato del concejal de UPN en la localidad navarra de Leiza, el 14 de julio de 2001: «La bomba la puso Andoni Otegi en la furgoneta Volkswagen Transporter, entre los dos asientos. Óscar Celarain y yo permanecimos dentro del vehículo, realizando labores de seguridad y para la huida».
- También participó, el 14 de septiembre de 2000, en el intento de asesinato del ex consejero de Educación del Gobierno vasco, José Ramón Recalde: «Tratamos de localizarlo durante una semana, según la información de Txapote (García Gaztelu, entonces jefe de “comandos”). Durante esa semana no le vimos pero, finalmente, le localizamos, alrededor de las 20:30, ya que a esa hora solía recoger a la mujer en una librería que tenía y solía llegar a casa sobre esa hora. Óscar le pegó un solo tiro en la cara, pero sobrevivió. Era el primer atentado que cometía y por eso estaba nervioso. Se fue corriendo sin rematarle. Para la huida del atentado utilizamos una moto tipo scooter que robamos en Orio. Mi labor consistió en esperar en un coche a Óscar y Andoni».