http://www.cadenaser.com/espana/articulo/detenidos-comprar-mujeres-obligarlas-prostituirse-san-carlos-rapita-tarragona/csrcsrpor/20100819csrcsrnac_4/Tes
En el momento de los arrestos, el grupo supuestamente se estaba lucrando de la explotación sexual de 11 mujeres de entre 19 y 38 años, que habían llegado a España bajo una falsa apariencia de relación sentimental, con promesas de una vida mejor en Cataluña.
Según la investigación policial, dirigida por el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Amposta e iniciada hace poco más de un mes, cuando las mujeres llegaban a Tarragona eran vendidas a un grupo violento de proxenetas y se veían obligadas a ejercer la prostitución a pie de carretera.
Si ellas se resistían a prostituirse, recibían amenazas de muerte, agresiones físicas y sexuales y vejaciones, siendo uno de los casos más graves el de una mujer que permaneció encerrada en un domicilio durante cinco días, siendo agredida y violada constantemente para, finalmente, volver a la carretera a continuar con la prostitución.
Las mujeres debían realizar cualquier tipo de servicio demandado por el cliente, incluso sin protección ni precaución, para después entregar todo el dinero de la jornada a los proxenetas. En caso de embarazo, las obligaban a continuar con la prostitución hasta un avanzado estado de gestación y, posteriormente, las hacían abortar de forma temeraria llegando a poner en peligro su vida.
En el momento de los arrestos, el grupo supuestamente se estaba lucrando de la explotación sexual de 11 mujeres de entre 19 y 38 años, que habían llegado a España bajo una falsa apariencia de relación sentimental, con promesas de una vida mejor en Cataluña.
Según la investigación policial, dirigida por el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Amposta e iniciada hace poco más de un mes, cuando las mujeres llegaban a Tarragona eran vendidas a un grupo violento de proxenetas y se veían obligadas a ejercer la prostitución a pie de carretera.
Si ellas se resistían a prostituirse, recibían amenazas de muerte, agresiones físicas y sexuales y vejaciones, siendo uno de los casos más graves el de una mujer que permaneció encerrada en un domicilio durante cinco días, siendo agredida y violada constantemente para, finalmente, volver a la carretera a continuar con la prostitución.
Las mujeres debían realizar cualquier tipo de servicio demandado por el cliente, incluso sin protección ni precaución, para después entregar todo el dinero de la jornada a los proxenetas. En caso de embarazo, las obligaban a continuar con la prostitución hasta un avanzado estado de gestación y, posteriormente, las hacían abortar de forma temeraria llegando a poner en peligro su vida.