Andoni Otegi insta a acabar con el «sufrimiento» y superar el «conflicto político»
Un etarra que mató a una niña de seis años pide «facilidades» porque hay tregua
MADRID -Oscar Celarain y Andoni Otegi, del «comando Argala» de ETA, fueron juzgados ayer en la Audiencia Nacional por la colocación de un coche bomba en Marbella, en junio de 2002. Otegi hizo una declaración para que se atiendan los últimos comunicados de la banda, se supere el «conflicto político», «se pongan facilidades y se termine con la negación y sufrimiento de todos estos años».
Ni este individuo ni su compañero de célula aprovecharon la ocasión para pedir perdón por los crímenes que se les imputan, entre ellos el atentado contra el cuartel de la Guardia Civil de Santa Pola, en Alicante, en el que murieron una niña de seis años, hija de uno de los agentes, y un ciudadano de 57, que esperaba en la parada del autobús; ni por el asesinato del concejal de UPN de Leiza (Navarra), José Javier Múgica. Para ellos, estos delitos deben formar parte del «sufrimiento» consecuencia del «conflicto».
Celarain y Otegi habían huido a Francia y estaban integrados en los llamados «taldes de reserva». Los jefes del «aparato militar», Juan Antonio Olarra Guridi y Ainhoa Múgica Goñi, les enviaron a España para cometer atentados durante el verano de 2002. Pusieron al «comando» el nombre de «Argala», en homenaje al cabecilla etarra José Miguel Beñarán Ordeñana, que tenía ese alias y que murió en 1978 en Francia, al estallar una bomba que había sido colocada en su automóvil.
«Argala» fue el nombre de otra célula que encabezaba el pistolero francés Henri Parot, y que, entre otros atentados, fue la autora de la colocación, el 11 de diciembre de 1987, de un coche bomba contra la Comandancia de la Guardia Civil de Zaragoza, con el resultado de once personas asesinadas, seis de ellas niños. Siniestro paralelismo entre ambos «comandos», que terminaban matando a hijos de agentes de la Benemérita.
Celarain y Otegi fueron detenidos en Francia en septiembre de 2002, en la misma operación en la que fueron capturados sus jefes. Según recuerdan expertos antiterroristas, son los primeros que sugirieron que ETA utilizara Portugal como «base logística».
Cuando regresaron a Francia, después de la «campaña de verano» de 2002, escribieron una «autocrítica» en la que narraban los atentados. El papel, escrito de su puño y letra por Otegi, fue encontrado en poder del cabecilla Fernández Iradi, «Susper».
Un etarra que mató a una niña de seis años pide «facilidades» porque hay tregua
MADRID -Oscar Celarain y Andoni Otegi, del «comando Argala» de ETA, fueron juzgados ayer en la Audiencia Nacional por la colocación de un coche bomba en Marbella, en junio de 2002. Otegi hizo una declaración para que se atiendan los últimos comunicados de la banda, se supere el «conflicto político», «se pongan facilidades y se termine con la negación y sufrimiento de todos estos años».
Ni este individuo ni su compañero de célula aprovecharon la ocasión para pedir perdón por los crímenes que se les imputan, entre ellos el atentado contra el cuartel de la Guardia Civil de Santa Pola, en Alicante, en el que murieron una niña de seis años, hija de uno de los agentes, y un ciudadano de 57, que esperaba en la parada del autobús; ni por el asesinato del concejal de UPN de Leiza (Navarra), José Javier Múgica. Para ellos, estos delitos deben formar parte del «sufrimiento» consecuencia del «conflicto».
Celarain y Otegi habían huido a Francia y estaban integrados en los llamados «taldes de reserva». Los jefes del «aparato militar», Juan Antonio Olarra Guridi y Ainhoa Múgica Goñi, les enviaron a España para cometer atentados durante el verano de 2002. Pusieron al «comando» el nombre de «Argala», en homenaje al cabecilla etarra José Miguel Beñarán Ordeñana, que tenía ese alias y que murió en 1978 en Francia, al estallar una bomba que había sido colocada en su automóvil.
«Argala» fue el nombre de otra célula que encabezaba el pistolero francés Henri Parot, y que, entre otros atentados, fue la autora de la colocación, el 11 de diciembre de 1987, de un coche bomba contra la Comandancia de la Guardia Civil de Zaragoza, con el resultado de once personas asesinadas, seis de ellas niños. Siniestro paralelismo entre ambos «comandos», que terminaban matando a hijos de agentes de la Benemérita.
Celarain y Otegi fueron detenidos en Francia en septiembre de 2002, en la misma operación en la que fueron capturados sus jefes. Según recuerdan expertos antiterroristas, son los primeros que sugirieron que ETA utilizara Portugal como «base logística».
Cuando regresaron a Francia, después de la «campaña de verano» de 2002, escribieron una «autocrítica» en la que narraban los atentados. El papel, escrito de su puño y letra por Otegi, fue encontrado en poder del cabecilla Fernández Iradi, «Susper».